domingo, 30 de marzo de 2014

Brigada nocturna (II)

Según el grado de sensibilidad o imaginación del niño, la noche se torna en un escenario angustioso que expresa las vivencias del  en forma de pesadilla:


Siguiendo con lo publicado por el Dr. Castells en "Nuestros hijos y sus problemas", las pesadillas se suelen producir en las fases media y última del sueño. El niño se despierta con una sensación de pánico y con la sensación de que sus papás lo tienen que salvar. A la mañana siguiente, puede que no recuerde exactamente la pesadilla pero sí la sensación de pánico y por eso no quiera volver a la cama, no sea que los monstruos sigan esperando. Son más frecuentes en niñas y por su carácter vivencial, pueden aparecer a cualquier edad.

Para estos casos se recomienda evitar películas o cuentos de miedo, actividades excitantes antes de acostarse, recordar al niño lo que pasó la noche anterior...

Los terrores nocturnos, a diferencia de las pesadillas, no tienen nada que ver con la realidad vivida por los niños durante el día. Los niños los sufren con más frecuencia que las niñas y suelen aparecer en torno a los dos años, pudiéndose alargar hasta los siete. El panorama es el siguiente: el niño grita angustiosamente y se incorpora en la cama con los ojos como platos, mirando a un punto fijo de la habitación pero absolutamente desorientado. Cuando aparecen los papás no los reconoce, su cara es de terror y es difícil de tranquilizar. 


A los diez minutos (como máximo, quizá dure sólo uno), el niño se vuelve a dormir como si no hubiera pasado nada y eso es lo que recuerda al día siguiente: nada. Si se sufren con demasiada intensidad o frecuencia se debe de comentar con el pediatra.

Otro trastorno del sueño impactante es el sonambulismo, aunque por lo general se da en niños a partir de siete años en adelante y suele aparecer en la primera parte de la noche. Es recomendable que en estos casos se pongan cerrojos a ventanas y accesos peligrosos y se deje la habitación ordenada para evitar caídas.

Como vemos, no hay un tratamiento o una terapia específica para ninguno de estos trastornos, simplemente aplicar el sentido común cuando actuemos como brigada nocturna.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Brigada nocturna (I)

"Si por la noche lloras por no poder ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas" ( R. Tagore).

Así empieza el capítulo 3 el psiquiatra infantil Paulino Castells, en su libro "Nuestros hijos y sus problemas" (Ed. folio). Y es que hay niños que de noche, quisieran pasar el rato viendo estrellas porque el momento de dormir es para ellos un pequeño trauma diario.

Los trastornos en el sueño son una dificultad que afecta tanto al niño que los sufre como a la dinámica familiar. Cuando los niños son pequeños, noche significa soledad. Pierden de vista al adulto que les protege y les cuida y esto provoca una gran inseguridad en algunos de ellos.

Las causas de insomnio infantil son varias. Si se produce por motivos físicos, tienen una solución relativamente sencilla. Si el motivo es psicológico o emocional, la cosa se complica.

En cualquier caso, el primer paso preventivo para este tipo de trastornos es establecer un horario habitual para la rutina del sueño, y por supuesto, cumplirlo a raja tabla. Lo normal es que el niño se adapte. Está permitido en este ritual, sentarse al borde de la cama unos minutos (pocos) para hacer unas caricias o arropar al niño, leer un cuento breve o charlar sobre lo mejor del día pasado y antes de que el niño se duerma: los papás deben abandonar la habitación (como si de un Reality se tratara).

Cuando el niño cumple dos años surgen los primeros miedos, encabezando la lista el miedo a la oscuridad. Puede alargarse hasta los cinco años, a los seis se puede solapar con el miedo a la muerte (según afirma Castells, principalmente de la madre). En esta situación se pueden dejar luces encendidas y puertas abiertas para aliviar su ansiedad. 

Entre medio, los cuentos y las películas van haciendo mella en su memoria y el temor lo producen animales o personajes fantásticos que parece que vayan a invadir su cama. Las sombras, las cortinas, los huecos tras la puerta o bajo la cama y los ruidos suelen ser otro causante de insomnio.

Como son tan miedosos como listos, los niños tienen sus propias estrategias "anti-insomnio": llevar a la cama objetos preferidos que se convierten en sus protectores, realizar un ritual de adormecimiento al acostarse (movimientos repetitivos, monólogos, colocar objetos guardianes que van a vigilar por la noche...). Eso sí, lo que ellos quisieran por encima de todo es que mamá o papá se quedaran a su lado hasta que se durmieran definitivamente.

Los papás, como medida preventiva, pueden ahorrar a los niños imágenes violentas, sustos, cuentos terroríficos... 

Yo no recuerdo que fuera por miedo, pero mi ritual nocturno era pedirle a mi hermana que pusiera "la canción de dormir":


¡No fallaba!

En el próximo post seguiremos hablando del insomnio y sus efectos colaterales.

sábado, 22 de marzo de 2014

Elemental, querido Watson

Aunque muchas veces los niños no saben lo que quieren, otras, lo tienen clarísimo. El problema es que les resulta complicado comunicarlo.


Lo que a priori puede parecer un problema, lo podemos transformar en una herramienta de aprendizaje. Cuando un niño quiere algo, tiene que lograr hacerse entender, y ese reto es seguro un proceso cognitivo que le va a ayudar en su desarrollo.

En la etapa de la holofrase, el niño usa sólo una palabra (o una combinación muy simple), normalmente un sustantivo, para referirse a las cosas. Con ellas expresa todo el significado de una frase. Nosotros debemos repetirlas completando las frases para que él vaya adquiriendo el lenguaje, ya que su nivel de comprensión es mayor que el de expresión. Por ejemplo, si ve un perro y dice "guau-guau", nuestro comentario debe ser: "¿has visto un perro?".

Cuando empiezan con construcciones sencillas, debemos repetir su construcción manteniendo una breve conversación. Es decir, si el niño dice "teno sueno", podemos decirle "¿tienes sueño? Es que es muy tarde, ahora nos vamos a la cama a descansar".



Y así, poco a poco, los niños van interiorizando el lenguaje y las construcciones gramaticales necesarias para expresarse. Eso sí, cuando, en estas etapas, aún no tienen todo el vocabulario, no es bueno que acabemos las frases por ellos ni les interrumpamos. Si verdaderamente quieren algo, nos lo harán entender a su manera. Si no es hablando, será con gestos o con señales. Cuando llega el llanto o el enfado, entonces es que su paciencia tiene un límite y el adulto empieza a parecerle un poco... malo en esto de las adivinanzas.

martes, 18 de marzo de 2014

Porque te quiero


La educación rectamente concebida tiene por objeto la perfección del hombre. La educación debe ser hecha con amor, porque el amor hace a la persona libre y responsable (Ciro Schmidt).

Y con amor es como hay que corregir al niño. Hay que decir las cosas buenas y las malas, procurando hacerlo transmitiendo la confianza de que las malas van a mejorar y van a ayudarle a crecer.

Y sobre todo, la corrección debe ser constructiva, no destructiva.



El acto de corregir debe de ser siempre en privado, valorando a la persona que se equivoca y no a su error. El maestro tiene un papel crucial en este sentido ya que en la dinámica del aula se pueden producir situaciones en las que tenga que contenerse y esperar al momento adecuado para hablar a solas con aquel que se ha equivocado.

Sólo se debe intervenir públicamente cuando el niño ha ofendido o herido a alguien en público, nunca mediante la humillación y mucho menos con agresividad. El proceder en público servirá de aprendizaje a los demás alumnos y evitará que un mal comportamiento se repita en adelante. Estimulamos la reflexión, el autoconocimiento y el pensamiento crítico en el grupo clase y en el niño que se ha equivocado.



Como se suele decir: "ni tanto, ni tan calvo".

Los niños menores de 6 años se sienten queridos cuando se les proporciona atención, cuidados, cariño, tiempo y firmeza. Ven en el adulto una figura que les transmite seguridad.

Los mayores de 6 años ya perciben el amor como un sentimiento recíproco entre dos personas, incondicional. En la adolescencia la visión es más amplia: beneficia más al que lo da que a quien lo recibe. Al mismo tiempo, a veces piensan que sólo se les quiere si se cumplen las normas que nosotros hemos puesto. Por eso es importante transmitirlas con amor.

viernes, 14 de marzo de 2014

Patito feo

Los niños, por su inmadurez y su sinceridad tienden a atacar donde más duele. Es frecuente que el nombre, un defecto físico o el no seguir una moda sean motivo suficiente para que los de la clase se rían de alguien. Y hasta la adolescencia, cuanto más mayores, más afilados son los cuchillos que se lanzan.

Es muy fácil reírse del defecto ajeno. Es aquello del Evangelio de San Lucas: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”.


A ciertas edades es difícil ver la propia viga; para ciertas personas, es imposible encontrarla a lo largo de su vida. Es importantísimo educar en la humildad y el respeto, desde el ejemplo.

En caso de que esa "paja ajena" existiera, la motivación y el esfuerzo por la superación deben ser el elemento que haga que el niño crezca seguro y con un buen nivel de autoestima. Enfrentando la realidad con el mayor optimismo y sentido del humor posible es más fácil sobrellevarlo. Es importante "educar al entorno" de manera que eviten los comentarios compasivos y despectivos, no se trata de mostrar lástima por ellos, si no de ofrecerles con generosidad toda la ayuda que les podamos prestar.


martes, 11 de marzo de 2014

Demasiado pronto

Hay cosas que suceden en la vida que no somos capaces de entender. Que visto con ojos humanos son injustas e inexplicables. Cosas tremendas que nos hacen tocar con los pies en el suelo y hacen que relativicemos mucho nuestras preocupaciones diarias, o mejor, nuestras totnerías diarias.

La verdad es que las enfermedades deberían de estar prohibidas para menores de 18 años, como el tabaco y el alcohol. No debería haber niños ingresados, ni infecciones incurables, ni dolencias que provoquen sufrimiento, ni molestias o dolores que impidieran a los niños vivir su niñez.

Pero todo esto no está en nuestra mano. No es algo que podamos decidir. Viene y se instala, y no te queda más remedio que asimilarlo, afrontarlo y combatirlo hasta el final, que, ojalá fuera feliz. Es difícil de sobrellevar algo así, yo no alcanzo a imaginarlo. Los adultos tenemos que transmitir serenidad y valentía, seguridad y fortaleza para que el niño piense que existe solución, que llegará más pronto que tarde.



Hoy los medios publican la muerte de Iraila, una participante de tan solo 12 años de La Voz Kids que falleció el pasado lunes víctima de un cáncer que sufría desde hace más de 4 años. 

Los padres de la niña, en una muestra de solidaridad y de voluntad de poner fin a estas injusticias han pedido que aquellos que quieran mostrar sus condolencias pueden hacerlo ofreciendo un donativo a la asociación Aspanion, la cual, ha ayudado a Iraila a combatir la enfermedad durante este largo proceso.


Por desgracia, yo como maestra también vivo cerca de estas enfermedades y, aunque la infancia tiene ese punto de inconsciencia e inocencia que no permite conocer la realidad y la gravedad de estas situaciones, la verdad es que se te eriza el bello viendo como niñas que deberían de estar jugando, saltando y gritando, tienen que vivir atadas a un tratamiento. Y como estos, tantos y tantos niños.

Demos gracias los que podamos por la salud que nos permite disfrutar de la infancia, la niñez, la vida...

sábado, 8 de marzo de 2014

Ecuaciones

Para Fernando Alberca el fracaso escolar tiene dos causas claras: la falta de motivación y autoestima y una mala metodología de estudio. Las consecuencias son variables dependiendo de cada persona pero en general, se produce una sensación de frustración y fracaso para el niño y un clima familiar desagradable.

Como él mismo plantea, no es una cuestión tanto de voluntad o de capacidades, sino más bien de la convicción y motivación necesarias para que pueda seguir una buena metodología que le ayude a triunfar: «La voluntad no existe. Cuando alguien siente la necesidad de algo es cuando le sale la fuerza para ponerse a ello».



Según este profesor de la Universidad de Córdoba y de una escuela de primaria de la misma ciudad, da lo mismo suspender una asignatura que ocho puesto que el camino que sigue el alumno para "lograrlo" es el mismo: la desmotivación. En cambio, cuando tras un periodo de fracasos, llega un Notable, se enciende la chispa. 

En este punto, profesores y padres jugamos un papel determinante. No etiquetemos: "tal palabra me dices, tal corazón me pones". Motivemos y saquemos lo mejor de cada uno, no un 10, sino SU 10 y pongamos metas a corto plazo y razonablemente alcanzables.


Realmente, el sistema educativo no ayuda mucho a estos alumnos. La memoria y el análisis predominan en todos los aprendizajes por encima del la creatividad o la intuición. Esto favorece a los alumnos con un hemisferio izquierdo más potente. Lo sorprendente es que en la sociedad actual, la memoria ha perdido toda su grandeza teniendo tan a mano el gigante llamado Internet. Lo que predominaría en el sistema educativo, el análisis, requiere comprensión, reflexión, pensar... Y esto es precisamente lo que no saben hacer los niños porque no se les enseña (tan a fondo).

Alberca propone que la primaria sea una etapa de lectura (también numérica), habla, escritura y pensar mejor. De hecho, los datos PISA y otros informes aseguran que la competencia lectora y matemática es baja en nuestro país.

El hábito de lectura es una herramienta importantísima para el resto de aprendizajes. La lectura favorece la agilidad visual, el razonamiento, la extracción de conclusiones, la síntesis, el lenguaje, el vocabulario, la organización de la información...

Animar a los niños a leer es ayudarles a dar un pasito de gigante hacia su éxito personal y profesional.


Aquí está la ecuación: éxito = motivación + lectura

miércoles, 5 de marzo de 2014

¡Es cosa tuya!

Experiencia es lo que obtienes cuando no obtienes lo que quieres. 

Y así es como aprende el ser humano, y como los niños se desarrollan, intentando lograr los propios objetivos. 

Dárselo todo "mascado" no les hace ningún bien. Debemos permitir que los niños asuman las consecuencias de sus actos. Educar entendiendo el error como una parte imprescindible del aprendizaje reduce mucho los niveles de ansiedad e inseguridad de los niños y aumenta los de autoestima y motivación. Hemos de hacerles conscientes de que, a veces, a pesar de un gran esfuerzo, las cosas no salen bien a la primera. La motivación por seguir intentándolo es fundamental.


Cuando un niño tiene responsabilidades, lo mejor es que sea él mismo el que las recuerde y las ejecute. Andar detrás de ellos recordándoles todo lo que tienen que hacer en cada momento no hace otra cosa que impedir su maduración.

Por ejemplo, si el niño es consciente, porque es la norma de la casa, de que al llegar hay que irse directo a bañarse y no cumple con su obligación de manera habitual, no es bueno tener que perseguirlo para que lo haga. ¿La solución? No dejar que se bañe o baño de agua "fría". Si cada día preparamos la bolsita con el desayuno para el cole y la obligación del niño es guardarla en la mochila, y no lo hace, al tercer día de pasar hambre en el patio, no se lo olvidará.

Por otro lado, hemos de ser razonables: hay que dar una responsabilidad que les permita responsabilizarse. Metas ajustadas y realistas para sus capacidades.

Cuando los años pasen y los niños crezcan, la responsabilidad y la autonomía serán su pasaporte al éxito.



Con la edad suelen tomarse decisiones más importantes, y normalmente la responsabilidad aumenta. Pero no mejora por el simple paso de los años, sino por los hábitos que se adquieren. 

sábado, 1 de marzo de 2014

Genio y figura

Hace casi un mes, en la contra de La Vanguardia, Yaakov Hecht rompía paradigmas...

Resulta que es asesor de educación del Gobierno de Israel. Hasta aquí todo bien. Lo chocante del tema es que dejó la escuela y le cuesta leer y escribir. Y aun así, es de los mejores.

Su planteamiento respecto al éxito educativo va más allá del informe PISA, mucho más. La creencia de la educación de las inteligencias múltiples de los niños y de los aprendizajes significativos le hace concebir la educación como un elemento que queda fuera del alcance de un aula.



Sus propuestas educativas se salen de los estándares: hay que conseguir que cada uno seamos genios en algo, en lo que mejor se nos dé, concretamente. "Cada niño ha de llegar a desarrollar su talento único que integrará en la red del conocimiento". Es lo que él define como "Educación democrática".
 
Sorprende el ejemplo del niño al que hace cambiar los libros por la tabla de windsurf; era su pasión. Resulta que el hecho de tener que saber sobre geografía, cartografía, matemáticas, física e inglés terminó por ser un aprendizaje mucho más profundo que los suspensos que traía del colegio. Es el primer oro olímpico israelí.

Se trata de que los niños, con nuestra ayuda si es necesario, descubran aquello que les apasiona y para lo que tienen talento y se preparen para tener éxito en la sociedad en la que van a vivir, lejos de interminables clases, de las competencias básicas y de su nivel de lenguaje o matemáticas.

  Por Sir Ken Robbinson.