miércoles, 30 de diciembre de 2015

Cuestión de fe

¡Feliz año nuevo! ¡Mis mejores deseos! ¡Feliz 2016! ¡Este año se cumplirán todos tus sueños!... Estos días no se oye otra cosa. Lo curioso es que es algo que podríamos repetir cada mes, cada día, cada hora o incluso cada minuto de nuestras vidas. Porque el tiempo es más que oro, es vida, y esa es una verdad como un templo. Que lo sepamos utilizar, o no, ya es otro asunto.



Todos disponemos de tiempo que dedicamos principalmente a nuestras obligaciones, a nuestras rutinas. El que nos sobra es el que podemos dedicar a lo que nos dé la gana. Lo ideal, que además parece lo lógico, es que lo dediquemos a aquello que nos hace feliz. En esto, los niños son verdaderos expertos.

Durante estos días he tenido la oportunidad de ver la película Little Boy (#LittleBoyMovie) de Eduardo Verástegui


Verástegui es un fervoroso católico cuya misión en los últimos años parece que se ha convertido en el apostolado a través del cine y las redes sociales, promoviendo los valores del Evangelio y el amor como base de las relaciones humanas. 

El eslogan de la película, "la fe mueve montañas", deja clara la invitación. El resumen podría ser: tú ten fe, que Dios hará el resto. Más allá de las cuestiones religiosas, del largometraje podemos extraer varias lecciones:

  • La cantidad de confianza o fe que ponemos en los demás es directamente proporcional a la motivación, al esfuerzo y a la dedicación en un determinado asunto o tarea.
  • La intensidad con la que creamos en nuestra capacidad para lograr las cosas será la misma que mueva a los demás a creerlo y actuar en consecuencia.
  • Las ilusiones verdaderas y profundas de los niños no se destruyen fácilmente. Siempre que sean sanas y positivas debemos alimentarlas y ayudarles en su lucha por alcanzarlas.
  • El esfuerzo y la perseverancia siempre valen la pena, aun cuando la meta parece complicada. La esperanza es lo último que uno debe perder.
  • Del amor brota más amor. Cuando educas desde el amor, en el amor y por amor plantas una semilla de la que seguro brotará más amor. El amor, que es en lo que se basa la fe, mueve montañas.
  • Las obras de caridad son el abono y el riego que la semilla del amor necesita para crecer.
  • Un niño (en realidad, cualquier ser humano) que se siente amado, a pesar del dolor, de las desgracias o del miedo, se siente seguro y es capaz de salir siempre adelante.



Mi deseo para el año que viene es que todos encontremos a nuestro "Little boy" en nuestros corazones para que seamos capaces de mover montañas. 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Prueba superada

Dice el refrán que "sarna con gusto no pica" y es cierto. Es cierto porque yo ahora mismo estoy K.O., agotada, hasta casi enferma... pero ¡¡¡tan contenta!!! Ha acabado el primer trimestre y los niños y yo lo hemos superado con éxito tanto académico como personal.


Hay tantas cosas que se llevan a cabo en un colegio y de las que nadie que no trabaje allí es consciente... Diciembre es un mes maratoniano que va más allá del festival de Navidad o de las manualidades. Se cierra un trimestre con todo lo que eso conlleva. Si al día a día normal le añadimos las evaluaciones, los álbumes, las campañas solidarias, las celebraciones internas, la decoración de la clase... se multiplica por tres este trabajo subyacente. Al final todo sale.

Empiezan las vacaciones y cargaremos pilas para volver con toda la energía renovada y seguir disfrutando de todos los momentos que me regala mi trabajo. 


Los niños viven (o deberían) estos días como algo tan especial y tan mágico que tenemos la obligación de avivar y promover esta ilusión cada vez que sea posible. Un Paje Real, un Santa Claus, un villancico, el árbol, el pesebre... Todo tiene implícito un mensaje de alegría, inocencia, sueños, diversión, felicidad... 
¡Qué etapa tan bonita! En mi opinión, la Navidad bien vivida es la mejor época del año en la vida de un niño.

¡Feliz Navidad!

miércoles, 16 de diciembre de 2015

¡Sorpresa!

Los niños son curiosos por naturaleza. Todo cuanto descubren les intriga, les fascina. Desde lo más insignificante hasta lo más impresionante para un adulto, es observado con estupefacción por quienes están despertando a la vida.


Sir Ken Robinson está convencido de que "las escuelas matan la creatividad" y en parte tiene razón. Y no sólo las escuelas, también los adultos. La realidad que hemos creado nos obliga a quitar importancia a lo que los niños dedicarían toda una tarde.

Conversación real en el patio del colegio, hoy a las 13h50':
Ignacio: - ¡Mira Srta. Ana: en el patio una colmena!
Ana: - ¿Dónde? -me acerco- ¡Cuidado, no toques!... ¿A ver?... No es una colmena, es sólo un agujero en la pared. 

Está claro que no hay que poner en peligro la salud y el bienestar de los niños. También es obvio que no vamos a mentir para mantener vivas algunas ilusiones pero siempre hay una tercera opción: el término medio. Qué distinta hubiera sido su reacción si yo hubiera dicho:

- ¿Tú crees? Ve a buscar una lupa para verlo mejor. ¡Quizá vivan otros animales!

¡De todo se aprende en esta vida!


El juego heurístico es la antesala de todo esto. Se da de forma natural en los niños a partir del año aproximadamente. Cuando sus habilidades motrices empiezan a desarrollarse los niños juegan con todos los objetos que tienen a su alcance, dándoles usos insólitos. A base de la metodología de prueba y error aprenden y ejercitan no sólo las habilidades motrices, también las cognitivas, las emocionales y las sociales, ya que se puede practicar en grupos reducidos. A partir de los dos años, el interés por jugar con "cosas" empieza a reemplazarse por el de jugar con juguetes aunque he podido comprobar que hasta P5 los niños son grandes exploradores y acumuladores de todo tipo de elementos.


Es imprescindible ofrecer al niño todo tipo de objetos "caseros" o naturales para que explore y manipule los distintos elementos utilizándolos de forma libre y creativa. 

¿Alguna idea?... Pues desde tapones de botella, chapas, pinzas, nueces, telas, cajas de cartón, corchos, palos de helado, cadenas, ovillos de lana, hasta pelotas de distintos tamaños, utensilios de cocina, botellas, anillas de cortina, conchas, pasando por llaves, CD's, coladores, rollos de papel de w.c., piedras...  Todo el material ofrecido debe ser de fácil manejo y muy variado en cuanto a color, textura, dimensiones... Es bueno recopilar al menos 15 tipos de objetos e irlos dosificando y combinando a lo largo de las distintas sesiones para lograr atraer la atención del niño.



 Es recomendable que haya material que permita apilarse o conetnerse así como distintas cajas vacías para que tengan la posibilidad de clasificar los objetos decidiendo ellos mismos el criterio para agruparlos. También se puede aprovechar el momento de recogida para trabajar la clasificación.

Aunque es una actividad que se puede realizar a diario hay que tener en cuenta que el interés de los niños decrece cuando ya conocen bien las posibilidades de los materiales que tienen delante. En ese caso, sería conveniente ir renovando el surtido de materiales con cosas nuevas que capten de nuevo su interés. Por otro lado, no podemos esperar que se entretengan indefinidamente con esta actividad, debemos poner fin cuando veamos que el niño empieza a distraerse y deja de explorar.


Con el juego heurístico estimulamos la percepción de las cualidades de los objetos: materia, textura, dimensión, volumen, peso, color u olor; descubre las leyes de la naturaleza como la gravedad y equilibrio, en base a las cuales realiza las primeras hipótesis y deducciones; aprende operaciones lógicas como la comparación o la clasificación, desarrolla su creatividad, su motricidad (especialmente la fina) y su orientación espacial, además de su observación o su concentración.
Con todo esto, los Reyes Magos no van a tener ninguna duda de cómo sorprender a los más pequeños de la casa para que éstos se sigan sorprendiendo.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Te suena?

Hace ya casi dos años compartí en un par de posts unas reflexiones sobre TDAH tras haber visto un vídeo sobre una charla de José Ramón Gamo. A raíz de unas dudas de una mamá con la que estuve hablando, le recomendé echar un vistazo al vídeo que creía que podía ayudarla a resolver sus inquietudes. 



Rescatando parte de sus palaras, podríamos destacar cinco puntos importantes:

En general entendemos mal la impulsividad en los niños TDAH ya que pensamos que esa impulsividad es el constante movimiento, la falta de razonamiento en la respuesta u la imposibilidad de concentrarse pero curiosamente, la impulsividad que sufre un niño con TDAH se debe a que los neurotransmisores que inundan el lóbulo frontal para activarlo se liberan de forma carencial o excesiva provocando ese mismo fallo. 

La medicación que habitualmente se receta ante este síndrome es la que se encarga de regular dichas irregularidades, valga la redundancia, en la liberación de neurotransmisores.


La impulsividad provoca a los niños una gran cantidad de problemas tanto en el aprendizaje como en las relaciones sociales ya que, al perder esos "filtros" que proporciona el lóbulo prefontal, el niño no es capaz de reflexionar a través de su memoria operativa sobre los datos o informaciones que recibe del exterior. Esto provoca que no pueda autorregular sus necesidades de contestar o interpretar esa información; permitiendo que el cerebro cognitivo trabaje sin filtrar: no se activa su memoria operativa en tiempo real recordándole que relacione los datos que tiene almacenados, con lo cual actúa en base al primer pensamiento de su cerebro cognitivo.

Además, para un niño diagnosticado de TDAH le resulta complicado ponerse una meta y lograrla, sobre todo si no hay recompensa, pero incluso cuando la haya porque ante una "tentación mayor", por su incapacidad de controlar el sistema ejecutivo del cerebro, toda recompensa quedará en el olvido para obtener el aquí y ahora más placentero que les tienta en ese momento. 

Por último, se da un efecto paradigmático en la memoria operativa: sólo recuerda lo que "le interesa" pero desactiva aquellas órdenes o informaciones que no le son significativas cada vez que entra otra.



"Hay que repetírselo mil veces, nunca termina lo que empieza,... pierde los juguetes, no comparte nada,... nos distrae,... se despista con cualquier cosa... no está quieto ningún minuto..." 

Lo más importante es tener un buen diagnóstico lo antes posible. ¡Una vez que todos entendemos qué le pasa, podemos ayudarle!

lunes, 30 de noviembre de 2015

Ole, ole y ole

Y así fue: ole, ole y ole.

Recibí una invitación para asistir a una conferencia de Victor Küppers y en esta ocasión sí pude ir. Ya me había perdido dos anteriores y algo me decía que a esta no podía fallar.

Ya había visto parte de su charla "Gestionar el entusiasmo" en TED y otras personas me habían hablado magníficamente de ella. Debo decir que en directo me fascinó, a pesar de ceñirse bastante a lo que yo ya conocía. Porque cuando vives entusiasmado, ole, ole y ole.


Aunque su enfoque está orientado más bien al ámbito familiar, es aplicable para cualquier persona, de cualquier edad, estado civil, sexo raza o religión.

Si tuviera que hacer una síntesis destacaría lo siguiente:


  • Todo en esta vida requiere tiempo, esfuerzo y dedicación.
  • Todos los seres humanos transmitimos sensaciones a través de nuestra actitud, sea cual sea nuestro estado de ánimo o nuestras circunstancias. La decisión de "ser una bombilla" e iluminar el camino por donde andamos es nuestra. Somos lo que transmitimos. Para Küppers, amabilidad y alegría son la mejor actitud que cualquier ser humano puede mostrar, de lo contrario eres un melón
  • Las prioridades de cada uno nos ayudan a tener objetivos e ilusiones. Küppers cita este juego de palabras de Stephen Covey: "Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante". No podemos vivir como pollos sin cabeza, que siguen corriendo tras ser decapitados, es decir, no podemos vivir sin rumbo, acomodarnos en una rutina y haciendo siempre lo mismo del mismo modo, porque eso no entusiasma, no carga las pilas. Las novedades, las sorpresas, los cambios nos llenan de energía, nos ilusionan, nos entusiasman... y eso se transmite.
  • Es una falacia eso de que es mejor dedicar a los hijos/pareja un tiempo corto pero de calidad que mucho tiempo pero sin entrega. Durante el tiempo que dedicamos a los nuestros debemos estar al 100% y obviamente, cuanto más tiempo, mejor.
  • Está demostrado que las personas alegres son más productivas. Lo contrario es ser un cenizo, siempre dando vueltas a lo negativo. Todos tenemos motivos para ser alegres. Todos. Es importante mantener el ánimo. A veces hay que buscar los motivos de nuestra alegría con herramientas como: 

    • La lista Seligman: escribir nuestros principales problemas y después clasificarlos en dramas o no dramas. Nos daremos cuenta de que la mayoría no son dramas si no circunstancias a resolver y mejorará nuestra actitud.
    • La lista Sharma: escribir 20 cosas fantásticas que tenemos o que nos han pasado y que nos ayudarán a ver lo positivo en cada momento.
  • La actitud se elige y marca la diferencia entre ser una gran persona y un mediocre, un merluzo según sus denominaciones. Hay una frase que dice "si yo cambio, aunque nada cambie, todo cambia".

Vivir entusiasmado requiere: reír, sonreír, ver el lado bueno de las cosas y de las personas, ser agradecido, dar sin recibir, sorprenderse de todo, disfrutar de lo que tenemos y de lo que somos. No es difícil pero requiere tiempo, esfuerzo y dedicación.

¿Cuándo empezamos?

Gracias Victor Küppers por un gran rato lleno de sentido común.

lunes, 23 de noviembre de 2015

¡No me gusta!

Pues resulta que la alimentación no solo tiene una incidencia directa sobre nuestro físico sino que también influye en nuestro desarrollo psicológico. Ofrecer una dieta saludable a los niños es garantizarles todas las herramientas para desarrollar todo su potencial, no solo en el cole, también en su vida cotidiana. Una dieta saludable nos ayuda a ser más fuertes, sanos, con mayor capacidad de resiliencia y más felices.

Según el programa "L'ofici d'educar" (El oficio de educar) en su capítulo sobre "Niños y alimentación consciente" emitido por Catalunya Ràdio, una exposición temprana a alimentos grasos podría reconfigurar el cuerpo de los niños de manera que siempre quieran ese tipo de alimentos.

Según Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación emocional y bienestar de la UB, las rutinas familiares giran en torno a la mesa y suelen ir acompañadas de otras muchas emociones que convierten esos momentos en algo más especial, que nos permiten experimentar un bienestar consciente. En los países desarrollados la alimentación destaca por su exceso tanto en cantidad como en calidad: demasiadas grasas y azúcares, sal, grasas animales... No obstante, los efectos de una alimentación sana repercuten en los genes que se transmiten de generación en generación así que las decisiones que tomamos relacionadas con la alimentación tienen un efecto directo sobre nuestra descendencia.

El resumen de lo que significa alimentación saludable es: evitar al máximo todos los alimentos procesados, consumir alimentos próximos a la naturaleza (frutas, verduras) e integrar el concepto de estacionalidad. 

Las chuches son el mayor enemigo en esta etapa: los niños tienen que entender que los azúcares (también los de la bollería industrial, zumos envasados...) les "quita las cosas buenas" que tienen en su organismo como el calcio o el hierro. Otra guerra es el pescado, algunas verduras... 


Es importante poner a su alcance toda la información, adecuada a su nivel, de manera que sean conscientes de qué necesita su cuerpo para funcionar bien. A partir de 3 o 4 años comprenden perfectamente el funcionamiento de la pirámide de los alimentos así como de lo que es saludable y lo que no. Puedo dar fe de ello porque el proyecto de Alimentos de P3 y P4 del curso pasado fue todo un éxito.


Los padres deben ser el principal ejemplo de una alimentación sana, una dieta rica y variada. Los niños hacen lo que ven, si mamá no come fruta o si papá nunca toma verdura cuando toca para cenar... difícilmente los niños querrán comérselo.

Mi profesora de alimentación decía: "con la insistencia llega la preferencia". Si queremos que los niños coman saludable, tenemos que insistir en ofrecerles una dieta de ese tipo, en especial aquellos alimentos más "complicados de vender". Con el tiempo, veremos como rechazan alimentos poco saludables. Ante el típico "no me gusta..." responderemos siempre: "pruébalo y si de verdad no te gusta, no te lo comes".





martes, 17 de noviembre de 2015

Purpurina

En un momento en que occidente llora unas muertes absurdas, tanto como todas las que provocan las guerras, el odio, el dinero y el poder en el resto del mundo; me resulta difícil escribir.


Educar para la Paz, por la Paz y en la Paz debería ser uno de los principales objetivos de cualquier sistema educativo. Hay dos metodologías que funcionan, y de hecho, son más eficaces si se aplican conjuntamente: amor y ejemplo.


Es nuestra obligación enseñar a los niños a canalizar sus emociones, en especial las negativas. Aprendiendo a controlarlas desarrollarán una personalidad fuerte que les ayudará a tomar las decisiones adecuadas en los momentos decisivos en sus vidas. 


Ser conscientes del torbellino de purpurina es el primer paso para lograr llevarla de nuevo a la calma y evitar males mayores.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Con-sentido

Un espacio, una pausa, un guión... pueden suponer una gran diferencia: por que no es lo mismo con  sentido que consentido. Ya está el humor español para encontrar el chiste fácil :p

Ahora bien, ambas, con sentido y consentido, tienen una relación inversamente proporcional. Cuanto más consentido está un niño, con menos sentido lo educan sus padres. Cuanto más sentido común tiene un niño, más exigentes han sido con él, más decisiones ha tenido que tomar y más consecuencias ha asumido. Obviamente, adecuadas a su nivel y a su edad.


Los padres con sentido, ponen límites a sus hijos y les dicen "no" cuando es necesario. Sus hijos se sienten seguros porque saben qué se espera de ellos, qué está bien y qué está mal, cómo deben comportarse en cada situación...

Los niños consentidos suelen ser déspotas, poco colaboradores, comodones, faltos de hábitos de conducta y ajenos al concepto de responsabilidad. El verdadero problema no es este, si no que de no tomarse medidas a tiempo, nos encontraremos con una generación de adultos incompetentes, acostumbrados a tenerlo todo fácil, hecho, logrado sin el más mínimo esfuerzo. Evitar que realicen sus tareas diarias no los hará mejores, ni más buenos. No guardarán mejor recuerdo de su infancia. Les hará indefensos en el futuro.


En un artículo publicado en La Vanguardia en 2009, desde la Fundación Pere Tarrés, su entonces director general advertía: 
Se trata de transmitir tres valores -orden, esfuerzo, respeto- enseñando al pequeño a recoger los juguetes y por cansado que esté, exigirle que lo haga cada día. Así interiorizará ese comportamiento. Y como eso, todo. Nunca eximirle porque estudia mucho (o porque es pequeño, aportación personal).
El egocentrismo propio de la primera edad acompañado de la indiferencia, la indulgencia, o la condescendencia de los padres... es una mala combinación para una dar a los niños una buena educación. Desemboca en falta de autocontrol y de inseguridad durante la infancia que, para cuando llega la adolescencia ya es, quizá, demasiado tarde tratar de corregir.


Es importante transmitirles el sentido de responsabilidad y la cultura del esfuerzo con tareas concretas ya adaptadas a su edad de manera que con normas, pautas, límites, cariño, ejemplo y alegría hagan por sí mismo las cosas con-sentido.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Juntos pero no revueltos

En más de una ocasión hemos hablado de la influencia, positiva o negativa, que pueden causar las etiquetas en los niños. Cuando la etiqueta es positiva, es un elemento poderoso; recordad el post sobre Thomas Edison. No obstante, cuando la etiqueta es negativa, el nivel de motivación y de interés del niño por esa determinada actividad desciende en picado.

Luego hay otro tipo de etiquetas, las que la sociedad nos impone:


Este post es delicado puesto que trabajo en una escuela en la que desde primero de primaria las clases se separan entre niños y niñas. Por otro lado, yo me he educado en un colegio de niñas en el que he sido muy feliz y he logrado un desarrollo personal, social, profesional... excelente (entendiendo por excelente que me siento realizada en todos los sentidos).

Hoy en día, en el mundo de la educación, este tipo de centros son la minoría. Existen argumentos sólidos para apostar por la opción mixta, como que la sociedad lo es. Los centros de educación diferenciada ofrecen un aprendizaje más personalizado y orientado al tipo de desarrollo cognitivo y madurativo que viven los alumnos. Podría extraerse de esta reflexión que este tipo de colegios etiquetan a sus alumnos y discriminan por razón de sexo, pero sería un inmenso error.


Partiendo de la premisa que toda persona, hombre o mujer, tiene los mismos derechos y deberes ante la ley y la misma dignidad ante la sociedad, no podemos obviar que existen diferencias en lo que se refiere a maduración biológica (que se intensifican en la adolescencia), física, intereses, relaciones sociales... De hecho, lejos de lo que se pudiera pensar, la educación diferenciada rompe estereotipos dentro de las aulas, eliminando la idea de que existen materias de chicos y otras de chicas o actividades para unos u otros.

Y es en este punto donde se enlazan las etiquetas con la educación diferenciada. Ofrecerles una educación que les lleve a la excelencia es un deber y una responsabilidad nuestra. 



Niños y niñas nacen con las mismas habilidades y talentos, con las mismas posibilidades y derechos de aprendizaje. Los estereotipos surgen cuando se eliminan de los intereses y las inquietudes de los alumnos ciertas actividades o juegos por que "son de niñas" o "son de niños". Todos somos aptos para llevar a cabo cualquier labor o tarea, siempre y cuando se respete nuestra madurez y desarrollo cognitivo tanto como nuestros gustos e intereses.  Porque una niña puede ser astronauta o detective tanto como un niño. Un niño cocinero, o poeta tanto como una niña.  Lo importante, en cualquiera de los casos es que sean felices.

lunes, 26 de octubre de 2015

Secretos

En Highlands nos gusta llevar a la práctica las formaciones que recibimos. Tal y como ya os conté en otro post, en septiembre tuvimos la suerte de contar con la presencia de Daniel Gabarró en nuestro calendario de formación para el profesorado. Su propuesta se orientaba a la aplicación de los PNL para la reducción de las faltas de ortografía en los alumnos, sin embargo, quiso ofrecernos más. Resulta que Daniel Gabarró ha creado un campus virtual con una serie de materiales muy valiosos pero gratuitos y de gran utilidad para "la transformación positiva de la vida de las personas".

Profesores y personal no docente hemos entrado a "cotillear" esos recursos y, sin duda, vamos a utilizarlos para lograr dicha transformación. De hecho, ya estamos en ello. Hace unos días, la Srta. María Castells, psicóloga del colegio, llevó a cabo un taller de prevención del acoso escolar dentro del programa de integración escolar. Los alumnos están trabajando la virtud del respeto durante el mes de octubre y a María le pareció oportuno que comprendieran que, a veces, los secretos que nos confían los amigos hay que contarlos, sin que eso suponga faltarle al respeto o ser un chivato y alguien desleal. De hecho, lo que pretendía era que los niños vieran la importancia y la necesidad de respetarse a uno mismo y a los demás, cosa que los secretos no siempre permiten. Para ello tomó las palabras que Gabarró expone en este vídeo:

Si no puedes verlo pincha aquí.

Como veis, el objetivo principal del taller es proteger a los alumnos susceptibles de ser víctimas acoso escolar, animar a los observadores a contarlo para ayudar a las víctimas a salir de esa situación y ayudar a los acosadores a reconducir su conducta.

Nuestra psicóloga consideró más adecuado explicárselo con imágenes y ejemplos a los alumnos de primero a tercero de primaria; mientras que a los mayores les puso el vídeo de Daniel Gabarró y establecieron un pequeño debate en el que todos opinaban y buscaban situaciones concretas para saber si iban, o no, bien encaminados. A pesar de mostrar algo más de resistencia a la hora de concretar qué secretos iban a revelar a partir de entonces, el mensaje que acababan de recibir no dejó a nadie indiferente.

Durante la actividad, María centró la atención de los niños en el paralelismo que existe entre quererse mucho a uno mismo y proteger la propia identidad. Así, poco a poco, fue explicando que hay veces que tenemos que decir las cosas que sentimos, que nos suceden o que nos han contado y no por eso vamos a ser chivatos. Nadie puede dejar que le hagan sufrir ni tampoco puede permitir que otros sufran sin hacer nada para evitarlo. Así de bien es como lo entendió una niña de primero de primaria que también se llama María; ella lo tiene claro: 

Si no puedes verlo pincha aquí.
"...Si un compañero te fastidia y te duele por dentro, entonces se lo tienes que decir a un mayor, o si un mayor te dice: "no le digas esto a tus padres", se lo tienes que decir. Tus padres te escuchan, te entienden... te quieren. 
Si habéis planeado una merienda con tu amigo, no se lo digas a tus padres que has invitado a tu amigo si ellos no te han dejado..."
Es bueno encontrar momentos en familia para que todos esos secretos que guardamos y que nos hacen daño o hacen daño a los demás salgan a la luz, lograremos paz, alivio, comprensión y ayuda. Los papás y los maestros debemos generar ese clima de confianza y de confidencias buscando momentos de encuentro que ayuden a los niños a compartir sus alegrías y sus ilusiones tanto como sus angustias y sus preocupaciones.


lunes, 19 de octubre de 2015

Sin condiciones

Los padres quieren a sus hijos sin condiciones, o así debería de ser. Del mismo modo, los maestros educan a sus alumnos sin condiciones, o así debería de ser. Me refiero a no poner condiciones en el amor. Sean como sean, el amor debe ser el motor que impulsa a padres y maestros a llevar a cabo su labor educativa. Es algo que nace de lo más profundo de la vocación.


El otro día una amiga me leyó una historia que logró ponerme la piel de gallina:
Hace muchos años, un día como otro cualquiera, un niño llegó a casa y le dio a su mamá una nota: "mi maestro me dio esta nota para ti y me dijo que no la abriera bajo ningún concepto; que te la entregara".
La madre leyó la nota en silencio. Al terminar tenía los ojos llenos de lágrimas. El niño le preguntó:- Mamá, ¿por qué lloras?- Tu maestro me ha escrito esto: "Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros ni recursos suficientes para enseñarle, por lo que deberá educarle usted en casa".
Y así fue. Muchos años después la madre de Edison falleció. Años más tarde, aquel niño convertido en hombre estaba revolviendo las cosas que tenía guardadas de su madre y encontró un papel doblado. Lo cogió y lo abrió. En el papel estaba escrito "Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela." Paralizado, lloró por horas. Más tarde escribió en su diario:
"Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero gracias a una madre heroica se convirtió el el genio del siglo."

Y es que ese amor sin condiciones que nos ofrecen las personas que tenemos por referentes y que despierta sentimientos de seguridad y confianza en uno mismo, son el impulso y la compañía que los niños necesitan para su desarrollo integral. La influencia que ejerció esta mujer en el autoconcepto de su hijo fue tan poderosa que consiguió encontrar un genio en alguien a quien otros rechazaban por falta de capacidades.

Si la reacción de la madre hubiera sido la de revelar la verdad a su hijo o trasladarle sus miedos y frustraciones, probablemente sólo habría logrado hacer realidad aquello que ponía en la carta: un hijo mentalmente enfermo, desmotivado, sin autoestima y con un concepto de sí mismo negativo y de incompetencia.


Una inyección de confianza ciega y de creencia en los niños es la mejor vacuna contra los retos y las metas que parecen más imposibles. Si creemos de verdad en las habilidades, las capacidades y las virtudes de los niños, con toda certeza se materializaran de un modo u otro.

lunes, 12 de octubre de 2015

¡Manos a la obra!

Os presento a Javi. Es mi sobrino. Tiene 4 años, va a P5, es de los pequeños de la clase ya que nació en diciembre. A pesar de eso y además de ser guapísimo, es un lince a nivel de lectura. 

La "tecnología" Blogger no permite abrir el vídeo desde Iphone, Ipad...
Mejor abrir con Google

Siempre ha mostrado interés y motivación por el mundo de las letras y, a base de acercarse a los cuentos y de fomentarlo mucho en casa, ha aprendido de forma "autodidacta". Además, Javi tiene muy buena memoria, retiene todo tipo de datos e historias: desde el gol del Barça al Levante en el partido de Copa de 2008 hasta aquello que nos pasó aquel día que estábamos juntos en el súper y... Su razonamiento lógico también es bueno, es capaz de deducir y comparar situaciones y de ofrecer respuestas a distintos tipos de problemas. Domina el contaje, la seriación, el cálculo... y su vocabulario y su expresión oral son excelentes. 

Cuando un niño pequeño tiene un nivel de lenguaje tan desarrollado, independientemente del nivel del resto de habilidades, invita a pensar que su coeficiente intelectual está por encima de la media. No siempre es cierto. Hay que ver el conjunto, desde el habla hasta las habilidades sociales, pasando por el razonamiento lógico-matemático, el desarrollo motor, la autonomía o la motricidad fina.


María, mi hermana, consciente de los puntos fuertes y no tan fuertes de su hijo me pidió que le mandara una propuesta para reforzar la motricidad fina de Javi. Tras una evaluación casera, a modo de juego, he observado que Javi no hace correctamente la pinza digital y que tiene poca fuerza en sus dedos. A pesar de que su desempeño en la escritura es correcto, su trazo, no es siempre continuo y su dibujo (especialmente la figura humana) es bastante inmaduro. 


En base a esto, ahí va mi consejo a todos los papás de Javis del mundo:

1. Fomentar la autonomía mejora la motricidad fina: abrocharse solo los botones, abrir y cerrar cremalleras, coger objetos pequeños (al poner la mesa, al recoger juguetes, al preparar su mochila...), abrocharse los cinturones de las sillitas del coche, usar correctamente los cubiertos (dando por hecho que comen solos), servirse agua, abrir y cerrar botellas, abrir los envases de las meriendas (galletas, barritas de chocolate...), y un largo etc. de todo aquello que sabéis que pueden hacer solos pero os anticipáis para terminar rápido. Es una inversión a futuro, vale la pena ser pacientes durante un tiempo.

2. Evitar a toda costa las pantallas: TV, tablets, móviles y maquinitas varias. Dedicar ese tiempo a juegos de cualquier tipo, en especial los relacionados con la motricidad fina o el juego simbólico.

3. Corregir siempre la posición de los dedos de manera que haga una correcta pinza al usar cualquier utensilio: lápices, colores, pinceles, cubiertos...

4. Ofrecer materiales variados para trabajar la motricidad fina fomentando el gesto de la pinza en todas las actividades.

  • Jugar con pinzas de tender la ropa: tender, hacer "serpientes" uniendo unas con otras, ponerlas en un soporte rígido...
  • Meter pajitas de refresco por los agujeros de un colador o granos de arroz por las pajitas.
  • Ensartar cuentas y bolas, pasta, piezas... en cordones de mayor a menor grosor según el progreso
  • Jugar a pinchitos
  • Jugar a Mikado
  • Jugar a construcciones de pieza pequeña. El modelo clásico de LEGO entraña una mayor dificultad de construcción pero implica más fuerza con las manos para unir y separar las piezas.
  • Dibujar y colorear
  • Modelar plastilina, barro, limpiapipas...
  • Ensartar gomas y coleteros en cilindros (rollos de papel de cocina o de papel de plata)
  • Clasificar legumbres variadas
  • Pegar y despegar pegatinas o cromos
  • En juegos de cartas, dejar que Javi reparta a cada jugador, cuente...
  • Abotonarse y desabotonarse la ropa
  • Subirse y bajarse las cremalleras
  • Abrir los envases de comidas y bebidas (yogures, madalenas, chocolatinas, zumos, refrescos,...)
  • Pelar furtas como el plátano o la mandarina
  • Cortar celo en su soporte
  • Desatar nudos
  • Jugar con pelotas de presión o antiestrés, haciendo fuerza.
  • Tapar y destapar cierres a presión (rotuladores, tuppers,...)
  • Los denominados "Quiet books" también son una opción divertida y completa

En cualquiera de estas actividades es imprescindible que estemos atentos a que se ejerciten especialmente los dedos implicados en la pinza digital y se haga de forma correcta.

Estoy segura de que con un poco de paciencia y práctica la mano de Javi estará a la altura del resto de sus habilidades. Hoy más que nunca ¡manos a la obra!

PD: Gracias Javi y papás por dejarme compartirlo, ¡espero haberos ayudado!

lunes, 5 de octubre de 2015

Lo que tú digas

La capacidad de persuasión de los adultos sobre los niños es directamente proporcional al nivel de autoridad y de seguridad que ofrecen los primeros a los segundos. Cuando un niño confía en ti, sabe que a tu lado está seguro, comprende lo que esperas de él y está convencido de que lo quieres y lo aceptas tal como es, valorando sus éxitos y apoyándolo en sus err... aprendizajes; entonces digas lo que digas y hagas lo que hagas, te creerá. Querrá agradarte, complacerte, darte la razón... a toda costa.


Recuerdo la influencia que ejercí el año pasado en mis niños de P3 y P4 a través de los proyectos que planteamos en la clase relacionados con el cuerpo humano, la alimentación y el reciclaje. Los papás desesperados me decían que ya no podían beber Coca-Cola por que yo había dicho que no era buena para los riñones y que en cambio tenían que beber agua para hidratar su cerebro. También tuvieron que añadir más frutas a los desayunos del cole y reducir el McDonald's y la pizza para llevar una dieta saludable y cambiar el papel de aluminio y las bolsas de plástico del almuerzo por tuppers que se pueden reutilizar. Y todo, por que lo dice la Srta. Ana... 



Esto es una ventaja para los educadores -padres y maestros- que nos pone en situación de reconducir actitudes y situaciones a nuestro antojo sin que parezca que les quitamos la razón o que ponemos límites a su voluntad. Eso sí, primero hay que ganarse ese respeto fruto del equilibrio entre afecto y autoridad y, en segundo lugar, hay que saber usar bien la estrategia. No vayamos a subestimar su inteligencia.


Se trata de ser muy selectivos a la hora de influir, dejando en sus manos las decisiones que van a forjar su desarrollo integral pero reorientando aquellas que no sacan lo mejor de ellos. Como responsables de su educación, tenemos la obligación de buscar su mayor beneficio, enriquecimiento y desarrollo partiendo de aquellas virtudes y valores que transmitimos tanto con nuestras palabras como, y sobre todo, con nuestros actos.

lunes, 28 de septiembre de 2015

No dan tregua

Hay momentos en que los niños no dan tregua. No se cansan de hacer cosas, de divertirse, de hablar, de preguntar... A veces, en esos momentos, los adultos no estamos a la altura. He encontrado esta imagen que podría ser una buena receta para los que estamos comprometidos e implicados con la educación.


El otro día me preguntaban "¿eres una profe exigente o cariñosa?" a lo que contesté "mucho de las dos cosas". Y expliqué que, bajo mi punto de vista, los niños que se sienten exigidos suelen sentirse valorados y en consecuencia queridos. Lo difícil es encontrar el equilibrio. Saber seleccionar muy bien aquello que queremos que aprendan o que valoren es complicado, y más aún ser "intransigente" al respecto, procurando que lo consigan. Y no me refiero a no pasar una, a ser inflexible o duro, sino a perseverar, a ser paciente, a insistir, a repetir... 

Porque exigir cada día algo distinto supone no exigir nada, del mismo modo que exigir sin hacer un seguimiento o sin dar ejemplo cae en saco roto. "Pero entonces, ¿dónde queda el afecto? ¿cómo dar cariño cuando no cedes o te pones muy serio en ciertas cosas?". Pues queda en los gestos, en las miradas, en la compañía, en el tono, en la sonrisa, en la cercanía, en la disponibilidad, en las felicitaciones por los logros, en la dulzura al corregir, en la paciencia infinita al repetir por enésima vez lo mismo... Y es que para mí, exigencia y afecto van de la mano.


Entre afecto y sobreprotección también se produce una confusión que, a mis ojos, puede ser una influencia negativa para el desarrollo del niño. Porque querer a un niño no es sinónimo de no dejarle crecer, ni de tener que ser su amigo. Hay personas que se empeñan en rodear de algodón la infancia, evitando a los niños disgustos, fracasos, decepciones,... realidades al fin y al cabo. Otros optan por adelantar la llegada de la niñez o la pre-adolescencia, pasando de puntillas por la infancia. Dar libertad al niño para vivir la niñez como le corresponde sin dejar a un lado el desarrollo de su personalidad, a través de la autonomía; implica acompañarles en el camino de la vida tirando de su mano lo justo para que tengan que aligerar el paso pero siempre disfrutando del paseo.


lunes, 21 de septiembre de 2015

¡BINGO!

Premios. Premios por cenar todo, premios por portarse bien, premios por obedecer a la primera, premios por ir al cole contentos, premios por ordenar, por no pelear con los hermanos, por irse a la cama cuando lo mandan, por no levantarse por las noches, por terminar un curso, por pasar al siguiente, por no hacer pataleta, por que es el cumple de tu hermano y no vas a quedarte sin regalos... Premios por todo y a cada momento. 

Mi opinión es contraria. Yo lo llamo chantaje. De los padres a los niños, que los convencen (con dudoso éxito) de determinadas conductas o acciones a cambio de unas chuches, un juguete, un rato de Ipad o de TV, un plan el fin de semana, un capricho, irse a dormir más tarde... En fin, es tan fácil ganar algo que parece el bingo.


También se producen en el otro sentido, de los niños a los papás. Me voy a la cama si..., cuando recoja me llevas a..., si ceno rápido me dejas un ratito... Aprenden rápido, nos imitan. Entonces no vale decir haz esto porque sí o porque lo digo yo que soy tu madre (padre); porque hace cinco minutos le habíamos dado un premio por haber hecho otra cosa que precisamente habías dicho tú, mamá (papá).


Los premios no educan. Me atrevería decir que su efecto es justo el contrario. Ahora bien, como en toda norma, siempre hay algunas excepciones. El sentido común será el que nos ayude a ver cuáles. 


¿Cuál es la alternativa, la solución? Educar a través de la motivación intrínseca. No vende tanto, la verdad. Es más difícil de colocar pero lograrlo supone un beneficio enorme para desarrollo integral. Un niño que sabe motivarse intrínsecamente, que tiene ganas de mejorar, de crecer, de aprender, de hacer felices a los de su alrededor... por que sí, va a saber encontrar la motivación en las demás áreas de su vida.

Además, despertar en el niño las ganas de ser mayor y responsable, bueno, obediente, amable..., inculcar toda una serie de valores que acaben por transformarse en parte de su carácter es sembrar las mejores semillas para recoger los mejores frutos en el futuro.