lunes, 29 de mayo de 2017

Felicidad-es

El pasado sábado los profesores de Highlands School Barcelona tuvimos una formación impartida por la Fundación Trilema sobre Rutinas de Pensamiento. En el momento educativo en el que nos encontramos, ya no podemos conformarnos con nada. Hemos de ayudar a los alumnos a dar otra vuelta de tuerca. Tenemos que entrenar su cerebro para que sean pensadores eficaces, ciudadanos preparados para una realidad cada vez más competitiva. 


Y pensando y pensando, una de las Rutinas llamada "El Marco" nos hizo reflexionar sobre ¿qué es la felicidad? En grupos de 4 personas, cada uno debía pensar una definición de manera individual, después compartirla en 30" con los demás escuchando de forma activa para finalmente anotar en un "organizador gráfico" lo que recordábamos de lo dicho por cada compañero. Tras ver un vídeo motivacional, tuvimos que elaborar una conclusión sobre la pregunta inicial.

Tras escuchar a mi grupo llegué a esta conclusión: La felicidad una emoción o estado en el que vive el que ama y es amado, dando lo mejor de sí mismo y sin esperar nada a cambio.

Hay muchas otras definiciones: Estado de grata satisfacción espiritual y física, según la RAE; sensación de satisfacción hacia tu propia persona, es algo permanente en el tiempo, según distintas páginas de la red... Y muchos tópicos: es el camino, no la meta, es lo que somos y no lo que tenemos, no es hacer lo que se quiere sino querer lo que uno hace... Dice el Aula de Elena que la felicidad es permanente y la alegría temporal; puede ser.

En mi opinión, todos hemos experimentado momentos felices. En el colegio, trabajando con niños, te das cuenta de que son las cosas pequeñas las que más felices les hacen: pasar a boli, ser el "recadero" de la señorita, ir a pedir algo a otra clase, no tener que llevar la bata, que "toque" ICT (informática en Highlands) o SpeakArt, que "no toquen" lentejas o que el yogur sea de fresa... Y ya no os quiero contar si hablamos de conseguir el último cromo de una colección o irte a casa en el coche de tu mejor amigo...

Cuando nos hacemos mayores, como yo, que cumplo 33, perdemos esta ilusión por las cosas pequeñas de cada día. Si me paro a pensar, soy feliz a cada momento: cuando encuentro un sitio para aparcar rápido o no hay tráfico en la autopista, cantar a todo pulmón, cuando me acuesto agotada y noto como mi cuerpo se relaja, con la encuesta absurda de Cadena100 por las mañanas, al encontrarme a diario la cena hecha y el baño limpio, bailar, cuando abro un WhatsApp que solo era de alguien que quería saludarme, con la ducha y el café de la mañana, cuando encuentro una "A" gigante de excursión con mis niños, hasta con la melodía que suena en mi despertador (a pesar de que suena a las 6:40).... !

Pero sobre todo, soy feliz porque mi madre me quiere y me cuida como a una reina, me comprende, me valora, me exige, me pone como ejemplo..., porque mis hermanos me quieren tal  y como soy, porque mis amigos me admiran y me hacen sentir importante, porque mis sobrinos me adoran, porque mis alumnos encuentran en mi un referente, porque mis compañeros me respetan, por la fe y la compañía que Dios me regala... Gracias a todos ellos soy feliz. 

Los 32 han sido un año muy intenso tanto a nivel personal como profesional. He vivido momentos de inmensa alegría por lo que no me atrevo a decir que haya habido un solo día en el que, por H o por B, no haya sido feliz.

Y es que la felicidad es amar -como yo quiero a todos los que he mencionado- y ser amado -como me siento-, dando lo mejor de uno mismo -lo intento aunque no siempre lo consigo- sin esperar nada a cambio -aprender a no tener expectativas, a hacer las cosas porque sí-.




¡Un año más! ¡A por los 33!