miércoles, 31 de julio de 2013

¿Atópico o atípico?

El Dr. Darwichdermatólogo y colaborador habitual de este blog, regresa de nuevo con un tema por el que muchos de vuestros hijos se ven afectados: la piel atópica.
UN TRUCO PARA EVITAR LA DERMATITIS ATÓPICA EN NUESTROS HIJOS
¿Cómo evitar que mis niños sufran de dermatitis atópica? Ésta es una pregunta que muchos padres se hacen y que no tiene una respuesta sencilla o, al menos, no la tenía hasta hace poco….

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se manifiesta, normalmente en la edad infantil. Se calcula que hasta un 25% de los niños padecen, en mayor o menor medida, de esta enfermedad. Los niños atópicos sufren brotes de eccema que les produce mucho picor, ocasionando malestar, problemas de sueño,  irritabilidad y dificultad para concentrarse en el colegio, afectando su rendimiento.  Además son más propensos a sufrir enfermedades infecciosas de la piel como moluscos contagiosos, verrugas víricas, sobreinfección bacteriana e impétigo. Por todo ello, es importante seguir los consejos de un dermatólogo que ayuda en la educación del paciente y familiares para conseguir un mejor control de la enfermedad.
Nos gustaría resaltar un estudio realizado recientemente que demuestra que tener mascotas en casa puede ayudar a disminuir la frecuencia de la dermatitis atópica en los niños de alrededor. Los niños que tienen mascotas padecen con menor frecuencia dermatitis atópica que los niños que no las tienen. Pero además, no todas las mascotas sirven. Tener gato no parece tener ningún efecto, ni negativo ni positivo.  En cambio, tener un perro como mascota ha demostrado tener un efecto protector frente a esta enfermedad.
Así pues, se vuelve a demostrar que el perro es el mejor amigo del hombre. 
(Leer más en Pet exposure and risk of atopic dermatitis at the pediatric age: A meta-analysis of birth cohort studies, de Pelucchi, C; Galeone, C; Bach, JF; La Vecchia, C; y Chatenoud, L.)

Dr Esteve Darwich
Dermatólogo Epidermos 
www.epidermos.com

¡Qué cantidad de cosas se aprenden!

jueves, 25 de julio de 2013

Niños felices

Por todos es sabido que la felicidad es un estado difícil de definir en palabras. Todos la hemos sentido en algún momento. Hay muchos en la vida que nos la proporcionan, generalmente está en las cosas más cotidianas: la amistad, la satisfacción por el trabajo bien hecho, la coherencia al tomar una decisión, el amor, la familia, la seguridad emocional.

Este post es sólo para compartir una curiosidad que circula por la red y que me parece muy tierna.

En general, la mayoría de niños son felices. Al nacer y durante los primeros meses, si tienen cubiertas sus necesidades básicas y reciben afecto y seguridad de su entorno, no necesitan más para serlo. 


A medida que se van haciendo mayores la cosa cambia, haría falta otro post al respecto.

Y es que al hilo del comentario de Pepe en "Pequeños pensadores" debemos procurar educar en la felicidad de las pequeñas cosas, porque para ser felices, los niños necesitan principalmente cariño, seguridad, rutina y autonomía.


¡Sed felices y compartirlo!

sábado, 20 de julio de 2013

¡Qué se te va la pinza!

Cuando en educación hablamos de hacer la pinza correctamente, nos referimos a cómo los niños deben coger el lápiz para escribir o dibujar. Nos referimos a la posición que adoptan los dedos pulgar, índice y corazón para sostener el lápiz y hacer la presión y los movimientos adecuados para la escritura.


Tras unos días ayudando a hacer deberes de verano a varios niños de 4, 5, 8, 11, 12 y 14 años, he comprobado que ninguno de ellos hace la pinza de forma adecuada.

Para que un niño coja bien el lápiz primero debe memorizar y comprender la posición: cogemos el lápiz con el pulgar y el índice como si quisiéramos hacer el pico de un pájaro, el dedo corazón sirve para que el lápiz se apoye en el lateral del nudillo, queda por detrás del índice. La otra mano debe sujetar el papel. También son importantes otros aspectos: espalda recta: culete para atrás para apoyarnos en el respaldo, hombros relajados, los dos pies en el suelo y el papel ligeramiente inclinado. Se mueve el brazo y la mano, no el papel.



Es normal que la primera vez que un niño coge un lápiz lo empuñe a modo de estaca y haga rayotes descontrolados, pero con el paso del tiempo, la adquisición de la coordinación ojo-mano y el reconocimiento de los segmentos corporales esa posición se va modificando hasta llegar a la pinza.


Algunos de los ejercicios que se trabajan mediante la estimulación de la motricidad fina persiguen este fin. El adulto debe estar pendiente de que ésta sea adecuada, corrigiendo posiciones incorrectas y trabajando actividades de motricidad fina si fuera necesario hasta conseguirlo. Además se pueden realizar las siguientes acciones:
- Teclear pianos, ordenadores,… poner los dedos en movimiento de manera independiente.
-  Jugar con pinzas: hacer trenes uniendo una a otra, abrirlas y cerrarlas...
-  Hacer tiras de papel con los dedos
-  Hacer bolitas de papel de seda, plastilina, arena, barro…
-  Escurrir esponjas
-  Enroscar y desenroscar objetos de distintos tamaños
-  Jugar a pinchitos
-  Escribir con los dedos en la arena
-  Subir y bajar cremalleras
 Abrochar y desabrochar botones
- Jugar con palillos chinos a coger cosas
-  Además de las actividades que vimos en ¡A mover el esqueleto! y algunos trucos:




Una pinza mal hecha es un error que se afianza muy rápido y que es difícil de corregir.

¡Ya tenéis ayudantes para tender la ropa!

martes, 16 de julio de 2013

Patadas que emocionan

Hay dos circunstancias en las que los hombres pierden todo su protagonismo en pos de la mujer: el día de su boda y durante el embarazo. En el primero no profundizaremos. En el segundo se hace obvio el hecho de que la mamá es la que disfruta y sufre del 99,9% de las consecuencias de llevar un niño dentro (dejamos el 0,1% a lo que le supone al hombre el estado de su mujer: antojos, sueño, incomodidades, cargar pesos...).

La paternidad suele ser un hecho compartido entre dos personas, sin embargo, los papás tardan 9 meses más que las mamás en disfrutarlas. 

Una famosa marca de pañales ha querido saber qué tipo de emociones expresarían los papás si fueran ellos los que sintieran patadas, movimientos, golpes... El resultado es fantástico.



¡Qué bien sientan algunos golpes!

viernes, 12 de julio de 2013

Vale más una imagen...

Y es que ya hemos dicho en varias ocasiones que los padres en primer lugar, y el entorno familiar y docente en segundo, somos el referente del niño. Nos miran, interiorizan nuestras actitudes y comportamientos, nos imitan y a partir de ahí forjan su carácter y desarrollan su personalidad.

Si mostramos amabilidad, caridad, respeto, verdad, aprender del error, pedir perdón, orden, coherencia, cariño, esfuerzo, hábitos saludables, solidaridad... seguramente el poso que dejemos en el niño tenga tintes de bondad y de nobleza. Con este ejemplo es probable que el niño que imita entienda esos valores como modo de vida. 

Si mostramos rasgos violentos, castigos, enfado, codicia, rabia, rencor, vagancia... el imitador puede convertirse en un pequeño tirano involuntariamente.




Midamos bien nuestras palabras y nuestros actos, en lo que a los niños se refiere, ¡todo influye!

martes, 9 de julio de 2013

¡Castigado!

El mal comportamiento de los niños hay que corregirlo. Si queremos que lleguen a ser adultos íntegros, buenas personas, no podemos mirar hacia otro lado cuando se desobedece o se actúa de forma inapropiada.

Lo complicado es abordar estas situaciones de manera adecuada. Un castigo eficaz no es el que elimina el fin pero no reconduce los medios. Puedes quitarle las chucherías a los niños por haber pegado a su hermano pero ¿qué relación hay entre chucherías y violencia? ¿nunca volverá a comer chucherías? ¿no podremos quitarle otra cosa cuando vuelva a atizar al que le incordie? ¿cuántas veces repetiremos esta acción? 


El objetivo de un castigo es atajar una conducta indeseada lo más pronto posible y orientar al niño hacia el buen camino marcando los límites con la máxima claridad.

Además, cuando nos regañan o nos ofenden, la reacción natural que surge en nosotros es el enfado y la "venganza", además de la insatisfacción personal por nuestro mal comportamiento.


Antes de llegar al castigo, hay que procurar siempre dar más atención al buen comportamiento que al malo ya que así motivamos la repetición de esas conductas. Los niños actúan por la satisfacción del reconocimiento. Esta buena conducta sí hay que recompensarla (con cariño, con tiempo... no siempre con cosas materiales). Al contrario, recompensar negativamente la mala conducta, castigando, no siempre funciona. La mayoría de las veces es mejor no prestar atención y hacérselo comprender mediante la reflexión.

Muchas de las malas conductas son estrategias que sólo persiguen captar la atención del adulto, buscando su cariño y su dedicación al completo. Otras responden a la imitación de lo que el niño ve en su entorno.


Aunque siempre es mejor prevenir que curar, cuando no hay más remedio y hay que castigar, las claves de "éxito" de un castigo:
- Contar hasta 3 antes de hablar.
- Decir las cosas una vez.
- Decir las cosas sin gritar.
- Que sea justo e infrecuente.
- Que el niño conozca el motivo. 
- Tomar una decisión indiscutible con el niño y ser coherente con la misma.
- Dar a conocer las consecuencias de un mal comportamiento antes de que se produzca.
- Actuar con coherencia a las consecuencias cuando se produzca ese mal comportamiento
- No contradecir al padre o madre delante del niño.
- Procurar castigos "educativos" en los que el niño comprenda el beneficio que supone hacer las cosas bien y no mal.
- Enseñar a rectificar y a disculparse y elogiarlo cuando lo haga.
- No amenazar en vano: si se dice, se cumple; si no, mejor no decir nada.
- Buscar castigos en el que el castigado sea el niño y no toda la familia: si el castigo es "¡esta tarde no sales de casa!"; ¿con quién se queda el niño?
- Zanjar el tema una vez se ha cumplido el castigo. No hay que estar recordándole indefinidamente aquello que hizo mal.

Y es que equivocarse es humano, insistir es de necios, rectificar es de sabios y perdonar es divino.

martes, 2 de julio de 2013

¡Aaaaa jugaaaaaar!

En Vacaciones Santillana os prometí ideas y actividades para realizar estas vacaciones. Aquí os propongo algunas orientadas a la diversión que además favorecerán el desarrollo de su autonomía. Cualquier cosa que les interese es susceptible de propiciar un sinfín de aprendizajes.

La experiencia del aprendizaje es siempre interesante para los niños de hasta 6 años. Para ellos es una aventura, por eso hay que ser sensible hacia cualquier situación de este tipo, fomentando la motivación, la satisfacción por el trabajo bien hecho, el espíritu crítico, cooperativo y divergente en un ambiente de diversión y seguridad. 

Imagen: http://www.lolascorner.com

En cualquier edad de la etapa de Educación Infantil, la observación y la experimentación son actividades apasionantes que permiten al niño desarrollar su creatividad, las relaciones lógicas, los hábitos... El verano permite disfrutar al aire libre de juegos con agua, tierra, globos, burbujas de jabón... También se puede cocinar con ellos, visitar zoos o parques acuáticos, ir al campo, a la playa, al teatro o a los cuenta cuentos.

Los juegos son otro elemento clave en el desarrollo del aprendizaje: veo-veo, pica-pared, memory, quién es quién, cartas, puzles, la oca, el parchís, el dominó, disfraces,  construcciones, adivinanzas, rimas, trabalenguas, deportes... Con todos ellos se van adquiriendo las reglas y las normas, a las que son muy reacios al principio, por lo que tendremos que ir haciendo adaptaciones y ser flexibles. 

No podemos olvidar la motricidad fina. Debemos trabajar con plastilina y otros materiales moldeables, recortar, pegar, colorear, pintar, hacer collares con pasta o con bolitas, actividades de trazo de figuras geométricas. También ejercicios de motricidad ocular: seguir objetos con la vista, fijar la mirada evitando distracciones de otros objetos en movimiento, mirar los distintos objetos que se indican...


En cuanto a la dicción, a partir de los 5 - 6 años ya se deberían de pronunciar bien todas las letras y tener un lenguaje claro y ordenado. Es importante que les hablemos correctamente y que les corrijamos a base de repetir de forma correcta lo que ellos no han sabido decir. Existen entrenamientos muy divertidos para mejorar la musculatura de la lengua y conseguir emitir aquellos fonemas más complicados:


Por último, y atendiendo a la edad, tiene que haber un tiempo para la lecto-escritura y las matemáticas. De hecho, una vez descubren que son capaces de leer, no dejan de hacerlo, les entusiasma. Se puede repasar las letras trabajadas, el nombre, favorecer la escritura espontánea de cartas, listas, cuentos, etc., realizar ejercicios de trazo, repasar la serie numérica, leer cuentos, poner subtítulos en los programas de TV que vean, recortar letras de revistas y formar palabras, trabajar con pizarras magnéticas, jugar a "palabras que empiecen por...", actividades de suma y resta con objetos, clasificaciones en categorías y subcategorías, series...


Y no creáis que será una tarea dura, porque los niños no se cansan de aprender.