jueves, 30 de mayo de 2013

Recuerdos de una infancia feliz

Hoy es mi cumpleaños. 29. Aunque también he sido niña, hace ya unos cuantos años.

Mi primer recuerdo, o al menos eso creo, es el de mi visita con poco más de dos años a la clínica de la Maternidad, a ver a mi hermana pequeña, Pepa, que llevaba unos meses en la incubadora. Me di un golpe contra el cristal al acercarme a mirarla. De esta etapa también recuerdo los biberones de fruta.


Recuerdo de mi parvulario el puré de la Sra. Esperanza, ya con 3 años. Recuerdo a la Madre Aurora y el "patio redondo" del cole, con el cohete y las barras. Subía y bajaba al colegio andando, con mis hermanas. Recuerdo mi bolsita del desayuno vagamente, azul con un arcoiris y nubes.

Recuerdo sentarme en la falda de mi padre en el salón y relajarme con su respiración. Recuerdo sus manos enormes. Su olor. 

Recuerdo subir a casa en ascensor y quitarme el uniforme en el trayecto para dejárselo a Pepa, le encantaba ponérselo. Yo prefería las bisuterías, las diademas y los zapatos de mi hermana Mon. Recuerdo la bañera del lavabo rosa, donde me bañaba con mi hermano Fer. Y jugar con sus canicas y su pistola láser.

 

Recuerdo mis juguetes: el carrito de limpieza Smoby, mi mesita de té, la casita Fisher-Price, el cochecito de muñecas rojo y blanco. Y cuando "cerrábamos" el piso para irnos en verano, ¡qué sensación!. Recuerdo el olor de Bellaterra y el de la vuelta a Barcelona después de vacaciones. Recuerdo cuando me regalaron mi primera bici "de mayor", con timbre. 


Recuerdo no poder dormirme porque mi hermana María estudiaba en voz alta. Y recuerdo dormirme con la "canción de dormir" Sacrifice de Elton John, cassette que ella misma me ponía.

Recuerdo las visitas de mis abuelas, en su casa o en la nuestra, como un día muy especial. Y la Navidad, las Semanas Santas y el verano en familia.


Recuerdo mi pasión por el baile y la música: Xuxa, La bruja Averías en Alaska y la bola de Cristal, Miliki y Rita, Teresa Rabal, Mystic, Eurithmics, Madona, Bee Gees, Hombres G, Miguel Bosé, Roxette, Aerosmith, Los Sabandeños, The Bangles, UB40, Carlos Vives, Los inhumanos, Los Manolos... la cultura musical de mis hermanas mayores...

Recuerdo a mi hermana Inés peinándome y vistiéndome como si fuera una muñequita suya. Y sus camisetas con tachuelas. Recuerdo las trenzas de mi hermana Bego, y cuando esperábamos a que dijeran su nombre en Hope Of Deliverance de Paul McCartney. Y parar en la librería "la Carlit" o en "La Panadería" a comprar algo al salir del cole.


Recuerdo el día que descubrí al Ratoncito Pérez dejándome un regalo. Y después a los Reyes Magos. Y los cuentos en disco de vinilo: "cuando oigas la campanilla, pasa la página".

Recuerdo las historias de mitología griega que me explicaba mi hermana Viqui de camino al colegio para repasar antes del examen. Y su rima "Ana, banana, mengana, palangana", que sacó de la película "Esta casa es una ruina"


Recuerdo las comidas y las cenas diarias, 10 en la mesa.

Recuerdo muchas cosas más. Todas de una infancia feliz. Y en todos esos recuerdos; en todos, está mi madre acompañándome y queriéndome, siempre presente.


Ojalá todos las personas del mundo pudieran tener recuerdos de una infancia feliz. Está en nuestra mano.

lunes, 27 de mayo de 2013

Soy un binomio

Cada uno se define a través de su personalidad y la personalidad es un binomio. Es el conjunto de características psicológicas que describen a las personas y que se expresan en la mayoría de sus actos. Se compone de la combinación de carácter y temperamento; por lo tanto, yo (y todos) soy un binomio.


La personalidad reúne aquellos atributos o conductas que persisten en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, en distintas situaciones o momentos; haciendo de cada persona un ser independiente y diferente. 


El carácter es la parte de la personalidad influida por la educación y la cultura recibida, desde el cual ésta empezará a formarse. Es educable aunque a veces, difícil de cambiar. Representa las características adquiridas durante nuestro crecimiento, supone un cierto grado de conformidad con las norma sociales.

En este sentido, los adultos actuaremos como modelos y referentes, corrigiendo a tiempo conductas inapropiadas, reconduciéndolas para que el niño las interiorice adecuadamente. No se trata de adoctrinar sino de procurar lo mejor para el niño y pretender que sea una buena persona el día de mañana. 

Debemos procurar un ambiente de seguridad y afecto al niño para que ese carácter se forje con firmeza y coherencia. De este modo, la autonomía y el autoconocimiento del niño se desarrollaran sobre una base más segura y sólida, facilitando su desarrollo integral. Fijaros en el caso de la hija de Brad Pitt y Angelina Jolie; ¿está fallando algo en este sentido?

El temperamento (o base biológica) marca nuestro estilo conductual. Es la base genética de la personalidad y por tanto, no educable. Se refiere al cómo de la conducta; a la manera en que una persona responde a determinados estímulos, situaciones o sentimientos. 

Este estilo conductual ya se aprecia durante las primeras semanas, durante las que los niños responden de manera diferente a sus necesidades, de modo que hay niños que nada más nacer lloran sin cesar cuando tienen hambre mientras que otros esperan más pacientemente a que su madre esté preparada para alimentarlos.  

Estas tendencias temperamentales son las que marcan las diferencias individuales. Algunos estudios afirman que hay cuatro tipos de temperamentos, aunque en general, cada persona es una combinación varios rasgos de éstos.


Y es que aunque el refrán diga "de tal palo, tal astilla" o que "cada uno es de su padre y de su madre",  todos tenemos algo que nos hace ser únicos.

Yo soy yo y mis circunstancias (José Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote).

miércoles, 22 de mayo de 2013

En la piel de un experto

El post de hoy no es mío. El Dr. Esteve Darwich, dermatólogo del centro Epidermos, ha aceptado la invitación y ha escrito para Pasito de gigante. Resulta que últimamente, ha recibido varias consultas a cerca de este tema, que ha querido compartir con nosotros.

Gracias por tu amabilidad y tu interés.
EL NIÑO “ABOFETEADO”

“He ido a recoger al niño al cole y al verlo me he asustado….parecía que lo hubieran abofeteado….tenías las mejillas rojas como un tomate.”

 
El inicio de la primavera suele ser inicio de infecciones víricas en los niños. Este es el caso de la quinta enfermedad o eritema infeccioso, una enfermedad causada por el parvovirus humano B19 que afecta, sobre todo,  a niños de entre 3 y 8 años.
Aunque puede causar febrícula y malestar general, la mayoría de los infectados no tienen ningún síntoma o manifiestan exclusivamente una erupción cutánea: característicamente se inicia en la cara, con una erupción eritematosa brillante (rojiza) en las mejillas, motivo por el que en términos populares también se la conoce como la “enfermedad de la bofetada”. La erupción suele descender afectando brazos y piernas dando una imagen reticulada eritematosa, cuya intensidad se hace más manifiesta en situaciones de calor, ejercicio o baño en agua caliente. Aunque la erupción cutánea puede durar 4 semanas no suele causar molestias al niño, ya que raramente es pruriginosa.
Así pues, se trata de una enfermedad típica de la infancia que puede presentarse en forma de pequeñas epidemias, afectando a varios niños de una misma clase, pero que generalmente no tiene ninguna importancia para el niño y que no requiere de tratamiento específico.
Esto nos enseña que no debemos asustarnos antes de consultar a nuestro médico, pero también que no debemos dejar de atender las alteraciones de la piel. 

Así que mejor, ¡lo dejamos en manos del experto!

miércoles, 15 de mayo de 2013

zzzzzzzzzzzzzzzzzzz...

Muchas noches en vela hacen daño a cualquiera. El descanso es parte fundamental para el desarrollo de los niños; pero también para el buen humor familiar del día siguiente.




Hay dos momentos críticos en lo que respecta al sueño: el de acostarse y el de las interrupciones de sueño a media noche.

Hay que establecer una rutina diaria y cumplirla. El niño debe acostarse a la misma hora cada día y en su cama. Dependiendo de la edad, las horas que deben dormir los niños varían entre 12h los más pequeños a 10h los niños de hasta 8 años. Hay que cumplir con el horario planificado, pero la organización del tiempo depende de los adultos, así que si se hace tarde; no queramos meterles prisas...

En este proceso de rutina se puede incluir baño, cena y un cuento o rezar antes de apagar la luz. Para ese rato compartido en la habitación, es mejor no sentarse en su cama, sino en una silla que podemos ir distanciando para que al final se acueste solo y lea sus propios cuentos.



Las interrupciones nocturnas son difíciles de tolerar cuando se alargan en el tiempo. Hay algunas pautas que pueden ayudar a sobrellevarlas. Cuando el niño se despierta por la noche y llora desconsolado para que lo atendamos, deberíamos:


- Acudir a su habitación a calmarlo pero NO sacarlo de la cama. Salir de la habitación y esperar a su reacción. Si vuelve a llorar, hay que volver a entrar y repetir el ejercicio.
- Dejar un vaso/biberón con agua y ofrecérsela sentándolos en la cama. Buscan el recuerdo de la alimentación de los primeros meses.
- Encender un punto de luz dentro o fuera de la habitación que le dé una referencia hasta dormirse.
- Tener chupetes al alcance de su mano por si pierde el que lleva puesto, para que de manera autónoma lo reponga.
- Puede tener un muñeco que "le acompañe y le ayude a soñar cosas bonitas", de manera que le dé seguridad.
- Es mejor que NO se acuesten en la cama de los padres y hermanos y NO salgan de la habitación. Y, evidentemente, tampoco se debe...




También puede darse el caso de niños muy madrugadores. Si tienen la edad suficiente, para no despertar al resto de la familia, lo mejor es que se queden en la cama hasta una hora "normal". Podemos usar un despertador cuya alarma sea el permiso para levantarse y avisar a los mayores. NO antes. Si son pequeños es más complicado poder retenerlos...

Un niño suele dormir bien salvo que le toque comer, esté enfermo, le duelan los dientes al salir, su habitación sea nueva o sufra terrores nocturnos.

domingo, 12 de mayo de 2013

Préstamos

En este post no hace falta hacer comentarios. José Saramago es suficientemente claro como para que tengamos que aportar algo más. Es válido para padres y para educadores; para todo aquel que temporalmente tiene en sus manos la vida de un niño.



Lo mejor de todo es que es un préstamo a largo plazo y sin más intereses que el amor.

¡Devolvámoslo de la mejor manera posible!

jueves, 9 de mayo de 2013

Donde dije digo, digo DIGO

Cuando un adulto toma una decisión ante el niño, debe mantenerla. Los límites y las reglas educan sólo si se respetan. 

Las reglas tienen que ser pocas, claras y con consecuencias, que los niños también deben conocer previamente. Ningún niño va a ser capaz de aprenderse una normativa para cada habitación en la que entre pero, sí que será capaz de ir interiorizando las reglas y normas de convivencia que interfieren en el día a día. 

No se trata de amenazar, ni de autoritarismo. Se trata de establecer los papeles niño-adulto de forma clara y los comportamientos aceptables de cada uno de nosotros. Recordemos que educamos con el ejemplo y que somos un modelo a imitar para los niños.


Imaginemos: un niño travieso, inquieto, desobediente, retador; al que le gusta llamar la atención haciendo "gracias" ¿debemos corregir cada mal comportamiento? No. Debemos corregir aquellos que las reglas no admiten, o aquellos que son realmente graves. 


¿Cómo? No con amenazas, no con castigos diferentes a los establecidos: "te dije que si hacías... no te dejaba el Ipad. Cómo no me has hecho caso, dámelo ahora mismo que lo guardo". Y se guarda sin más discusión. Tampoco con segundas oportunidades: "Cómo hace 5 minutos que te portas bien, ya puedes cogerlo". No es bueno "hacer la vista gorda" unas cuantas veces y de pronto tomar cartas en el asunto; lo mejor es intervenir a la primera. 

A este mismo niño, le beneficiará mucho más una recompensa. Reforzando un buen comportamiento comprenderá que si lo repite, ganará el cariño del adulto, que le hará sentirse especial, bueno, obediente, atento,... justo lo que queremos potenciar. Recompensar lo bueno es, en la mayoría de los casos; mejor que castigar lo malo. Cuando un niño oye cientos de veces su nombre a lo largo del día para llevarse una reprimenda, gritarle una vez más no va a tener ningún efecto sobre él. Es mejor actuar sólo cuando es imprescindible.

Mano de hierro y corazón de oro con las normas de la casa, pues ayudan a los niños a crecer más seguros y felices aunque a veces no nos lo parezca.


sábado, 4 de mayo de 2013

El niño que llevo dentro

En muchas ocasiones, un nivel de lenguaje muy avanzado o una altura por encima de la media, hacen que pensemos que el niño que tenemos delante ya es lo suficientemente "mayor" como para que le exijamos una serie de responsabilidades. Y no es así, sigue siendo un niño y sigue teniendo la edad cronológica y mental que tiene.



Los niños de hasta los 6-7 años se encuentran en el estadio preoperatorio de Piaget. Una de las principales características de esta etapa es el pensamiento es egocéntrico, por el cual, el niño percibe el mundo exclusivamente desde su perspectiva. El desarrollo de su lenguaje es muy notable en este periodo pero su cerebro no ha desarrollado la empatía ni diferencia el medio del fin. Los niños en esta etapa concluyen por intuición, no son capaces de deducir; tienen dificultad para establecer secuencias temporales coherentes y envuelven todos sus relatos y juegos de invenciones y atribuciones no naturales. Tampoco comprenden el principio de conservación de los elementos (volumen, masa, cantidad):


Con este panorama, tenemos que plantearnos a quién tenemos delante; su nivel de desarrollo cognitivo y su madurez, para apremiar, exigir o cargar de responsabilidad.

Querer correr más que el propio desarrollo del niño tiene dos consecuencias: hacerle saltar escalones de su desarrollo y hacerle perder tiempo de su infancia. Hay que exigirle SU 100%, no más.

Y es que, todos hemos sido niños antes que mayores...


Alarguemos la infancia, porque de mayor ¡se echa de menos!