miércoles, 11 de septiembre de 2013

Es de bien nacido ser agradecido

Qué difícil es pronunciar algunas palabras, si se pronuncian sinceramente y desde el corazón: perdón, gracias, te quiero,...

Y digo difícil porque su trascendencia y su significado son notables. Cuando se usan con demasiada frecuencia y sin darles el valor que merecen entonces son palabras vacías. 

Y por este motivo, enseñar a los niños a usarlas también es asunto complicado. Ya lo vimos en Vale más una imagen...  


Es vital inculcar en los niños valores y virtudes desde pequeños, con nuestro ejemplo. La diferencia entre valor y virtud es que el primero "sólo" indica la importancia que le damos a un aspecto (la bondad, el orden, la generosidad...) y la segunda es el hábito adquirido de ese valor (ser bueno, ordenado, generoso...).


No hay mejor didáctica que la del ejemplo para enseñar virtudes y valores: la solidaridad se enseña a los niños siendo solidario, ya que para ellos es más fácil comprenderla viendo en el adulto un gesto solidario que escuchando que es solidario aquel que comparte y ayuda a los más necesitados.

La coherencia entre la ética familiar y la escolar es una muy buena estrategia para reforzar las virtudes que los niños adquieren, ya que de esta manera se trabaja en una misma línea. De ahí, que además de los aspectos académicos, se tengan en cuenta los éticos para hacer la elección del mejor centro educativo para el niño. 


Bajo mi punto de vista, el agradecimiento es algo que se está perdiendo a causa de la sociedad actual. Acostumbrados a tenerlo todo, aquí y ahora, a no luchar y no esforzarnos por conseguir nuestros deseos, todo lo que recibimos, material o no, parece normal, un mínimo. Y no es así. Hay que enseñar a los niños a esforzarse para lograr las cosas y a agradecer lo que recibimos de los demás.

He topado con este vídeo en Youtube y me ha parecido precioso.


¡Gracias!

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