lunes, 30 de junio de 2014

Ya no es lo que era...

La psicomotricidad es la disciplina que relaciona el desarrollo cognitivo con el motor, de manera que cerebro y movimiento del ser humano trabajan de forma unánime y coordinada. Su puesta en práctica favorece la maduración de las funciones neuromotrices.


Hasta los 7 años, el aprendizaje de un niño es absolutamente global, por lo que el conocimiento del propio cuerpo, su movimiento y su desarrollo forman parte de dicho aprendizaje. Educar al propio cuerpo lleva a un alto nivel de autoconocimento y a una relación más eficiente de uno mismo con el entorno.

El desarrollo psicomotor se produce gracias al desarrollo de distintos aspectos: esquema corporal, tonicidad, control postural y respiratorio, estructuración espacial y temporal, lateralidad, capacidad perceptiva y el control motor práxico (control de todas las informaciones psicomotrices para llevar a cabo un acto motor voluntario).

Todos estos aspectos se pueden trabajar desde el nacimiento del niño, respetando la etapa en la que se encuentran y adaptando los ejercicios y la estimulación a dicha etapa. Con el gateo la propioceptividad se desarrolla a una velocidad mayor y a partir del momento en que el bebé empieza a andar, el abanico de posibilidades de movimiento del niño se amplia enormemente y en consecuencia, el tipo de ejercicios que puede llevar a cabo. 


Un desarrollo neuromotor (o psicomotor) infantil adecuado favorece el desarrollo de otras áreas cognitivas.Es evidente que es un aspecto importantísimo para el desarrollo infantil. No se trata de que los niños sean Ironmans, sino de estimular los aspectos neuromotores en su día a día a través del movimiento y las habilidades perceptivas y sensitivas.

Enrique y Ana con la Yenka, los Payasos de la Tele o Xuxa con sus coreografías e incluso Cantajuegos con La Tetera, la taza...,  fueron, en su día, grandes promotores del movimiento como fuente de aprendizaje y diversión. Actualmente el nivel ha bajado un poco. Ya no es lo que era...



Eso sí, si lo practicas, no sólo trabajas la psicomotricidad sino que terminas partiéndote de risa.

jueves, 26 de junio de 2014

Estamos de acuerdo

Hoy no escribo yo el post, lo firma Mario Bergoglio en calidad de Papa Francisco. Es obvio que no lo escribió para Pasito de Gigante, pero creo que no le falta razón en lo que dice y que sus palabras pueden sernos de gran ayuda. Independientemente de la fe o la opción espiritual que hayamos escogido, vale la pena que reflexionemos sobre esto.

Todo deriva de un tuit que escribió Su Santidad el día de San Valentín y culminó con el discurso que proclamó en la Plaza de San Pedro ese mismo dia. Para compartirlo con vosotros utilizaré una de las transcripciones que se han publicado online.

La familia perfecta no existe:

Hoy en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y arrogante, hace falta mucha más cortesía. Y esto puede comenzar en casa.

 El amor verdadero no se impone con dureza y agresividad, sino con cortesía.

Además, Francisco recordó a los jóvenes la necesidad de usar siempre las palabras permiso, gracias y perdón.

“Pedir permiso -explicó- significa saber entrar con cortesía en la vida de los otros. A veces en cambio se usan modos un poco pesados, como algunos zapatos de montaña”.

Además la “gratitud”, afirmó, es “una flor que crece en tierra noble: es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor”.

“Decirse gracias mutuamente, para cada cosa. No es una palabra amable que hay que usar con los extraños, para ser educados. Hay que saber decirse gracias, para avanzar bien juntos”, agregó Francisco.

El otro consejo es pedir siempre perdón, según el Sumo Pontífice.

“En general cada uno de nosotros está listo para acusar al otro y justificarse a sí mismo. Es un instinto que está en el origen de muchos desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir disculpas”, resaltó.

“También así -dijo- crece una familia cristiana. Sabemos todos que no existe la familia perfecta, y ni siquiera el marido perfecto, o la esposa perfecta. ­No hablemos de la suegra perfecta”, agregó el Papa con una sonrisa.

Francisco admitió que “es habitual pelear entre esposos” y puede ocurrir también que “vuele algún plato”.

“Pero por favor recuerden esto, nunca terminen el día sin hacer las paces. Este es un secreto, un secreto para conservar el amor”, sugirió.

“Si terminas el día sin hacer las paces -concluyó- lo que tienes dentro al día siguiente es frío, es duro, es más difícil hacer las paces. Si aprendemos a pedirnos perdón y a perdonarnos mutuamente el matrimonio durará e irá hacia adelante”.


Ya habíamos hablado aquí de la importancia de tener siempre en nuestro léxico activo palabras como gracias, te quiero o perdóname. Me alegra que Su Santidad lo corrobore, estamos totalmente de acuerdo.

Ahora que disponemos de más tiempo de convivencia y de menos obligaciones, acerquémonos lo máximo posible a la perfección familiar.

domingo, 22 de junio de 2014

Skholé

Dice Paulino Castells en su libro Nuestros hijos y sus problemas que la palabra ocio viene del griego: skholé. De ésta derivó el término latino schola que en castellano se refiere a escuela. Por lo que, tal y como dice el psiquiatra, ocio y escuela están emparentados.

Todo el mundo se hace listas de propósitos para el verano (también para el año nuevo). Ya dijimos en el último post que tiempo libre y tiempo perdido no son sinónimos en ninguna de sus acepciones. 

Los papás acostumbran a planear el verano de los niños, cosa que es estupenda, pero... ¿qué es mejor evitar durante el tiempo estival?


Mejor no...

...cohartar su libertad, su creatividad, su derecho al descanso y a las relaciones interpersonales. 
...caer en la cultura del no hacer nada, de la vagancia.
...inscribir al niño en muchas actividades que no le apetecen o no le gustan, sólo para que tenga el día ocupado. Será una lucha diaria y el niño no disfrutará de las actividades.
...ver demasiada TV, ya que reduce la actividad física, enseña mensajes que no siempre son recomendables, distorsiona la realidad. Hay miles de cosas mejores, por lo que de la tele podríamos prescindir.


...dejar que los ordenadores, móviles, tablets y demás dispositivos electrónicos dominen sus horas de juego. Las máquinas dominan la voluntad, limitan la capacidad de decidir libremente y deshumaniza las relaciones interpersonales.
...dar como opción de juego los videojuegos; mejor que sean una última opción. Aíslan, desconectan del entorno, limitan el interés y la experimentación, la observación, las relaciones por no hablar de como afectan a la vista y la tensión nerviosa que generan.
...comprar cientos de cuadernillos para que el niño esté entretenido. Si no vamos a tener tiempo de sentarnos con ellos o de revisarlos, mejor que hagan menos cuadernos pero que comprendan lo que hacen y en qué se han equivocado.
...decir que sí a todos los caprichos. Ya vimos la importancia de educar en la frustración. La vida da muchas vueltas y no siempre puedes tener todo lo que quieres cuando quieres. Es bueno que sepan establecer prioridades y seleccionar sus preferencias.
...planificar el 100% del tiempo. Debemos dejar un porcentaje para que ellos gestionen su aburrimiento, organicen su tiempo y jueguen con lo que tienen.


...apuntar a una actividad deportiva que nos sea lejana. Es mejor que los niños se aficionen a un deporte que después puedan seguir practicando en invierno y que puedan compartir con nosotros y otros familiares o amigos.
...hacer todo con ellos. Es preferible que dispongan de su propio espacio de juego y de toma de decisiones. Está bien compartir momentos, pero no todos. Debe haber un hueco para que cada miembro de la familia haga lo que le apetezca más.


Para lograr todos estos noes, se deben concebir, acordar y planificar unas reglas realistas y procurar cumplirlas. Su incumplimiento debe tener siempre una consecuencia, la cual debe ser previamente informada al niño. 

De todas maneras, dos princesas de 6 años y medio (Inés y Margarita) me informaban que tienen por delante la friolera de 86 días de vacaciones, y esto ¡da para mucho! ¿Sabrás aprovecharlos?




martes, 17 de junio de 2014

3, 2, 1 ¡Verano!

Cuando un niño no sabe frustrarse aparece la agresividad. Las normas ayudan a los niños a saber lo que quieren. Llega el verano y con él la ruptrura con las rutinas, hábitos y horarios estrictos.


Hay que tener en cuenta la diferencia que hay entre tiempo libre y tiempo para perder. El tiempo de ocio bien entendido debe favorecer los entornos enriquecidos que comentábamos en el último post. Entenderse como un espacio para disfrutar, aprender, descansar, leer, ordenar, correr, jugar, experimentar, recordar... 


Para los más mayores, debe haber también un hueco para hacer los deberes, a poder ser de forma autónoma y regular. Para los pequeños, cualquier actividad manipulativa o de razonamiento será estupenda para mantener al cerebro en buena forma

Toda novedad o propuesta debería de ir orientada a estimular su interés y su aprendizaje y a elevar sus motivaciones y sus inquietudes para encarar el curso siguiente con ese espíritu.


Cabe la posibilidad de que los resultados finales del curso no sean todo lo buenos que esperábamos. Ahora ya no es momento de lamentaciones ni de llevarse las manos a la cabeza. Papás: es el turno de la remontada, de recuperar el "tiempo perdido" durante el curso. Este trabajo (que no debe ser obsesivo) ayudará al niño a ponerse al día en aquellos contenidos o habilidades en las que haya presentado más dificultades. Al llegar septiembre, es muy positivo comentar a la nueva tutora estos datos y el trabajo realizado en verano para que tenga una orientación más que pueda servirle para ayudar al niño.

Además, el verano es un tiempo fantástico para cambiar algunas pautas (pañales y chupetes fuera) y para reforzar aquellas virtudes y rasgos que queremos potenciar en los niños: autonomía, autoestima, razonamiento, espíritu crítico, responsabilidad, aficiones deportivas...

A tres días de mi primer fin de curso y aunque yo también necesito vacaciones, sólo puedo decir que ¡no quiero que se acabe!


PD: Pasito de Gigante no hace vacaciones escolares, así que nos vemos en breve.

viernes, 13 de junio de 2014

Rico, rico

El cerebro es un músculo y como tal necesita entrenamiento. Éste puede ser de distinta índole, ya que las inteligencias múltiples requieren múltiples estímulos.

Un cerebro enriquecido es aquel que se desarrolla en un entorno en el que se dan dos condiciones: el aprendizaje se presenta como un reto y que cualquier aprendizaje tenga un feedback lo más inmediato posible.

Pero, ¿qué entornos debemos enriquecer para que el cerebro maximice su desarrollo?
  1. Lectura y lenguaje: la exposición a nuevas palabras y sonidos desarrolla el córtex auditivo. A partir de los seis meses, la lectura ya es una herramienta de aprendizaje. Un léxico completo y una exposición frecuente al texto hará que su introducción a la lecto-escritura sea mucho más sencilla.
  2. Estimulación motora: a partir de nuevos movimientos. Coordinación ojo-mano, coser, volteretas, mecerse, señalar, contar, saltar, lanzar pelotas... Hay científicos que aseguran que la estimulación motora no debe terminar en la enseñanza primaria, si no que debe prolongarse durante el resto de nuestra vida. 
  3. Pensamiento y resolución de problemas: el razonamiento y la toma de decisiones favorecen el desarrollo de nuevas conexiones neuronales que a su vez, genera otras. A partir del primer año, el  cerebro está preparado para resolver problemas sencillos y concretos. A los 12 años el cerebro está totalmente preparado para abstracciones complejas. No obstante, los niños necesitan problemas interesantes y complicados de resolver. Debemos exponerles una diversidad de planteamientos para hacerlo, de manera que desarrollen el pensamiento divergente. Lo importante siempre será el proceso, no el resultado. Será más sencillo cuanto más real sea el problema.
  4. Arte: música y artes plásticas. Ambas tareas exigen el uso del 100% del cerebro para su procesamiento y por lo tanto, estimulan el 100% del mismo. Además, la música activa la memoria procedimental desarrolla el lenguaje, la creatividad, las relaciones sociales... Por su parte, el arte requiere elaboracones superiores de pensamiento, desarrolla la expresividad, la inteligencia emocional y la plasticidad cerebral.
Es importante que a cada alumno se le ofrezcan todas las estimulaciones, potenciando aquella que se considere más adecuada para su personalidad y sus habilidades.
No será válido decir que el entorno de los niños está enriquecido porque tienen muchos cuentos y escuchan la radio cada día. Se trata de una receta que hay que hacer con mimo, dedicación y cariño para que el plato nos quede "rico, rico".

Ñaaaaaaammmmmm



Información extraída de "Cerebro y aprendizaje", Eric Jensen, Narcea 2010.

sábado, 7 de junio de 2014

¿Por qué?

Dicen que la curiosidad mató al gato. En el caso de los niños, la curiosidad les engrandece.



No podemos permitir que los niños sean receptores pasivos del conocimiento puesto que todo aquello que no despierta interés o curiosidad, que no se vive y experimenta activamente, cae en el olvido más pronto que tarde.

Una mente curiosa da lugar a un pensamiento ágil, rápido y despierto. Pensar no es sólo recordar lo aprendido, es saberlo utilizar en el momento preciso. Es aprender a aprender nuevos conocimientos, analizar, sintetizar, reflexionar.

El niño que piensa, pregunta y SE pregunta por qué, cómo... Con ello se logra la sistematicidad, la metocidad y la objetividad ante los nuevos aprendizajes. Estos hábitos intelectuales favorecen el desarrollo cognitivo de los niños, además de otras virtudes como el orden (mental), la imparcialidad y el establecimiento de relaciones lógicas.


A los dos o tres años, los niños lo quieren saber todo: ¿por qué llueve? ¿cómo se hace? ¿por qué se ha caído? ¿por qué hay que cenar?.... Es importante que demos tantas respuestas como nos sea posible, siempre intentando que sea el niño el que llegue a ellas con nuestra ayuda. 

En años posteriores estarán listos para hacer inducciones, deducciones, observación sistemática, análisis y analogías... Hasta para discutir, argumentar, razonar...





Enseñar a pensar a un niño es una de las principales tareas de padres y maestros. Facilitándoles este aprendizaje les damos la capacidad de adquirir los otros de forma autónoma y eficiente.

domingo, 1 de junio de 2014

Niños poderosos

Leer es una actividad frecuente en las personas. Casi nadie recuerda lo emocionante que resultó al principio. La primera vez que un niño lee se siente poderoso.


La lectura requiere de la madurez de varias habilidades: fonéticas, gráficas, corporales y neurofuncionales. Este proceso de maduración se suele producir en tres etapas:

1. Reconocimiento de logotipos: percepción del "dibujo" de la palabra, como un todo. Suele darse con las marcas de sus alimentos habituales, su nombre, dibujos de TV...

2. Fase alfabética: se activa el hemisferio dominante para el lenguaje de manera que se empieza a relacionar fonema (sonido) con grafema (letra escrita). Empieza a despertarse su conciencia fonológica y por eso debe relacionar los sonidos con las letras de izquierda a derecha. El adulto debe asegurarse de que esto se produzca así para evitar posteriores problemas de lecto-escritura. En este nivel el niño ya puede leer palabras nuevas y pronunciarlas aunque a veces las inventa. 

3. Fase de integración: a nivel neurofuncional, el cuerpo calloso, en el cerebro, va ampliando y enriqueciendo el número de conexiones de manera que el niño va perfeccionando su nivel de lectura hasta que es capaz de decodificar de manera automática. 


Cuando se alcanza el primer curso de primaria, si el proceso lector se ha adquirido con seguridad, los niños jugarán con el lenguaje y lo irán perfeccionando mediante refranes, poesías, trabalenguas, series de palabras... La interacción lúdica con el lenguaje les ayudará a su mejor aprendizaje.

Un fallo en una de estas tres etapas debe ser tenido en cuenta y observado por un experto para que elabore un diagnóstico y aplique un tratamiento si fuera necesario. Si se da el caso de que el niño no logra superar una de las fases, la solución en ningún caso es que lea más, sino que se debe de detectar la causa del problema y resolverla.

Debemos observar detalladamente el nivel de desarrollo del sentido de la vista si tenemos la impresión de haber detectado alguna dificultad, y como siempre, no alarmarnos ni obsesionarnos con que algo malo pueda pasar. A un niño al que le disguste leer al principio de su etapa lectora, es probable que sea por que le cuesta hacerlo.


Evidentemente, la lectura se mejora practicándola, y para ello el niño debe tener un modelo, una motivación y un estímulo. 

En el próximo post hablaremos de los problemas de comprensión lectora. A veces no valoramos la importancia de un buen nivel de lectura tanto a nivel de ejecución como de comprensión, y es una de las herramientas más importantes para desarrollarse cognitivamente con éxito.