jueves, 28 de marzo de 2013

La odisea de la vida

La batalla de la vida empieza en el momento en que se forma un embrión humano. La naturaleza y nuestra voluntad son los motores de todas las experiencias que vivimos. Lo primero no depende de nosotros, pero sí podemos influir en ello. Lo segundo sí que depende absolutamente de nosotros y debemos hacer que sea una experiencia positiva y enriquecedora tanto para nosotros como para los que nos rodean.


¡Disfrutemos desde el principio!

sábado, 23 de marzo de 2013

Las 1000 y 1 respuestas

El pensamiento divergente es aquel que permite al niño ver múltiples respuestas a un mismo interrogante planteado; varias soluciones a un problema.

Hoy en día es una cualidad casi imprescindible, diría yo. Al mismo tiempo, es una capacidad que requiere entrenamiento. Ya comentamos que el sistema educativo, en general, no siempre favorece dicho entrenamiento, preocupándose más por aspectos formales y curriculares que por educar para la vida.

Las actividades plásticas son una buena manera de ver en qué medida un niño es capaz de contemplar todas las posibilidades que existen al analizar una imagen. Por ejemplo: si presentamos una espiral en blanco y negro, lo más seguro es que lo primero que imaginen sea un caracol. Si el niño ha alcanzado el pensamiento divergente, verá una escalera, un huracán, el soplido del lobo feroz en "Los tres cerditos", la sensación de mareo, un laberinto, una serpiente, unos pendientes, los ojos de una persona, una montaña rusa... 


El brainstorming, el diálogo y la creatividad ayudan a ello. Cuando un niño hace un dibujo, hay que preguntarle "¿qué es?" y sea cual sea su respuesta, valorarla. No esperemos que el sol siempre sea un círculo amarillo con palitos alrededor, ni que los garabatos sean sólo rayotes que "decoran" el papel. Dejemos que se expresen. Y no sólo con el dibujo, también con su imaginación, en sus juegos y en sus actividades. 


Y tú, ¿cómo lo habrías resuelto?

domingo, 17 de marzo de 2013

¡De rechupete!

Existen una serie de reflejos inherentes al ser humano, que aparecen incluso antes del nacimiento y que se pierden, como tal, con el paso del tiempo. Uno de ellos es el de succión. En general se entiende como el conjunto de movimientos que el bebé hace con la boca para extraer alimento, ya sea del pecho de la madre o del biberón. 


No obstante, para el bebé este reflejo es además un medio de contacto con el entorno; también le permite experimentar una sensación de seguridad que le relaja y le tranquiliza. Según indican algunos pediatras, la mayor parte de los niños abandona los hábitos de succión antes de los 4 años.

El chupete puede ser el suplente del pecho como elemento de seguridad y de tranquilidad para el niño teniendo en cuenta algunas consideraciones:


  • La aparición del reflejo de succión no siempre implica hambre.
  • Es mejor introducir el chupete cuando la lactancia materna se ha establecido completamente.
  • La succión del pulgar puede suplir al chupete pero es más complicado de interrumpir.
  • No se debe ofrecer el chupete para retrasar una toma o una comida.
  • En niños "mayores" ofrecer biberones de agua para apaciguar el reflejo entre horas, no de zumos ni de leche.
  • A partir del año y medio se puede reducir el uso del chupete a momentos puntuales.
  • Tanto si se usa el chupete como si se usa el dedo pulgar, lo ideal es que se interrumpa a los 3 años.
  • Si persiste el hábito más allá de los 6 años se pueden producir malformaciones tanto en la boca como en los dedos. En casos así, es probable que existan otras necesidades en el niño, más allá del hábito, y que convendría conocer.


En cualquier caso, al tratar de apaciguar al niño con el chupete hay que acompañar esa acción con gestos y palabras de cariño. Igualmente, al retirarlo habría que hacer partícipe al niño y llegar a un acuerdo con él para que sienta que la decisión ha sido suya. No es un drama, ni un trauma; si lo convertimos en una aventura más en el camino de hacerse mayor, irá de rechupete.


Ya lo reza la canción: ¡Niño bebé, chupete y a la cuna...!

viernes, 15 de marzo de 2013

Arte dramático

En su día hablamos (en el post ¡Qué gane el mejor!) de la batalla que a veces abren los hijos a los padres o cuidadores. Comentábamos que no hay que dejarles que se nos "suban a la chepa". En el tira y afloja del día día, siempre y cuando nuestras decisiones no afecten a los cuidados o al bienestar del niño, el vencedor ha de ser el adulto.

Y si no, veamos una pataleta que podríamos llamar más bien una "tomadura de pelo":


En ocasiones, es difícil discernir qué es cuento y que es realidad. Ahora bien, en el momento que lo tengamos claro, la victoria ha de ser nuestra. He vivido situaciones en las que un niño rompe en un llanto histérico, una pataleta o hasta provocarse el vómito por no conseguir su objetivo o para llamar la atención.



Que las grandes interpretaciones no nos hagan dudar; para educar hay que atajar estos "momentos estelares". 

De nuevo, ¡qué gane el mejor!

domingo, 10 de marzo de 2013

¡De mayor quiero ser bilingüe!

Una persona bilingüe es aquella que conoce, domina y emplea dos sistemas lingüísticos con profundidad y que, normalmente adquiere porque están presentes en el medio familiar y social en el que vive.Por lo tanto, el niño que nace y crece en un entorno bilingüe y oye hablar en dos (o más) lenguas sigue el patrón monolingüe para el aprendizaje de cada una de ellas, y aunque siempre se establece una como principal, el bilingüe es capaz de usar los dos sistemas lingüísticos con eficacia. 

Hoy en día no podemos obviar la importancia de los idiomas para el desarrollo personal y profesional del futuro de los más pequeños. 


Es bueno que cada una de las lenguas se aprendan en experiencias distintas, es decir, que la persona que acostumbra a hablar al niño en una lengua en concreto, siempre lo haga en esa lengua, de manera que el niño la asocie a ese adulto y contexto determinado.

Los estudios han puesto de manifiesto que existe una similitud en los procesos de adquisición de las segundas lenguas antes de los seis años, siempre que las condiciones de interacción se adecuen a las de los individuos monolingües. Hablamos de bilingüismo pero es válido para la adquisición de una tercera o cuarta lengua.

Los programas de inmersión lingüística, la TV en una segunda lengua, los subtítulos en la lengua a aprender, el entorno favorable al uso de dicha lengua o evitar la traducción en el proceso de enseñanza aprendizaje son algunos consejos que mejoran la adquisición de la misma.


El cerebro humano es flexible en los primeros años. La capacidad del cerebro de aprender creando nuevas conexiones neuronales gracias a las experiencias y las estimulaciones ofrecidas por el entorno es lo que se conoce como plasticidad neuronal; termina a la vez que la lateralización (en torno a los 8 años). A partir de este momento los aprendizajes son posibles pero más costosos.

 Hay que aprovechar esta etapa, ¿are you ready?

Información extraída principalmente de "Didáctica de la lengua en la EI" M. Bigas, M.Correig; Ed. Síntesis Educación

martes, 5 de marzo de 2013

Aprendizaje activo

Hace más de 2400 años Confucio declaró lo que el psicólogo americano, Mel Silberman, hoy ha ampliado y describe como el "Credo del aprendizaje activo" en su libro "Aprendizaje activo: 101 estrategias para enseñar cualquier tema":
Lo que escucho, lo olvido.
Lo que escucho y veo, lo recuerdo un poco.
Lo que escucho, veo y pregunto o converso con otra persona, comienzo a comprenderlo.
Lo que escucho, veo, converso y hago, me permite adquirir conocimientos y aptitudes.
Lo que enseño a otro, lo domino.

Existe una relación inversamente proporcional entre la atención prestada por los niños y la cantidad de palabras que escuchan, es decir, a más "rollo" menos atención y en consecuencia, menor aprendizaje.

Todo lo contrario, la relación se convierte en directamente proporcional cuando se trata de acción; esto es, a más quehacer, mayor atención y por tanto mayor aprendizaje.

Una de las representaciones del cono del aprendizaje de Dale nos muestra el porcentaje de información que nuestro cerebro es capaz de recordar en función de cómo haya sido adquirida:


¡Manos a la obra!