sábado, 25 de marzo de 2017

Dressed for success

El otro día se me llenaron los ojos de lágrimas cuando me di cuenta que, mis alumnos de primero de primaria llevan conmigo la mitad de su vida. Ahora tienen entre 6 y 7 años y yo empecé con ellos cuando iban a Jirafas (P4) y algunos aún no habían cumplido los 4.

En estos tres años, hemos descubierto juntos su nombre, las letras, los números, los días de la semana, los meses del año, el orden de lista, canciones, bailes, emociones... A mi lado han leído y escrito sus primeras palabras, incluso, su primer libro de "Sant Jordi", han hecho sus primeras sumas, restas y estadísticas, han cocinado platos típicos de todo el mundo, han conocido el espacio, el cuerpo humano, la vida de las jirafas y los castores... 

Ahora que ya no son tan míos, porque los comparto con muchos profesores, veo como leen con soltura, escriben con agilidad y buena letra, se esfuerzan por ser "chicos elegantes" saliendo bien uniformados del colegio, apuntan y hacen sus deberes... y me doy cuenta de que todo el esfuerzo ha valido mucho la pena.

Después de 3 años juntos nos conocemos, nos queremos. Como decía en el post anterior, basta con solo una mirada.

La primera conclusión es que tengo la mejor profesión. Es muy gratificante. Ser profesora me permite acostarme cada día pensando que he hecho algo para ayudar a crecer a mis alumnos y levantarme cada mañana dando gracias a Dios por poder dedicarme a mi vocación.

¡La mejor profe💖sión!


La segunda conclusión a la que llego es: ¡qué rápido pasa el tiempo!

Y por último, pero no menos importante, es el papel crucial que ha jugado la autonomía que hemos dado a estos niños en estos 3 últimos años. Lo he repetido muchas veces en el blog y no me cansaré:



Queridos padres, invitad a vuestros hijos a resolver sus problemas por sí mismos, a organizar sus cosas, a ser responsables de algunas tareas, a defenderse ante los problemas, a buscar ayuda solo cuando es necesaria, a llevar a cabo sus propias rutinas en casa... 

Puedo confirmar que cuando llegan a tercero de Primaria, los niños más autónomos son más seguros, motivados y con capacidad de liderazgo mientras que aquellos que están más protegidos, no se atreven a dar un paso sin que la señorita o los papás se lo confirmen. A partir de cuarto, la falta de autonomía se traduce en mala organización, falta de constancia en el estudio, bajo rendimiento académico por falta de interés... ó, la esclavitud de papá o mamá; que se puede ir prolongando hasta que el contenido que se trabaja en el colegio ya no se domina en casa.

Dar autonomía a los niños es un esfuerzo enorme pero lograrlo genera unos beneficios exponencialmente superiores. ¡La autonomía sera su traje para el éxito!