lunes, 27 de mayo de 2013

Soy un binomio

Cada uno se define a través de su personalidad y la personalidad es un binomio. Es el conjunto de características psicológicas que describen a las personas y que se expresan en la mayoría de sus actos. Se compone de la combinación de carácter y temperamento; por lo tanto, yo (y todos) soy un binomio.


La personalidad reúne aquellos atributos o conductas que persisten en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, en distintas situaciones o momentos; haciendo de cada persona un ser independiente y diferente. 


El carácter es la parte de la personalidad influida por la educación y la cultura recibida, desde el cual ésta empezará a formarse. Es educable aunque a veces, difícil de cambiar. Representa las características adquiridas durante nuestro crecimiento, supone un cierto grado de conformidad con las norma sociales.

En este sentido, los adultos actuaremos como modelos y referentes, corrigiendo a tiempo conductas inapropiadas, reconduciéndolas para que el niño las interiorice adecuadamente. No se trata de adoctrinar sino de procurar lo mejor para el niño y pretender que sea una buena persona el día de mañana. 

Debemos procurar un ambiente de seguridad y afecto al niño para que ese carácter se forje con firmeza y coherencia. De este modo, la autonomía y el autoconocimiento del niño se desarrollaran sobre una base más segura y sólida, facilitando su desarrollo integral. Fijaros en el caso de la hija de Brad Pitt y Angelina Jolie; ¿está fallando algo en este sentido?

El temperamento (o base biológica) marca nuestro estilo conductual. Es la base genética de la personalidad y por tanto, no educable. Se refiere al cómo de la conducta; a la manera en que una persona responde a determinados estímulos, situaciones o sentimientos. 

Este estilo conductual ya se aprecia durante las primeras semanas, durante las que los niños responden de manera diferente a sus necesidades, de modo que hay niños que nada más nacer lloran sin cesar cuando tienen hambre mientras que otros esperan más pacientemente a que su madre esté preparada para alimentarlos.  

Estas tendencias temperamentales son las que marcan las diferencias individuales. Algunos estudios afirman que hay cuatro tipos de temperamentos, aunque en general, cada persona es una combinación varios rasgos de éstos.


Y es que aunque el refrán diga "de tal palo, tal astilla" o que "cada uno es de su padre y de su madre",  todos tenemos algo que nos hace ser únicos.

Yo soy yo y mis circunstancias (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote).

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