lunes, 29 de septiembre de 2014

Once upon a time

La vida es un don, un regalo con el que nos encontramos, que nace de dos células microscópicas y que, si nos paramos a pensar, desde el primer minuto es un devenir de cosas extraordinarias. Desde la formación del feto hasta la muerte, no hay un día igual en la vida de las personas.




Es precioso ver como, sobre todo al principio, todo cambia tan rápido. Y así debe ser; no aferremos a nuestros niños a etapas que no les corresponden ni hagamos que corran más de lo que deben. Todo tiene su momento.

En los primeros años de vida todo es fascinante. Los cambios en el físico, en el intelecto y en la personalidad de los niños se producen de forma incesante. La dirección de estos cambios depende de las personas y el entorno que les rodea.

La vida es un camino que se recorre día a día. La felicidad está en el recorrido, no a su final. Llenemos la vida de los niños de momentos felices, atendiendo a lo que hemos ido viendo respecto a los hábitos, los valores, la coherencia educativa, las etiquetas, la autoestima... Es un puzzle de millones de piezas, pero al final, todas encajan.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Los increíbles

Resulta que la realidad cambia según con los ojos con los que la miras. Hay cosas que al adulto le parece que son como son y que no cabe la posibilidad que alguien haga otra interpretación. Error.



Qué bonito ver la vida con ojos de niño. Todo les asombra, todo les despierta una sonrisa, todo les hace crecer, todo les hace ser mejores... eso sí, todo lo que les aporta seguridad, afecto, estabilidad y coherencia. 

Los vaivenes sólo gustan en los columpios o en los cochecitos. En la relación con el adulto es importante seguir una línea y trabajar siempre en esa dirección. Obviamente, rectificar es de sabio, si es necesario reformular el planteamiento, se reformula; ahora bien, procurando que sea las menos veces posibles.

Los niños encuentran en el adulto aquello que les hace felices, las risas, los planes, los límites, el cariño, la cercanía, la confianza... y "olvidan lo malo", las regañinas, los enfados, las órdenes que nunca apetece cumplir, la comida que nos obligan a terminar... 

Los hijos no necesitan tener por padres a un par de superhéroes, necesitan alguien que les quiera, que les escuche y que llegue con su ejemplo y sus palabras a su corazón. Aún ahora, a mis 30 ya cumplidos, mis padres siguen siendo para mi los mejores del mundo.


Los alumnos no necesitan un maestro que domine todo el contenido que tiene que enseñar, necesitan un maestro que les enseñe a pensar, a desarrollarse intelectual y emocionalmente, que sea sensible y cariñoso a la vez que exigente y disciplinado.

¡Casi nada!

domingo, 21 de septiembre de 2014

Código de barras

¡Qué duro es sentirse diferente! Especialmente si la diferencia nos pone por debajo de lo que socialmente está establecido como "normal". A todos nos ha pasado en algún momento. Hasta hay cuentos como "El patito feo" que pretende sensibilizar a los más pequeños inculcándoles que hay que querer a los demás por lo que son, no por su físico o lo que tienen.


Con los niños con dificultades de aprendizaje, caben dos posibilidades: ayudarles a que su infancia sea lo más normal y feliz posible o la más frustrante que hubiera podido imaginar.

Un maestro, en colaboración con la familia, debe lograr encontrar aquello que, en cada alumno lo hace diferente, especial, importante. Es difícil, costoso, lento, a veces casi imposible, pero los beneficios de encontrarlo repercuten directamente en la autoestima y el autoconcepto de los niños.



Ya comentamos en posts anteriores que etiquetar a las personas es un gran lastre. Un niño etiquetado es un niño al que ya hemos limitado su desarrollo potencial. A un niño al que excluimos de determinadas actividades por que su presencia puede ser molesta o dificultar el desarrollo de las mismas, le estamos cortando las alas en lo que a autonomía y a aprendizaje se refiere.

Todos tenemos algo bueno, algo en lo que destacamos (aunque sea un poco) por encima de la media: una actitud, un valor, una virtud, un hábito... Lo mejor es descubrirlo y explotarlo, porque eso nos dará seguridad y confianza para compensar nuestras debilidades.


El adulto debe procurar que el niño dé con eso que le va a hacer brillar "a pesar de los pesares".

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Poco a poco

¿Cómo han ido estos primeros días

Para unos niños ha sido más fácil que para otros. Algunos lloran antes, otros durante, otros después. En mi clase no hay ninguno que llore todo el rato, en la de mis compañeras tampoco, por lo que mamás y papás, estad tranquilos.



El proceso de adaptación en la etapa preescolar puede durar días, incluso alargarse al primer mes de cole. No hay que agobiarse, si no verlo como algo natural que forma parte de esta etapa.

Los niños, poco a poco van aprendiendo que parte de su jornada están "condenados" a pasarla en el cole y, en cuanto lo asumen, esa "condena" se convierte en un rato de diversión y aprendizaje.

Hasta que ese momento no llegue, lo mejor es que evitemos alargar la despedida, entrar en el aula de los niños y acompañarlos en brazos de camino al cole. A ser posible, evitaremos comentarios de lástima o preocupación ante ellos, así como compadecernos de su llanto; al contrario, debemos mostrar seguridad y confianza en el cole y en el maestro para que cuando el niño llegue al cole piense que está casi como en casa.

El lunes tuvimos la primera reunión de padres de infantil y cuando la coordinadora presentó al equipo educativo, dijo algo así como: "las profesoras asumen vuestras funciones (de los papás) mientras los niños están en el cole, se convierten en su referente de seguridad, cariño y autoridad, por eso es tan importante el trabajo conjunto padres-maestros". La solidez en la educación y aprendizaje de los niños se basa en eso precisamente: en que éste pueda vislumbrar una línea coherente que muestre continuidad entre lo que se hace en ambos lugares.



Yo, como maestra, tengo como principal objetivo que los niños vengan contentos al cole y se vayan felices a casa; y mientras, que aprendan, jueguen, disfruten, piensen, pregunten, respondan, prueben, conozcan, resuelvan, comprueben, inventen... en definitiva, que crezcan personal e intelectualmente.

sábado, 13 de septiembre de 2014

TIC, TAC, TIC, TAC...

Es cuestión de horas y todos volveremos a estar en nuestro sitio: maestros en las aulas, niños en el cole y papás y mamás en sus quehaceres y horarios habituales. 


Por mi parte, la expresión es otra: ¡estoy feliz de que empiece el curso!

Mi clase está preparada, mis niños tienen sus materiales listos para despertar en ellos el máximo aprendizaje posible. 


Los primeros días suelen ser duros, sobre todo en edades tempranas por lo que os dejo un par de tips que os pueden ayudar a que el drama se acorte:

- Estos días previos hay que hablar del cole con naturalidad y sobre todo, no demasiado.
- Los niños que sepan, deben llegar andando a la clase, los que no, en la sillita, evitar brazos.
- Los papás, abuelos o cuidadores que los acompañen deben permanecer en la clase o en la entrada del cole el menor tiempo posible.
- La despedida debe ser corta y sincera: "Adiós Pepito, vuelvo esta tarde a recogerte. Pásalo bien"; un beso y media vuelta aunque se nos rompa el corazón.

Es probable que al volver a recogerlos, de la emoción o los nervios lloren de nuevo pero eso no quiere decir que hayan pasado el día así. Debo deciros que, en general, estos llantos duran solo un rato. Las profesoras no permitimos que ningún niño pase el día llorando. 


Hay muchos niños que el lunes pisarán un cole por primera vez, ya sea porque es su primer año de escolaridad o porque los han matriculado en otro centro. Esto es algo que los maestros también tenemos en cuenta, procurando atender a estos niños con la mayor delicadeza y cariño para que se integren lo antes posible.

A los que esperamos el 15 con ansia e ilusión (sea cual sea el motivo), ¡ánimo que ya no queda nada! ¡Es cuestión de horas!


martes, 9 de septiembre de 2014

Posibilidades infinitas

Actualmente en la escuela, el niño es el centro del aprendizaje, de manera que todo aquello que queremos que aprenda debe partir de su propio interés. Pero no basta sólo con esto. Creo que hay dos elementos más que tienen un factor decisivo en su aprendizaje: autonomía y metacognición (de la que hablaremos en el próximo post).

Autonomía no es independencia o abandono. Es la capacidad de uno mismo para resolver solo y con éxito cualquier circunstancia que se presente. Para edades tempranas podemos considerar distintas áreas en las que el niño puede ser autónomo, vayamos desgranándolas:

  • Motricidad: demos libertad de movimiento, "arriesgando" en el límite seguro. Que gatee, que suba, que baje, que salte, que haga equilibrio sobre los bordillos, que camine siguiendo una línea, que baile sin control, que haga puntería o se meta en la portería, que chute, que salte a la cuerda y a pata coja, que vaya en bici o en patinete... Además de inculcar un hábito saludable como es el deporte, ayudaremos a desarrollar la orientación espacio-temporal, la coordinación, atención, etc. 
  • Lenguaje: dejar hablar, preguntar y dejar responder, no interrumpir, no acabar las frases por ellos, corregir con delicadeza y con la conciencia de que el error y la repetición forman parte del aprendizaje. Enseñarle con el ejemplo a hablar correctamente, llamando a las cosas por su nombre.
  • Hábitos: asearse, vestirse, peinarse, controlar esfínteres, ponerse los zapatos, recoger su ropa, ordenar sus cosas, saber toser y estornudar con la mano en la boca, llevar los desperdicios a la basura, tener un encargo y cumplirlo, y... con la comida... de todo, sentado y sin necesidad de distracciones. Usar las normas de cortesía y mirar a los ojos de su interlocutor.
  • El chupete, los pañales y el salir de la cama antes de que suene el despertador deberan ir desapareciendo paulatinamente.

Creo que ya lo he comentado en otras entradas, pero me gusta recordar lo que decía Maria Montessori: 

"Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo"

El proceso del desarrollo de la autonomía no tiene un plazo determinado. En las situaciones cotidianas que irán sucediendo de manera natural podemos promoverla, explotando todo el potencial del niño. Si sabemos cómo hacerlo iremos viendo progresos en seguida.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Love is all that matters

He recibido este vídeo hoy. 

No puedo escribir nada, literalmente no puedo. 


Con los ojos llenos de lágrimas y el corazón encogido doy gracias a Dios por la suerte que he tenido y le agradezco también el poder dedicar mi vida a la educación infantil, aunque seguramente los niños con quien yo trabajo me necesiten mucho menos que ESTER y SAM a su hermana de 8 años. 

Ojalá no vieramos el sufrimiento en la cara de ningún niño, ojalá. Pero como no puede ser, ojalá todos los niños del mundo tuvieran un ángel de la guarda tan real y tan valiente como JANE. Seguramente sea lo mejor que tienen ESTER y SAM en esta vida. Está claro que el amor es lo único lo que importa, lo único que nos engrandece.

lunes, 1 de septiembre de 2014

La lará la la...

Me encanta la música, casi toda. En especial la que se puede bailar sea cual sea el estilo.

Es conocido por todos que la música ayuda al desarrollo cognitivo. Además entretiene, ameniza un ambiente aburrido, acompaña a los estados de ánimo o incluso los provoca.

El cerebro de algunos tiene un don innato que les permite dominarla, componer, crear, expresar. El de la mayoría se conforma con disfrutarla o como mucho ejecutarla sin hacer del todo el ridículo. Algunos pensamos que dominar un instrumento es imposible...



Los niños deben vivir en entornos musicalmente enriquecidos. Esta idea dista mucho de la de pensar que el "Pollito pío" les aporte algo enriquecedor. Un niño musicalmente estimulado es aquel que ha percibido los sonidos de la naturaleza y el entorno en el que vive gracias al esfuerzo de escuchar lo que no siempre se oye en un día a día que esta colapsado por las prisas: la lluvia, los pájaros, el mar, el viento...

La música clásica puede tener un efecto relajante desde los primeros meses de gestación y que después pueden acompañar algunas rutinas o ambientar una tarde de juegos ayudando al niño a desarrollar el placer por la música. También hay grupos musicales infantiles que se dedican profesionalmente a componer canciones que estimulen el aspecto auditivo así como otros aprendizajes en el niño.

Es conveniente que la música que escuchen los niños desde pequeños tenga una composición trabajada en la que se usen instrumentos que puedan reconocer, y las letras, si las hay, sean adecuadas y con rimas bien elaboradas.

Es bueno que si el niño tiene oído y disfruta de la música, pueda poner en práctica esa virtud, ya que no aprovecharla es limitar un desarrollo cognitivo frenando su inteligencia musical.


Siempre se ha dicho que la música es un lenguaje universal que puede hacer vibrar a todos los seres humanos sean de la raza que sean. Incluso aun cuando no comprendemos una letra o no reconocemos un instrumento, somos capaces de usar una canción como medio de expresión o simplemente como elemento de disfrute.

Y es que con la música, en ocasiones no se necesitan las palabras para comprenderla o interpretarla. Hasta el que se considera más arritmico y con peor afinación, lleva algo de músico dentro, y no es cosa mía, sino de la neurociencia: