lunes, 7 de noviembre de 2016

Nunca es tarde...

¡Si la dicha es buena!

Como habréis podido observar, el número de posts que hemos ido publicando ha bajado de manera significativa.

En esta vida hay que saber establecer prioridades. Hay varios refranes para esto: "quien mucho abarca poco aprieta", "no se puede estar en misa y repicando"... Yo he tenido que centrarme en el estreno como profesora de primaria en un cole donde cada día -incluso, cada minuto- es diferente, guarda una sorpresa. Y a esto, hay que añadirle el hecho de conocer a todo el alumnado de la etapa, la metodología didáctica, las rutinas y el funcionamiento interno...

Y es que cuando tienes muchas cosas entre manos, puede pasarte que "los árboles no te dejan ver el bosque" o bien que... 


No es que el Pasito de Gigante no sea importante para mi; me enriquezco con las lecturas que hay detrás de cada post que escribo. Pero no es urgente. Por este motivo no dejo de escribir pero lo hago de forma más esporádica.

Al hilo de lo que comentamos y tras llevar a mis espaldas un buen número de tutorías con papás de niños de varias edades, me doy cuenta de que, a veces, en la educación de los más pequeños nos pasa lo mismo: lo urgente no nos deja ver lo importante.

Es clave establecer cuales son las prioridades a la hora de educar. Desde llegar a un acuerdo entre papá y mamá hasta escoger un centro acorde con el estilo de educativo que se vive en casa, todo importa. Que el niño perciba el ambiente en el que crece como algo coherente y bien sincronizado es clave para que su desarrollo sea correcto. 



Cuando decimos establecer prioridades nos referimos a, conociendo bien al niño en sus fortalezas y sus debilidades, qué queremos que mejore y que explote. Si su habilidad matemática es nula pero es brillante en lo referente a sus habilidades sociales, desde luego debemos ayudarle a aprender matemáticas pero es una obligación del adulto exprimir esa parte social que tanto llena al niño, No se trata solo de saber qué hacer para resolver determinados problemas de aprendizaje o de conducta sino también saber qué priorizar para potenciar ciertas habilidades o virtudes que cada niño posee.

Adicionalmente, hay que establecer prioridades en cuestión de normas, hábitos y extraescolares. Las dos primeras dan seguridad personal y favorecen la autonomía y el pensamiento crítco para la toma de decisiones, la segunda influye en mayor o menor medida en muchos tipos de habilidades. En todos estos ámbitos, tenemos que buscar el crecimiento y el desarrollo de un niño en términos de su felicidad, más allá de lo práctico o lo académico. No llenemos su mente, llenemos su felicidad.


Como decía, a la hora de establecer prioridades, "nunca es tarde si la dicha es buena".

martes, 18 de octubre de 2016

No se admiten reclamaciones

Devolver un producto defectuoso o que no cumple con nuestras expectativas está a la orden del día. Ya lo dice la megafonía de El Corte Inglés prácticamente desde su apertura: "...y si no queda satisfecho, le devolvemos el dinero".

Los niños no traen ticket de compra. No escogieron nacer. Llegaron al mundo fruto del amor (lo deseable) que existe entre dos personas. Y una vez existen, ya no se pueden devolver. 


Hace unos días escuché a la psicóloga del cole que le decía a una mamá: "quiérelo como es él, acéptalo, no pretendas cambiarlo". 

Todos nacemos con un potencial enorme, cargados de virtudes, de habilidades, de características y rasgos que, en conjunto, hacen que se vaya forjando nuestra personalidad. Obviamente, también nacemos con defectos y con carencias que solo los que de veras nos quieren van a soportar. Los adultos tenemos la obligación de potenciar en los niños lo primero, las cosas buenas de la misma manera que es nuestro deber ayudarles a pulir sus defectos y llenar sus carencias.

Esto no indica que debamos ser permisivos y bajar la guardia, al contrario, significa que tenemos que ser tan exigentes con nosotros mismos como lo somos con los niños. En las tutorías suelo hacer hincapié en la importancia de dar autonomía y responsabilidad a los niños (junto con el amor que se espera de unos padres), siendo exigentes con ellos ya que es así cuando más seguros y valorados se sienten. Esto implica que ante sus debilidades busquemos la superación, vías de mejora que les permitan crecer personalmente pero que debemos comprender que forman parte de sí mismos, de su carácter o su temperamento, de lo que han vivido o de como se les ha educado.


Quererles por lo que son, por como son, no por lo que queremos que lleguen a ser.

domingo, 2 de octubre de 2016

Estatuto de autonomía

Lagrimillas, nudos en la garganta, temores, dudas, inseguridades... Nos hemos ido de convivencias dejando a las mamás y los papás al pie del autocar con todos estos sentimientos. Por contagio, algunos niños subieron así al bus.


Para tranquilidad de todos y de cara a futuras excursiones y viajes, debo deciros que después de tomar la primera curva, estas emociones desaparecen y dejan espacio a ese espíritu aventurero y a esa sensación de sentirse mayor por dormir fuera de casa que solo las "señoritas" sabemos despertar. Por otro lado, la responsabilidad de viajar con niños de 1º de Primaria (y hasta 5º) y el compromiso de cuidarlos como si fueran tus hijos es enorme. Eso sí, la recompensa es mayor.

Excepto casos puntuales -y sintiéndolo mucho-, la realidad es que los niños no preguntan mucho por sus papás a lo largo del día. Tampoco les damos muchas oportunidades. Un horario lleno de actividades al aire libre es la mejor prevención para la añoranza. 

Las situaciones más delicadas son las comidas, las cenas y la hora de acostarse. La noche y el silencio despiertan la necesidad de tener a los papás (sobre todo a mami) cerca. De nuevo, las "señus", que en esos días nos convertimos en una segunda mamá, logramos distraer sus cabecitas de estos pensamientos con bastante facilidad. Un cuento, un juego, el plan del día siguiente o un ratito de compañía a los pies de su cama y el cansancio hace el resto.



Las convivencias tienen cosas muy positivas; la primera es exactamente eso: enseñan a convivir. Compartir espacios, ceder al repartir las literas, invitar a las chuches que llevo en la mochila, ayudar al amigo que ha perdido un calcetín en la inmensidad de su maleta... A las profesoras nos dan mucha información sobre la personalidad de cada niño y el nivel de autonomía y responsabilidades que se le exige en casa.



A raíz de esta experiencia, os animo a delegar más en vuestros hijos. Hay muchas cosas que son capaces de hacer por sí mismos desde los 5 o 6 años: ducharse, preparar su ropa, vestirse, hacer su cama, recoger su ropa sucia, preparar su mochila, mantener ordenadas sus cosas, desarrollar unos hábitos de higiene personal y de buena presentación, comer solo y usando correctamente los cubiertos, recoger la mesa,...

Ya he perdido la cuenta de cuantas veces habré citado esta frase de Maria Montessori pero la comparto al 100%:




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Reencuentro

¡Primera semana superada con éxito!

Exhausta, eso sí. Los primeros días de cole se juntan una montaña de emociones y nervios a los que, si añadimos toda la novedad que supone un cambio de etapa, te dejan sin energía ni para escribir un post, de ahí el retraso.



¿Lo mejor de la semana? El reencuentro con mis Castores. ¡Cómo cunde un verano a estas edades! Y... estrenarme en 2º, 3º y 4º de primaria con una gran acogida por parte de los niños. "Es muy maja, Señorita Ana".

¿Lo peor? ... No se me ocurre qué decir. No ha habido nada malo porque agotamiento y afonía no cuentan.

¿Objetivos para el curso? Que los niños se diviertan y aprendan, que disfruten en el cole, que se acuerden de su Señorita de Castellano el día de mañana, que cada día tenga un momento especial, que cada alumno tenga un momento especial, que mi paso por sus vidas durante este curso sirva para algo más que para recordar normas y memorizar poesías, que crezcan con una sonrisa, que lean con fluidez, despertar su curiosidad, sentar bases para ayudarles a razonar y a ser críticos consigo mismos, que cada uno alcance su excelencia, que se cree un vínculo entre los que estamos en el aula...

Tras unos días de adaptación y aterrizaje, se acabó la tregua. Ahora llega el verdadero reto de mantener el equilibrio entre ser muy exigente y a la vez lograr un clima de aula relajado para que aprendan sin prisa pero sin pausa, lento pero seguro. Y por encima de todo, que lo hagan disfrutando de las cosas buenas que tiene la vida.


sábado, 10 de septiembre de 2016

Volar

Es cuestión de horas que todos los niños vuelvan al cole. Ayer en una cena recordaban lo nervioso que ponía el hecho de "encontrar tu nueva clase al empezar el curso". Hoy mi sobrina me decía la mucha suerte que había tenido con su nueva tutora: "¡Me ha tocado la mejor de 4º!". 


Empezar un curso es una situación emocionante para los niños por las novedades que esto implica. Por un lado ilusiona reencontrarse con los amigos y entusiasma el desafío de hacerse mayor, por otro asusta el hecho de desconocer lo que se nos viene encima.

Los cambios siempre son para bien. Son una oportunidad de crecer y enriquecerse. Generan un reto que invita a la motivación y a aprender o incluso desaprender rutinas y enfrentar las mismas situaciones con distintas formas de hacer. 


Igual que mis niños, este año "paso a Primaria". Subo con mis Castores (P5) y les acompaño en esta nueva etapa académica llena de ilusión y de ganas de sacar lo mejor de cada uno de ellos. Tanto para los alumnos como para mí, conocernos es un punto de tranquilidad. En ellos elimina la inquietud de pensar "¿cómo será mi señorita?, ¿será buena?...". A las profesoras también nos ayuda el conocerlos de cursos anteriores ya que iniciamos el curso sabiendo qué podemos esperar y exigir a cada uno de ellos.

Es tarea de padres y tutores hacer que los posibles miedos e inseguridades desaparezcan lo antes posible. El nuevo curso se debe empezar con la confianza de que juntos vamos a llegar muy lejos. Tenemos que ayudar a los niños a creer que son capaces de volar.

miércoles, 31 de agosto de 2016

I've got the power

En este mundo de inmediatez, de impaciencia y de autocomplacencia se están perdiendo algunas buenas costumbres como la gratitud.

He leído que la Madre Teresa de Calcuta al rezar y pedir por los demás, daba las gracias a Dios como si ya le hubiera concedido los favores. 


En el libro "El secreto" se refieren a la gratitud como una herramienta poderosa, capaz de cambiar nuestras vidas atrayendo cosas buenas. Dar las gracias es hacerse consciente de lo bueno que uno tiene, es sentirse afortunado. Ser agradecido con los demás hace que la gente nos perciba como alguien amable y considerado.

En una entrevista para el diaridetarragona.com, Víctor Kuppers respondió a la pregunta "¿Qué tenemos que trabajar para tener una buena actitud?" de la siguiente forma:
Hay muchas maneras. Aprender a ser alegre, ponerle ilusión a las cosas pequeñas, relativizar los problemas, ser agradecido, pero sobre todo el gran secreto y la forma más sencilla y eficaz para ser feliz es ser amable. Y la vida nos da 300 oportunidades cada día para hacerlo. Aplíquese esta frase de la Madre Teresa de Calcuta que me parece espectacular‎: «Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz».

La gratitud es una virtud que no viene en la carga genética. Se ha de inculcar y va mucho más allá de la palabra gracias. 

Inculcar la gratitud en un niño no es una tarea fácil hoy en día, cuando todo es fácil de conseguir, el esfuerzo cada vez tiene el listón más bajo y la variedad de cosas a escoger nos desborda creando falsas necesidades. 

Para que la actitud de agradecimiento nazca en un niño tiene que residir en su casa. Los adultos somos responsables de mostrar agradecimiento hacia las cosas que vivimos y tenemos. Aquello tan típico mío de "lo que toca, toca, y con alegría" iba por aquí. El camino es encontrar algo cada día por lo que dar las gracias: el buen tiempo, el paseo en familia, el baño en la playa, la cena en un restaurante... Lo más difícil es sentirse agradecido por las cosas que nos parecen normales: una ducha de agua caliente, que "toque para comer" la comida que más me gusta, que mi hermano me deje su pistola de agua...

Una buena manera de fomentar la gratitud es valorando las cosas pequeñas en voz alta. También es importante destacar y dosificar aquellas cosas especiales, de manera que si hoy de merienda hemos ido a comprar un helado ayudemos a reflexionar al niño sobre la suerte que hemos tenido de una merienda tan especial...


El otro día le dije a mi sobrino Álex (6 años), al que por vergüenza le cuesta dar las gracias, que las personas agradecidas son más poderosas y más capaces de conseguir todo lo que se proponen porque al ser amables y darse cuenta de las cosas buenas que tienen, los demás solían comportarse con ellas del mismo modo: con gratitud y amabilidad. Tras unos minutos de reflexión, sonríe y me dice: Ah... ¡Gracias por decírmelo! A partir de ahora voy a conseguir ese poder.

miércoles, 17 de agosto de 2016

En alta mar

"Nosotros queremos hacerlo bien, Ana; pero ¿cómo?" me decía Cristina mientras ellos echaban el ancla en alta mar. El Golfet es un sitio bueno como cualquier otro para compartir experiencias e inquietudes sobre el tema que me apasiona: los niños.

Aunque el suyo es muy pequeño, de tan sólo 6 meses, mi consejo para la educación de Germán y para la mayoría es siempre el mismo: afecto, rutinas, autonomía y sobre todo sentido común. Esta es la combinación perfecta para que los niños crezcan seguros, despiertos, críticos, con recursos...


"¿Y qué opinas del uso de móviles y tablets? A mi no me gusta y cuando el niño se pone pesado intento distraerle con otras cosas: le llevo a tocar las hojas de los árboles, abro el grifo y le dejo jugar con el chorro de agua... pero evito usar el móvil para entretenerlo. Tampoco le pongo Baby Einstein". Y yo, desde aquí, os felicito Cristina. Los niños desarrollan las conexiones neuronales gracias a la exploración sensorial. Estimular sus sentidos es casi una necesidad en edades tempranas, les motivan y despiertan su curiosidad además de favorecer otras habilidades como la motricidad gruesa y fina, las relaciones causa-efecto, la interacción con el adulto... ¡De verdad que estáis haciendo un buen trabajo Cris!


"Hay niños que no obedecen, que sus papás viven sometidos a sus necesidades y sus caprichos. ¿Qué hacemos para que no se convierta en un niño así?" Básicamente dos cosas: poner límites a su comportamiento estableciendo sus correspondientes consecuencias y evitar sobreprotegerlos. Los niños capaces de reconocer autoridad en sus padres y respetarla suelen tener un mejor comportamiento, pero ya hemos dicho muchas veces que la autoridad hay que ganarsela. Además, a mayor autonomía y claridad en las órdenes y las responsabilidades que se le dan, menor es la probabilidad de criar un pequeño tirano.

Es un hecho que la educación es una responsabilidad muy grande. A veces no somos conscientes que ante los ojos de un niño cada gesto y cada palabra, para bien o para mal, tienen un efecto en la educación de los niños. 

martes, 9 de agosto de 2016

Sin rumbo ni dirección

Estos días de vacaciones nos permiten relajarnos, ser más flexibles en las rutinas y los horarios y variar nuestras actividades de ocio. Lo curioso es que los niños de hasta 6 o 7 años se conforman con poco: sólo necesitan mucho espacio para correr y moverse a sus anchas.


Da gusto ver las plazas, los paseos marítimos, los parques... llenos de niños corriendo sin rumbo ni dirección. Patines, bicis, motos, patinetes, cochecitos de muñecas... Arriba y abajo como si llegaran tarde a ningún sitio.

Ayer había clase de aerobic gratis en la plaza de la iglesia de mi rinconcito de la Costa Brava. Pasábamos por ahí de camino a casa y mi sobrino Tomás, de 3 años, sintió la necesidad de ponerse a bailar con el pelotón. Mientras la profesora iba dando instrucciones tipo "¡Izquierda, derecha! ¡Vuelta! ¡y súbelo, súbelo!", Tomás tocaba varias teclas a la vez: doy la vuelta y salto y ahora corro hasta donde está mami y vuelvo a la coreografía y persigo a mi hermano y me uno al baile y encuentro una piedra y la lanzo y sigo bailando y... así hasta treinta minutos. Al acabar la clase, me mira satisfecho y me dice "Ana, he bailado mucho". 


Los niños necesitan correr, saltar, tropezarse, trepar, saltar... ¡moverse! para lograr un correcto desarrollo de su aparato motor, pero también cognitivo, social, de autoconocimiento y autoestima. Y es que moverse, desenvolverse con seguridad y autonomía en el entorno, garantiza una mayor calidad en los aprendizajes. 

En una entrevista para La Vanguardia, Steve Hughes define niño como "el creador del hombre que será". El entorno, las experiencias gratas que se lo ofrecen, las posibilidades de exploración de estimulación que se le dan... todo esto favorecerá la creación de un hombre o una mujer con más habilidades y aptitudes el día de mañana. 


Siendo más precisos en lo que respecta al movimiento, según Hughes (e infinidad de estudios y de neuropsicologos) el cerebro infantil se desarrolla mediante el uso de la mano, de ahí la importancia de darles autonomía y variedad de materiales y actividades para que ejerciten sus manos lo máximo posible. 

Me encanta ver la llegada de un niño a la playa o al parque, cuando sienten que "el espacio es suyo" y corren sin mirar atrás, como si tuvieran que conquistar el lugar. Igualmente, como dice Hughes y como trabajamos en las clases de infantil, el niño que aprende a atarse los cordones de los zapatos, a aborcharse los botones de la bata o la cremallera del abrigo sin ayuda y puede salir al patio el primero, "se siente autónomo, realizado, vive el mundo" y  sintiéndose "seguros de sí mismos, lo aprenderán todo más rápido".



Demos libertad a sus movimientos, como reza la cabecera de este blog: "Ahora los niños trabajan como si yo no existiera" (Montessori).

martes, 2 de agosto de 2016

Domesticar

Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Ya he vuelto a casa después de un mes trabajando en Irlanda. ¡Vacaciones en modo on!

La infancia también es una etapa fugaz en los niños. A veces nos empeñamos en acelerarla, pretendiendo que los peques se hagan mayores antes de lo que les corresponde. Otras veces, al contrario, intentamos anclarlos a un periodo que necesariamente ha de pasar, alargando el uso del chupete o el pañal, hablándoles como si fueran bebés de cuna... Como siempre, en el término medio está el acierto.

Los niños necesitan crecer y desarrollar su propia personalidad. Obviamente, la educación que los padres eligen para ellos es determinante y modela los rasgos de su carácter, sin embargo, muchas veces, sin darnos cuenta, incidimos en su desarrollo de forma negativa.


En estos días de vacaciones tenemos la oportunidad de descubrir la esencia de cada niño buscando y potenciando lo mejor de cada uno de ellos. No se trata de hacer deberes, planes, actividades especiales o comprar todos los caprichos que el verano pone a nuestro alcance. Se trata de "domesticar":


Puede sonar rudo, deshumanizado pero traducido al lenguaje real, es la principal labor de la familia y de la educación: crear lazos.  

Educar es un "trabajo" exigente y continuo, a jornada completa y a tiempo indefinido. Cada gesto, cada acción, cada respuesta o actitud dejan una huella mayor o menor en los niños que van perfilando su personalidad.


Es cierto que hay niños con un temperamento fuerte, difíciles de "domesticar". A veces es por su exceso de energía, otras por las circunstancias familiares o los problemas de salud lo que hace complicado el proceso educativo. No obstante, como en la mayoría de los casos, la paciencia es la herramienta más útil en estas circunstancias. A partir de ahí, todo consiste en poner prioridades entre las semillas que queremos sembrar en el corazón de los niños. El sentido común juega un papel importante a la hora de poner límites y dar responsabilidades y autonomía a los niños: hemos de saber cubrir sus necesidades motrices, intelectuales, emocionales de manera que siempre sea el adulto el que lleva las riendas; pero ¡ojo!, no sólo para frenar sino para guiar, motivar, enderezar... "domesticar".



En cualquier caso, todos somos únicos, especiales. Como entre el Principito y zorro, como entre padres e hijos, profesores y alumnos...


lunes, 25 de julio de 2016

Mi equipaje

Ya se termina mi estancia en Woodlands. El jueves cierro la maleta y vuelvo a Barcelona con una experiencia más a mis espaldas. 


He mejorado mi inglés y el funcionamiento de la academia, he conocido a muchas personas de otras culturas, he descubierto Irlanda con su clima tan particular y sus rincones espectaculares y también me he conocido un poco mejor a mí misma. En tres días cierro la red door.


Además he conocido otros aspectos de las niñas de entre 9 y 14 años que la vida escolar no te deja apreciar. En una experiencia como un Summer Camp en el extranjero, palabras como esfuerzo, responsabilidad, independencia y autonomía se convierten en necesarias. Especialmente las niñas más pequeñas se dan cuenta de lo que supone estar lejos de casa e inmersas en otro idioma que no es el suyo. 

Otra de las expresiones que más se oye es "en mi casa me dejan" o "en mi casa no tengo que hacerlo" especialmente durante las comidas y los hábitos de sueño y orden. Me ha sorprendido el contraste que hay en los estilos educativos y lo evidente que se hace la educación que dan los padres en casa  (para bien y para mal) cuando convives con sus hijas por un tiempo. Aquello de que "se educa con el ejemplo" y que tantas veces hemos repetido en este blog es totalmente cierto. 

En lo que respecta a su desarrollo, no hay nada mejor que dar a un niño autonomía, afecto y responsabilidades para que crezca con seguridad y buena autoestima. Cuanta más confianza depositamos en ellos más seguros y capaces serán el día de mañana.

En este sentido también ha sido llamativo ver el valor que las niñas dan al dinero. Algunas han sido capaces de ahorrar y esperar a comprar el regalo que realmente andaban buscando para su mamá mientras otras disponían de una cantidad casi aberrante de efectivo y han despilfarrado en caprichos que no corresponden a las necesidades de una niña de su edad (casi ni de la mía...). 


Por otro lado es importante educar en los hábitos de alimentación. Enseñar a los pequeños a probar de todo, a comer variado y a ser respetuosos y agradecidos con aquellos que preparan la comida es algo que está al alcance de todos. He visto niñas sacar el relleno del sandwich o la cobertura de la pizza porque sólo les gusta el jamón de casa, otras que "en casa no comen puré ni pescado que no esté hecho a la plancha" y por lo tanto, no cenan... Otras que se abalanzan sobre la comida sin pensar en la ración que pueden ingerir ni si en alguien más va a querer comer. Es importante hacer de la comida en familia un momento placentero y educativo. El lado positivo  es que nunca es tarde para ponerse a ello.


Como decía, cierro mi equipaje con todas estas experiencias y algunas más que reservo para mí. 

¡El próximo post lo escribo desde España!

lunes, 18 de julio de 2016

Es algo más

Mi sobrino está a punto de nacer. No es el primero (y quizá tampoco el último en la familia) pero la llegada de un bebé siempre parece novedosa, especial, única.

En Finlandia lo tienen claro. La paternidad ha de ser logísticamente fácil ya que en sí misma ya conlleva muchas responsabilidades y cambios en la vida familiar. 


El hecho de crear un vínculo familiar fuerte es esencial para ayudar a los niños en su desarrollo. Cuando en el ambiente que hay en casa se percibe armonía y acuerdo entre papá y mamá es mucho más fácil para el niño crecer con seguridad y una fuerte autoestima. 

Crear ese vínculo exige trabajo constante, diario, minuto a minuto y supone saber combinar la rutina con la diversión, los límites con la flexibilidad, el afecto con la exigencia... Y todo ello basado en los valores que cada uno queremos transmitir y de los que debemos ser ejemplo.



Es cierto que la familia no la elegimos, nos "tocan" unos padres, hermanos e hijos que están unidos a nosotros por la sangre y por la convivencia. Así como a los amigos los escogemos y los cambiamos a lo largo de los años, la familia nos "viene dada". El caso es que en las amistades somos selectivos, alejamos de nosotros a aquellas personas que nos fallan o que no piensan igual que nosotros pero entre los miembros de una familia, la paciencia, la aceptación, el perdón, el cariño... son más generosos. Los vínculos familiares son más difíciles de romper cuanto más sólidas son las bases sobre las que se cimienta un hogar. Porque la familia es algo más.


Y mientras mi familia en España recibe y conoce al bebé yo sigo en Woodlands Academy viendo como mi inglés y el de las niñas mejora, a la vez que descubro Irlanda. De hecho, ayer fuimos a conocer el Japanese Garden en Kildare y me gustaría compartir la historia con vosotros ya que también es un reflejo de lo importante que es la familia a lo largo de la vida de una persona.

En momentos especiales como el de hoy, en el que un nuevo miembro llega a la estirpe familiar y yo estoy tan lejos de ellos, es cuando más consciente soy de lo importante que es mi familia para mí. Pero como les digo a mis alumnos en Barcelona: "lo que toca, toca y ¡con alegría!"

lunes, 11 de julio de 2016

Inmersión

Aquí seguimos, en Woodlands Academy, preparadas para empezar una nueva semana de inmersión. 


En el último post comentábamos la importancia de los idiomas para el desarrollo personal y profesional de los niños. Desde un punto de vista más antropológico, podemos decir que las lenguas son el instrumento principal de comunicación. Al mismo tiempo, el ser humano es esencialmente social, necesita de la interacción con su entorno para desarrollarse y crecer individualmente. Visto así, cuantos más idiomas habla una persona, más capacidad tiene para comunicarse y por lo tanto, más satisfactorio y pleno va a ser su desarrollo personal.

Visto desde la psico-pedagogía, el aprendizaje de distintas lenguas se produce con mayor facilidad cuanto antes se inicia. De hecho, en la etapa del gorjeo y del balbuceo, los bebés, más que palabras entienden entonaciones y expresiones faciales aunque hay autores que aseguran que los bebés son capaces de distinguir idiomas a partir de los 6 meses.

Es un ejercicio agotador el hecho de hablar todo el día, cada día, en un idioma que no es el propio. De hecho, nuestro cerebro trabaja y se desarrolla durante estos procesos comunicativos. Es más, el bilingüismo ayuda a nuestro cerebro a estar más sano, desarrollando conexiones neuronales más complejas que retrasan la aparición de enfermedades como el Alzheimer, y a participar más activamente del resto de actividades de aprendizaje. La adquisición de otras lenguas ayuda a desarrollar la corteza pre-frontal que es la parte del cerebro responsable de las funciones ejecutivas (resolución de problemas, concentración, atención selectiva,...).


Nunca es tarde para aprender, el cerebro adulto también cambia con el aprendizaje. Lo que está claro es que la plasticidad del cerebro infantil permite adquirir una segunda lengua usando las mismas herramientas que para el aprendizaje de la anterior, y lo que es más importante, usando ambos hemisferios del cerebro. A este tipo de bilingüismo se le llama "compuesto". En cambio, un adolescente que se inicia en el aprendizaje de un idioma, ha perdido gran parte de esa plasticidad, sin embargo es capaz de "coordinar" en su cerebro ambas lenguas y de separarlas en distintas situaciones. Para un adulto, dominar una segunda lengua es más complicado. Se denomina "bilingüismo subordinado" a aquel que se aprende a través de las estructuras cerebrales de la lengua materna, y esto es lo que lo hace más dificultoso. En estos casos, el hemisferio que nuestro cerebro utiliza suele ser el izquierdo y por lo tanto el aprendizaje es menos holístico. En las tres situaciones se puede alcanzar un dominio de ambos idiomas, lo que cambia es la dedicación y el esfuerzo que requiere aprenderlos.


Lo que está claro es que el aprendizaje de otras lenguas es siempre beneficioso tanto para nuestro desarrollo intelectual como para el social. 

lunes, 4 de julio de 2016

From Ireland with love

Pues sí, quien me iba a decir a mí que a estas alturas me iba a ir de Summer Camp.

Todo ha sucedido de forma casual e inesperada. Highlands Barcelona organiza a través de la red OAK International Academies dos campus de verano enfocados principalmente al aprendizaje del inglés y al desarrollo personal. El colegio me ofreció la posibilidad de acompañar a los alumnos que viajaban desde Barcelona y quedarme con ellos para mejorar mi inglés y aprender el funcionamiento de las academias que forman parte de la red académica de los Legionarios de Cristo, orden religiosa a la que pertenece Highlands Barcelona.

En mis circunstancias actuales, vi esta oportunidad como el tren que sólo pasa una vez en la vida. Así que acepté muy agradecida. Y aquí estoy, en Irlanda, disfrutando de mis primeros días de vacaciones en un país que te permite vivir las cuatro estaciones del año en un sólo día, eso sí, en un entorno precioso.




Las academias de OAK International en Irlanda son Dublin OAK y Woodlands Academy. La primera hospeda a los chicos, la segunda a las chicas, apostando por la educación diferenciada. 

Las alumnas están divididas por edades en cuatro grupos que aquí llaman teach (prununciado /chac/ en irish language) que en irlandés significa casa; esto permite que dentro de la marabunta de 100 estudiantes, cada una sienta que pertenece una familia y que hay una persona responsable de su bienestar (las dean en inglés o Bean on tí en irish language) durante su estancia en Woodlands.  Además, en cada equipo hay otras personas de apoyo, entre las que me encuentro, denominadas MAD Girls (Make a Difference Girls) que también somos un apoyo para las niñas. 




Después de unos días de adaptación, hoy hemos empezado la rutina en Woodlands: tras levantarnos a las 8:30 y la oración de la mañana, hemos tomado un desayuno contundente (gofres) para poder empezar las clases a las 10h con profesores nativos con la suficiente energía como para aguantar hasta las 14h. Por la tarde estrenamos lo que aquí llaman clinics, que vienen a ser talleres en los que las alumnas podrán cocinar, montar a caballo, practicar algún deporte específico, danza... 

Los miércoles es un día especial ya que la academia organiza salidas por la tarde. Este miércoles nos llevarán a visitar Glendalough. Los fines de semana también tenemos outings, ya hemos visitado el Zoo y el parque de atracciónes de Dublín de manera que, en estos días de salidas, podamos conocer algunos de los lugares más representativos del país. 








 

La verdad es que me esperaba una llegada mucho más nostálgica y melancólica por parte de las niñas y, para la tranquilidad de los papás cuyos hijos van de intercambio, debo decir que la acogida de las instructoras, la emoción de otras estudiantes y las actividades preparadas para la bienvenida ayudan a mucho a hacer muy llevaderos los primeros días.

En mi vida laboral he podido ir viendo como el inglés ha ido invadiendo todos los terrenos profesionales y personales en los que nos desenvolvemos. Estando aquí, donde hay niñas de varias nacionalidades, se percibe como en otros países se otorga una verdadera importancia al aprendizaje de idiomas, especialmente del inglés. Debemos plantearnos hasta qué punto le estamos dando la importancia que merece en la educación de los más pequeños. Como dicen aquí: "English, girls!!!!!"


Cuánto antes se aprende un idioma, más fácil resulta dominarlo. Podríamos decir que  los niños que lo aprenden desde pequeños crecen como bilingües. Os invito a todos a reflexionar al respecto y os animo a que fomentéis y prioricéis las lenguas por encima de otras actividades extracurriculares que, aunque también son importantes, quizá no son esenciales para tener éxito a nivel social y profesional. No debemos tomarlo como una carga para nuestros niños ya que es una herramienta que les va a abrir muchas puertas el día de mañana. Don´t you think so?

lunes, 27 de junio de 2016

Que no cunda el pánico

El verano ya ha llegado. Tenemos casi tres meses por delante. ¿Qué hacemos con los niños?


Que no cunda el pánico. Hay miles de opciones para enseñarles a entretenerse sin necesidad de estar todo el día en la calle y/o gastando.

Hasta los 7 u 8 años, los niños tienen que poder dedicar la mayor parte de su tiempo de verano al juego, ya sea individual o colectivo, de interior o de exterior, de reglas o creativo... El juego es la actividad de aprendizaje por excelencia. Además, jugando se trabajan muchos valores como el respeto, la tolerancia, etc., y virtudes como la paciencia, la honestidad, etc. El juego educa, estimula, despierta la curiosidad, crea hábitos, divierte, establece vínculos... No es cosa menor.

Para que un niño pueda dedicar tiempo al juego no es necesario que tenga muchos juguetes. Es más, diría que estos dos elementos tienen una relación inversamente proporcional, es decir, cuantos más juguetes menos tiempo se dedica a jugar (y mucho menos a recoger).

Ofrecer variedad de juegos a los niños significa poner a su alcance ideas de múltiples juegos que les ayuden a desarrollar y a superar retos cognitivos. Porque eso sí, los juegos en los que no hay un desafío a su inteligencia, a su creatividad, a sus habilidades motrices... pierden rápidamente el interés para ellos.

Os lanzo aquí distintos tipos de juegos que pueden ser útiles para niños desde 2-3 años:
Juegos de lectura: muy recomendable los cuentos de Hervé Tullet, estilo "Un libro" para los más pequeños y las historias encadenadas para los que ya saben leer, junto con las fábulas y los cuentos clásicos. 
Juegos de atención y memoria: desde el clásico memory, pasando por las historias de "¿Dónde esta Wally?, los puzzles, los laberintos magnéticos, los sudokus, el lince, así como el Conecta 4 o el 3 en raya. 
Juegos de construcción de toda la vida como Lego y los ladrillos u otros más novedosos como Kapla o la combinación de plastilina y palillos o pajitas para elaborar todo tipo de figuras. 
Juegos de imaginación o juego simbólico: disfraces, Playmobil, casitas, oficios, cocinitas, kit de limpieza, muñecas, coches... 
Juegos de expresión oral: libros de imágenes, adivinanzas, mímica, veo veo... 
Juegos de motricidad fina que pueden empezar haciendo colecciones de piedras en la playa o bolas de barro en el parque. Lanzar a una diana, tender la ropa, poner clips en el borde de una hoja o hacer un collar con ellos... Hemos visto muchas ideas para trabajar la motricidad fina aquí, aquí, aquí o aquí entre otros.
Juegos de organización espacial como la Gallinita Ciega o "Pi", laberintos, sopas de letras, crucigramas, sudokus, simetrías, hacer de espejo o de sombra de un amigo,... El Twister... (¡qué recuerdos! :D )
Juegos de lógica y matemáticas: descifrar matrículas, clasificar y ordenar elementos contándolos, Miniarco, utilizar el calendario para ver cuántos días quedan o faltan..., juegos de patrones, de series, bingo, oca, parchís, dominó, Uno, cartas, dados,... 
Juegos al aire libre como cuidar del huerto, volar cometas, practicar deportes de equipo, usar el Hula-hoop, cuerdas, carreras, pillar, guerras de globos de agua, el pañuelo,...

Estas son sólo algunas ideas de la infinidad de cosas a las que podemos enseñar a jugar a los niños. Si las aprenden, sus horas de verano se convertirán en horas de entretenimiento y diversión y las de los adultos en horas de descanso y vacaciones. 



Visto así, un rato dedicado a esto parece más una inversión que un gasto.