miércoles, 30 de diciembre de 2015

Cuestión de fe

¡Feliz año nuevo! ¡Mis mejores deseos! ¡Feliz 2016! ¡Este año se cumplirán todos tus sueños!... Estos días no se oye otra cosa. Lo curioso es que es algo que podríamos repetir cada mes, cada día, cada hora o incluso cada minuto de nuestras vidas. Porque el tiempo es más que oro, es vida, y esa es una verdad como un templo. Que lo sepamos utilizar, o no, ya es otro asunto.



Todos disponemos de tiempo que dedicamos principalmente a nuestras obligaciones, a nuestras rutinas. El que nos sobra es el que podemos dedicar a lo que nos dé la gana. Lo ideal, que además parece lo lógico, es que lo dediquemos a aquello que nos hace feliz. En esto, los niños son verdaderos expertos.

Durante estos días he tenido la oportunidad de ver la película Little Boy (#LittleBoyMovie) de Eduardo Verástegui


Verástegui es un fervoroso católico cuya misión en los últimos años parece que se ha convertido en el apostolado a través del cine y las redes sociales, promoviendo los valores del Evangelio y el amor como base de las relaciones humanas. 

El eslogan de la película, "la fe mueve montañas", deja clara la invitación. El resumen podría ser: tú ten fe, que Dios hará el resto. Más allá de las cuestiones religiosas, del largometraje podemos extraer varias lecciones:

  • La cantidad de confianza o fe que ponemos en los demás es directamente proporcional a la motivación, al esfuerzo y a la dedicación en un determinado asunto o tarea.
  • La intensidad con la que creamos en nuestra capacidad para lograr las cosas será la misma que mueva a los demás a creerlo y actuar en consecuencia.
  • Las ilusiones verdaderas y profundas de los niños no se destruyen fácilmente. Siempre que sean sanas y positivas debemos alimentarlas y ayudarles en su lucha por alcanzarlas.
  • El esfuerzo y la perseverancia siempre valen la pena, aun cuando la meta parece complicada. La esperanza es lo último que uno debe perder.
  • Del amor brota más amor. Cuando educas desde el amor, en el amor y por amor plantas una semilla de la que seguro brotará más amor. El amor, que es en lo que se basa la fe, mueve montañas.
  • Las obras de caridad son el abono y el riego que la semilla del amor necesita para crecer.
  • Un niño (en realidad, cualquier ser humano) que se siente amado, a pesar del dolor, de las desgracias o del miedo, se siente seguro y es capaz de salir siempre adelante.



Mi deseo para el año que viene es que todos encontremos a nuestro "Little boy" en nuestros corazones para que seamos capaces de mover montañas. 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Prueba superada

Dice el refrán que "sarna con gusto no pica" y es cierto. Es cierto porque yo ahora mismo estoy K.O., agotada, hasta casi enferma... pero ¡¡¡tan contenta!!! Ha acabado el primer trimestre y los niños y yo lo hemos superado con éxito tanto académico como personal.


Hay tantas cosas que se llevan a cabo en un colegio y de las que nadie que no trabaje allí es consciente... Diciembre es un mes maratoniano que va más allá del festival de Navidad o de las manualidades. Se cierra un trimestre con todo lo que eso conlleva. Si al día a día normal le añadimos las evaluaciones, los álbumes, las campañas solidarias, las celebraciones internas, la decoración de la clase... se multiplica por tres este trabajo subyacente. Al final todo sale.

Empiezan las vacaciones y cargaremos pilas para volver con toda la energía renovada y seguir disfrutando de todos los momentos que me regala mi trabajo. 


Los niños viven (o deberían) estos días como algo tan especial y tan mágico que tenemos la obligación de avivar y promover esta ilusión cada vez que sea posible. Un Paje Real, un Santa Claus, un villancico, el árbol, el pesebre... Todo tiene implícito un mensaje de alegría, inocencia, sueños, diversión, felicidad... 
¡Qué etapa tan bonita! En mi opinión, la Navidad bien vivida es la mejor época del año en la vida de un niño.

¡Feliz Navidad!

miércoles, 16 de diciembre de 2015

¡Sorpresa!

Los niños son curiosos por naturaleza. Todo cuanto descubren les intriga, les fascina. Desde lo más insignificante hasta lo más impresionante para un adulto, es observado con estupefacción por quienes están despertando a la vida.


Sir Ken Robinson está convencido de que "las escuelas matan la creatividad" y en parte tiene razón. Y no sólo las escuelas, también los adultos. La realidad que hemos creado nos obliga a quitar importancia a lo que los niños dedicarían toda una tarde.

Conversación real en el patio del colegio, hoy a las 13h50':
Ignacio: - ¡Mira Srta. Ana: en el patio una colmena!
Ana: - ¿Dónde? -me acerco- ¡Cuidado, no toques!... ¿A ver?... No es una colmena, es sólo un agujero en la pared. 

Está claro que no hay que poner en peligro la salud y el bienestar de los niños. También es obvio que no vamos a mentir para mantener vivas algunas ilusiones pero siempre hay una tercera opción: el término medio. Qué distinta hubiera sido su reacción si yo hubiera dicho:

- ¿Tú crees? Ve a buscar una lupa para verlo mejor. ¡Quizá vivan otros animales!

¡De todo se aprende en esta vida!


El juego heurístico es la antesala de todo esto. Se da de forma natural en los niños a partir del año aproximadamente. Cuando sus habilidades motrices empiezan a desarrollarse los niños juegan con todos los objetos que tienen a su alcance, dándoles usos insólitos. A base de la metodología de prueba y error aprenden y ejercitan no sólo las habilidades motrices, también las cognitivas, las emocionales y las sociales, ya que se puede practicar en grupos reducidos. A partir de los dos años, el interés por jugar con "cosas" empieza a reemplazarse por el de jugar con juguetes aunque he podido comprobar que hasta P5 los niños son grandes exploradores y acumuladores de todo tipo de elementos.


Es imprescindible ofrecer al niño todo tipo de objetos "caseros" o naturales para que explore y manipule los distintos elementos utilizándolos de forma libre y creativa. 

¿Alguna idea?... Pues desde tapones de botella, chapas, pinzas, nueces, telas, cajas de cartón, corchos, palos de helado, cadenas, ovillos de lana, hasta pelotas de distintos tamaños, utensilios de cocina, botellas, anillas de cortina, conchas, pasando por llaves, CD's, coladores, rollos de papel de w.c., piedras...  Todo el material ofrecido debe ser de fácil manejo y muy variado en cuanto a color, textura, dimensiones... Es bueno recopilar al menos 15 tipos de objetos e irlos dosificando y combinando a lo largo de las distintas sesiones para lograr atraer la atención del niño.



 Es recomendable que haya material que permita apilarse o conetnerse así como distintas cajas vacías para que tengan la posibilidad de clasificar los objetos decidiendo ellos mismos el criterio para agruparlos. También se puede aprovechar el momento de recogida para trabajar la clasificación.

Aunque es una actividad que se puede realizar a diario hay que tener en cuenta que el interés de los niños decrece cuando ya conocen bien las posibilidades de los materiales que tienen delante. En ese caso, sería conveniente ir renovando el surtido de materiales con cosas nuevas que capten de nuevo su interés. Por otro lado, no podemos esperar que se entretengan indefinidamente con esta actividad, debemos poner fin cuando veamos que el niño empieza a distraerse y deja de explorar.


Con el juego heurístico estimulamos la percepción de las cualidades de los objetos: materia, textura, dimensión, volumen, peso, color u olor; descubre las leyes de la naturaleza como la gravedad y equilibrio, en base a las cuales realiza las primeras hipótesis y deducciones; aprende operaciones lógicas como la comparación o la clasificación, desarrolla su creatividad, su motricidad (especialmente la fina) y su orientación espacial, además de su observación o su concentración.
Con todo esto, los Reyes Magos no van a tener ninguna duda de cómo sorprender a los más pequeños de la casa para que éstos se sigan sorprendiendo.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Te suena?

Hace ya casi dos años compartí en un par de posts unas reflexiones sobre TDAH tras haber visto un vídeo sobre una charla de José Ramón Gamo. A raíz de unas dudas de una mamá con la que estuve hablando, le recomendé echar un vistazo al vídeo que creía que podía ayudarla a resolver sus inquietudes. 



Rescatando parte de sus palaras, podríamos destacar cinco puntos importantes:

En general entendemos mal la impulsividad en los niños TDAH ya que pensamos que esa impulsividad es el constante movimiento, la falta de razonamiento en la respuesta u la imposibilidad de concentrarse pero curiosamente, la impulsividad que sufre un niño con TDAH se debe a que los neurotransmisores que inundan el lóbulo frontal para activarlo se liberan de forma carencial o excesiva provocando ese mismo fallo. 

La medicación que habitualmente se receta ante este síndrome es la que se encarga de regular dichas irregularidades, valga la redundancia, en la liberación de neurotransmisores.


La impulsividad provoca a los niños una gran cantidad de problemas tanto en el aprendizaje como en las relaciones sociales ya que, al perder esos "filtros" que proporciona el lóbulo prefontal, el niño no es capaz de reflexionar a través de su memoria operativa sobre los datos o informaciones que recibe del exterior. Esto provoca que no pueda autorregular sus necesidades de contestar o interpretar esa información; permitiendo que el cerebro cognitivo trabaje sin filtrar: no se activa su memoria operativa en tiempo real recordándole que relacione los datos que tiene almacenados, con lo cual actúa en base al primer pensamiento de su cerebro cognitivo.

Además, para un niño diagnosticado de TDAH le resulta complicado ponerse una meta y lograrla, sobre todo si no hay recompensa, pero incluso cuando la haya porque ante una "tentación mayor", por su incapacidad de controlar el sistema ejecutivo del cerebro, toda recompensa quedará en el olvido para obtener el aquí y ahora más placentero que les tienta en ese momento. 

Por último, se da un efecto paradigmático en la memoria operativa: sólo recuerda lo que "le interesa" pero desactiva aquellas órdenes o informaciones que no le son significativas cada vez que entra otra.



"Hay que repetírselo mil veces, nunca termina lo que empieza,... pierde los juguetes, no comparte nada,... nos distrae,... se despista con cualquier cosa... no está quieto ningún minuto..." 

Lo más importante es tener un buen diagnóstico lo antes posible. ¡Una vez que todos entendemos qué le pasa, podemos ayudarle!