lunes, 30 de noviembre de 2015

Ole, ole y ole

Y así fue: ole, ole y ole.

Recibí una invitación para asistir a una conferencia de Victor Küppers y en esta ocasión sí pude ir. Ya me había perdido dos anteriores y algo me decía que a esta no podía fallar.

Ya había visto parte de su charla "Gestionar el entusiasmo" en TED y otras personas me habían hablado magníficamente de ella. Debo decir que en directo me fascinó, a pesar de ceñirse bastante a lo que yo ya conocía. Porque cuando vives entusiasmado, ole, ole y ole.


Aunque su enfoque está orientado más bien al ámbito familiar, es aplicable para cualquier persona, de cualquier edad, estado civil, sexo raza o religión.

Si tuviera que hacer una síntesis destacaría lo siguiente:


  • Todo en esta vida requiere tiempo, esfuerzo y dedicación.
  • Todos los seres humanos transmitimos sensaciones a través de nuestra actitud, sea cual sea nuestro estado de ánimo o nuestras circunstancias. La decisión de "ser una bombilla" e iluminar el camino por donde andamos es nuestra. Somos lo que transmitimos. Para Küppers, amabilidad y alegría son la mejor actitud que cualquier ser humano puede mostrar, de lo contrario eres un melón
  • Las prioridades de cada uno nos ayudan a tener objetivos e ilusiones. Küppers cita este juego de palabras de Stephen Covey: "Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante". No podemos vivir como pollos sin cabeza, que siguen corriendo tras ser decapitados, es decir, no podemos vivir sin rumbo, acomodarnos en una rutina y haciendo siempre lo mismo del mismo modo, porque eso no entusiasma, no carga las pilas. Las novedades, las sorpresas, los cambios nos llenan de energía, nos ilusionan, nos entusiasman... y eso se transmite.
  • Es una falacia eso de que es mejor dedicar a los hijos/pareja un tiempo corto pero de calidad que mucho tiempo pero sin entrega. Durante el tiempo que dedicamos a los nuestros debemos estar al 100% y obviamente, cuanto más tiempo, mejor.
  • Está demostrado que las personas alegres son más productivas. Lo contrario es ser un cenizo, siempre dando vueltas a lo negativo. Todos tenemos motivos para ser alegres. Todos. Es importante mantener el ánimo. A veces hay que buscar los motivos de nuestra alegría con herramientas como: 

    • La lista Seligman: escribir nuestros principales problemas y después clasificarlos en dramas o no dramas. Nos daremos cuenta de que la mayoría no son dramas si no circunstancias a resolver y mejorará nuestra actitud.
    • La lista Sharma: escribir 20 cosas fantásticas que tenemos o que nos han pasado y que nos ayudarán a ver lo positivo en cada momento.
  • La actitud se elige y marca la diferencia entre ser una gran persona y un mediocre, un merluzo según sus denominaciones. Hay una frase que dice "si yo cambio, aunque nada cambie, todo cambia".

Vivir entusiasmado requiere: reír, sonreír, ver el lado bueno de las cosas y de las personas, ser agradecido, dar sin recibir, sorprenderse de todo, disfrutar de lo que tenemos y de lo que somos. No es difícil pero requiere tiempo, esfuerzo y dedicación.

¿Cuándo empezamos?

Gracias Victor Küppers por un gran rato lleno de sentido común.

lunes, 23 de noviembre de 2015

¡No me gusta!

Pues resulta que la alimentación no solo tiene una incidencia directa sobre nuestro físico sino que también influye en nuestro desarrollo psicológico. Ofrecer una dieta saludable a los niños es garantizarles todas las herramientas para desarrollar todo su potencial, no solo en el cole, también en su vida cotidiana. Una dieta saludable nos ayuda a ser más fuertes, sanos, con mayor capacidad de resiliencia y más felices.

Según el programa "L'ofici d'educar" (El oficio de educar) en su capítulo sobre "Niños y alimentación consciente" emitido por Catalunya Ràdio, una exposición temprana a alimentos grasos podría reconfigurar el cuerpo de los niños de manera que siempre quieran ese tipo de alimentos.

Según Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación emocional y bienestar de la UB, las rutinas familiares giran en torno a la mesa y suelen ir acompañadas de otras muchas emociones que convierten esos momentos en algo más especial, que nos permiten experimentar un bienestar consciente. En los países desarrollados la alimentación destaca por su exceso tanto en cantidad como en calidad: demasiadas grasas y azúcares, sal, grasas animales... No obstante, los efectos de una alimentación sana repercuten en los genes que se transmiten de generación en generación así que las decisiones que tomamos relacionadas con la alimentación tienen un efecto directo sobre nuestra descendencia.

El resumen de lo que significa alimentación saludable es: evitar al máximo todos los alimentos procesados, consumir alimentos próximos a la naturaleza (frutas, verduras) e integrar el concepto de estacionalidad. 

Las chuches son el mayor enemigo en esta etapa: los niños tienen que entender que los azúcares (también los de la bollería industrial, zumos envasados...) les "quita las cosas buenas" que tienen en su organismo como el calcio o el hierro. Otra guerra es el pescado, algunas verduras... 


Es importante poner a su alcance toda la información, adecuada a su nivel, de manera que sean conscientes de qué necesita su cuerpo para funcionar bien. A partir de 3 o 4 años comprenden perfectamente el funcionamiento de la pirámide de los alimentos así como de lo que es saludable y lo que no. Puedo dar fe de ello porque el proyecto de Alimentos de P3 y P4 del curso pasado fue todo un éxito.


Los padres deben ser el principal ejemplo de una alimentación sana, una dieta rica y variada. Los niños hacen lo que ven, si mamá no come fruta o si papá nunca toma verdura cuando toca para cenar... difícilmente los niños querrán comérselo.

Mi profesora de alimentación decía: "con la insistencia llega la preferencia". Si queremos que los niños coman saludable, tenemos que insistir en ofrecerles una dieta de ese tipo, en especial aquellos alimentos más "complicados de vender". Con el tiempo, veremos como rechazan alimentos poco saludables. Ante el típico "no me gusta..." responderemos siempre: "pruébalo y si de verdad no te gusta, no te lo comes".





martes, 17 de noviembre de 2015

Purpurina

En un momento en que occidente llora unas muertes absurdas, tanto como todas las que provocan las guerras, el odio, el dinero y el poder en el resto del mundo; me resulta difícil escribir.


Educar para la Paz, por la Paz y en la Paz debería ser uno de los principales objetivos de cualquier sistema educativo. Hay dos metodologías que funcionan, y de hecho, son más eficaces si se aplican conjuntamente: amor y ejemplo.


Es nuestra obligación enseñar a los niños a canalizar sus emociones, en especial las negativas. Aprendiendo a controlarlas desarrollarán una personalidad fuerte que les ayudará a tomar las decisiones adecuadas en los momentos decisivos en sus vidas. 


Ser conscientes del torbellino de purpurina es el primer paso para lograr llevarla de nuevo a la calma y evitar males mayores.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Con-sentido

Un espacio, una pausa, un guión... pueden suponer una gran diferencia: por que no es lo mismo con  sentido que consentido. Ya está el humor español para encontrar el chiste fácil :p

Ahora bien, ambas, con sentido y consentido, tienen una relación inversamente proporcional. Cuanto más consentido está un niño, con menos sentido lo educan sus padres. Cuanto más sentido común tiene un niño, más exigentes han sido con él, más decisiones ha tenido que tomar y más consecuencias ha asumido. Obviamente, adecuadas a su nivel y a su edad.


Los padres con sentido, ponen límites a sus hijos y les dicen "no" cuando es necesario. Sus hijos se sienten seguros porque saben qué se espera de ellos, qué está bien y qué está mal, cómo deben comportarse en cada situación...

Los niños consentidos suelen ser déspotas, poco colaboradores, comodones, faltos de hábitos de conducta y ajenos al concepto de responsabilidad. El verdadero problema no es este, si no que de no tomarse medidas a tiempo, nos encontraremos con una generación de adultos incompetentes, acostumbrados a tenerlo todo fácil, hecho, logrado sin el más mínimo esfuerzo. Evitar que realicen sus tareas diarias no los hará mejores, ni más buenos. No guardarán mejor recuerdo de su infancia. Les hará indefensos en el futuro.


En un artículo publicado en La Vanguardia en 2009, desde la Fundación Pere Tarrés, su entonces director general advertía: 
Se trata de transmitir tres valores -orden, esfuerzo, respeto- enseñando al pequeño a recoger los juguetes y por cansado que esté, exigirle que lo haga cada día. Así interiorizará ese comportamiento. Y como eso, todo. Nunca eximirle porque estudia mucho (o porque es pequeño, aportación personal).
El egocentrismo propio de la primera edad acompañado de la indiferencia, la indulgencia, o la condescendencia de los padres... es una mala combinación para una dar a los niños una buena educación. Desemboca en falta de autocontrol y de inseguridad durante la infancia que, para cuando llega la adolescencia ya es, quizá, demasiado tarde tratar de corregir.


Es importante transmitirles el sentido de responsabilidad y la cultura del esfuerzo con tareas concretas ya adaptadas a su edad de manera que con normas, pautas, límites, cariño, ejemplo y alegría hagan por sí mismo las cosas con-sentido.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Juntos pero no revueltos

En más de una ocasión hemos hablado de la influencia, positiva o negativa, que pueden causar las etiquetas en los niños. Cuando la etiqueta es positiva, es un elemento poderoso; recordad el post sobre Thomas Edison. No obstante, cuando la etiqueta es negativa, el nivel de motivación y de interés del niño por esa determinada actividad desciende en picado.

Luego hay otro tipo de etiquetas, las que la sociedad nos impone:


Este post es delicado puesto que trabajo en una escuela en la que desde primero de primaria las clases se separan entre niños y niñas. Por otro lado, yo me he educado en un colegio de niñas en el que he sido muy feliz y he logrado un desarrollo personal, social, profesional... excelente (entendiendo por excelente que me siento realizada en todos los sentidos).

Hoy en día, en el mundo de la educación, este tipo de centros son la minoría. Existen argumentos sólidos para apostar por la opción mixta, como que la sociedad lo es. Los centros de educación diferenciada ofrecen un aprendizaje más personalizado y orientado al tipo de desarrollo cognitivo y madurativo que viven los alumnos. Podría extraerse de esta reflexión que este tipo de colegios etiquetan a sus alumnos y discriminan por razón de sexo, pero sería un inmenso error.


Partiendo de la premisa que toda persona, hombre o mujer, tiene los mismos derechos y deberes ante la ley y la misma dignidad ante la sociedad, no podemos obviar que existen diferencias en lo que se refiere a maduración biológica (que se intensifican en la adolescencia), física, intereses, relaciones sociales... De hecho, lejos de lo que se pudiera pensar, la educación diferenciada rompe estereotipos dentro de las aulas, eliminando la idea de que existen materias de chicos y otras de chicas o actividades para unos u otros.

Y es en este punto donde se enlazan las etiquetas con la educación diferenciada. Ofrecerles una educación que les lleve a la excelencia es un deber y una responsabilidad nuestra. 



Niños y niñas nacen con las mismas habilidades y talentos, con las mismas posibilidades y derechos de aprendizaje. Los estereotipos surgen cuando se eliminan de los intereses y las inquietudes de los alumnos ciertas actividades o juegos por que "son de niñas" o "son de niños". Todos somos aptos para llevar a cabo cualquier labor o tarea, siempre y cuando se respete nuestra madurez y desarrollo cognitivo tanto como nuestros gustos e intereses.  Porque una niña puede ser astronauta o detective tanto como un niño. Un niño cocinero, o poeta tanto como una niña.  Lo importante, en cualquiera de los casos es que sean felices.