miércoles, 31 de diciembre de 2014

¡Pasajeros al tren!

Hemos llegado a la última parada de 2014, la estación está repleta y el equipaje viene muy cargado.


Espero que para los más pequeños el viaje sea intenso, rico, lleno de amor y de felicidad y que los más mayores sepamos transmitirles fortaleza, espíritu crítico y confianza para poder sortear los obstáculos y tomar las decisiones adecuadas a lo largo del trayecto.

Se abre una nueva vía, la de 2015, lleno de oportunidades que nos ayuden a todos a ser mejores. Mi deseo para este año es que las aprovechemos.



¡Feliz trayecto!

domingo, 28 de diciembre de 2014

Happy

Se acaba el año y hay que hacer balance. En la vida de un niño, un año es mucho tiempo. Si pensamos como estaban hace 362 días, veremos que la cosa ha dado un giro de 360º, casi a un grado por día. Y es que así es. Con los niños no hay dos días iguales.


Muchas veces hemos comentado que la vida de los niños tiene que "nutrirse" principalmente de afecto y límites; aspectos que le llevan al desarrollo de una buena autoestima, seguridad en sí mismos y un buen autoconcepto. Un niño que consolida estos aspectos en su personalidad va a ser, probablemente, más feliz que otro que no logre desarrollarlos.

Ayer comentaba con un amigo la importancia de conocerse bien a uno mismo para poder disfrutar de cada momento que nos brinda la vida y llegar a ser felices. Carlos -así se llama el amigo en cuestión- me decía que, bajo su punto de vista, hemos de encontrar la felicidad en nosotros y que ésta debe ser independiente a alguien o a algo. Yo creo que tiene razón.

El niño que siempre necesita algo para ser feliz es difícil que sea feliz como adulto porque siempre va a estar insatisfecho. El niño que no sea capaz de conocer sus virtudes, explotarlas y disfrutar de las circunstancias cotidianas, puede que como adulto nunca se sienta plenamente realizado.

Estos días de fiesta y regalos hacen que el sentido de la verdadera felicidad se pierda y los niños confundan la ilusión por tener determinado juguete o regalo con el hecho de ser felices. Es importante hacerles comprender la diferencia y fomentar en ellos una actitud de agradecimiento y conformidad en lo que se refiere al tener, porque nada de esto da la felicidad (aunque puede contribuir a sentirla). Es complicado comprender esto a ciertas edades, pero quizá el resultado sea este:


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Holidays are coming!

¡La Navidad ya está aquí! ¡Las vacaciones han llegado!


El tópico de "es una fiesta para los niños" o "los peques son los protagonistas" no me vale para este año. Es obvio que son ellos los que más van a disfrutar pero es nuestra responsabilidad y nuestra obligación transmitir algo más que consumismo, regalos, compras y comilonas.

La Navidad es una época perfecta para inculcar valores y virtudes como la generosidad, la caridad, la gratitud, la amabilidad, la sensatez. Ayudar a los niños (a partir de ciertas edades) a valorar lo que tienen y a comprender que no se puede tener todo es complicado. Podemos poner como punto de partida la mesura al escribir la carta a Papá Noel o a los Reyes Magos: no pueden recibir cartas con un catálogo de juguetería completo. Los adultos debemos "censurarla" con la ayuda de los niños, haciéndoles reflexiones como: "tienes uno muy parecido", "a esto no jugarás porque no te gusta...", "esto mejor lo pedimos para tu cumpleaños, que tantas cosas no se pueden pedir". 

Para valorar lo que tienen, es bueno que cuando hagan la carta, por cada juguete que pidan escojan uno suyo para regalárselo a un niño que no pueda celebrar la Navidad.

A los papás de los más pequeños os recuerdo que el Niño Jesús, los Reyes Magos y Santa Claus están recogiendo chupetes y pañales de los niños que ya se han hecho mayores y ya no lo van a necesitar.

Y a todos, amigos y lectores, os deseo una felicísima Navidad rodeados del cariño de los vuestros, que siempre es el mejor regalo.


domingo, 21 de diciembre de 2014

A la vuelta de la esquina

Ahí está la Navidad: a la vuelta de la esquina. Este fin de semana he aprovechado para ir a hacer algunas compras. ¡Qué horror!

Asusta ver como la TV y la publicidad dominan nuestros gustos y nuestras necesidades. Ahora toca pedir a los Reyes Magos, a Papá Noel o al Niño Jesús que nos traigan regalos porque hemos sido muy buenos. Pero, ¿dónde está el límite? ¿cuál es el criterio para meter o no en el camello, el trineo o el pesebre un regalo? Debajo del árbol, no todo vale.

Bajo mi punto de vista, en la mayoría de los casos, los niños pequeños tienen las necesidades que los adultos les creamos (papás, TV, amistades...) 

En realidad, un niño pequeño disfruta de cualquier novedad, el problema es que si no le gusta lo suficiente, disfruta sólo un ratito; luego, el juguete deja de tener interés. Por eso, a la hora de hacer la carta de regalos, seamos sensatos: pensemos en los intereses del niño, en sus gustos y en su manera de jugar. Olvidemos lo que los dibujos animados y los anuncios generan y escojamos bien.

El juego es una parte importantísima del desarrollo del niño. La mayoría de aprendizajes que se producen en la primera etapa (0 a 6 años) se alcanzan a través del juego. No todos los juguetes sirven. Cada edad tiene un juguete más adecuado y cada objetivo de aprendizaje hace que uno u otro sea mejor. 

El juego heurístico, por ejemplo, no requiere de grandes compras. Se trata de divertirse descubriendo y probando. En la mayoría de las ocasiones, los materiales caseros son los que más interés despiertan en los niños. En la etapa del juego simbólico, las cocinitas, los coches, las tiendas y las muñecas son los que más éxito tienen entre los pequeños, aunque no los únicos. Los disfraces tienen un gran poder sobre el desarrollo de la imaginación. 


Los puzles, construcciones, tangrams, ábaco, cartas, memory,... ayudan al desarrollo del razonamiento lógico-matemático. La plastilina, los juegos de coser, ensartar, punzar, colorear... favorecen la motricidad fina. Los cuentos y las canciones potencian el desarrollo del lenguaje y del aspecto artístico de los niños. 

Y lo mejor de todo es que cualquier juego elegido con criterio suele tener un impacto global en el desarrollo del niño; es decir, un sólo juego o juguete suele favorecer el aprendizaje del niño en todas sus dimensiones.


Pues lo mismo: "si hay que comprar, se compra; pero comprar por comprar, es tontería".

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Cosas de la edad

Hace no mucho vi un vídeo relacionado con la escolarización de niños prematuros

En él, un matrimonio padres de dos niños explican su caso: uno de ellos, el mayor, nació prematuro con sólo 26 semanas de gestación. En caso de haber llegado a término, el niño hubiera nacido en el año siguiente. Este año, a pesar de no ser gemelos, han empezado el cole ambos en P3.  



La mamá cuenta que, aunque no ha observado retrasos en el habla o en el pensamiento, sí los ha detectado en el movimiento. La maestra de los hermanos considera que de no haber retrasado su escolarización, este niño habría sufrido angustia y ansiedad por la distancia temporal que lo separa de los nacidos en el año que él. 


La burocracia educativa, las leyes, la normativa, las inspecciones y las ayudas hacen que sea complicado considerar este tipo de cosas, que pueden marcar la diferencia en la vida académica y personal del niño.

He encontrado en la red un expediente dirigido a la Consejera de Educación, Cultura y Deporte de Aragón que lleva por asunto "Escolarización según edad de menor prematura". En su desarrollo se solicita a la consejería que atienda la solicitud de retrasar el curso escolar que le corresponde a una niña que nació prematura el 29 de diciembre de 2011, cuyo parto estaba programado para abril de 2012. Vale la pena leerlo y ver qué cantidad de trabas y zancadillas se ponen al sentido común y a la sensatez.

"El desarrollo cognitivo de un niño que nació de parto prematuro no puede predecirse; cada prematuro es único y debe ser atendido con un programa individualizado teniendo en cuenta sus riesgos y necesidades.Hay evidencia suficiente sobre relaciones entre prematuridad, trastornos cognitivos y/o rendimiento académicos, en diversos estudios que incluyeron grupo control de niños que no fueron prematuros al nacer, se observó que los niños prematuros presentan en la infancia mayor porcentaje de déficit en el rendimiento cognitivo general.Entre 2 y 4 años se pueden manifestar trastornos del habla, conductas anormales y trastornos  motores finos. A partir de los 5 años se pueden detectar casos menos graves de torpeza motora, dispraxias, trastornos del aprendizaje y cocientes de desarrollo de 85 o inferiores.Los estudios realizados en adolescentes (14-15 años) con antecedentes de prematuridad hallaron menor CI y dificultades en lo referido a lectura y a las habilidades de cálculo".

Es importante destacar dos cosas:

  • No todos los prematuros presentan dificultades en su desarrollo.
  • Cualquier dificultad o trastorno debe ser diagnosticado por un especialista.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Mamás (y papás)

Porque se ve que esto de ser madre es una de cal y otra de arena, un no parar, un sinvivir, un toma y daca... 


Y mucho mejor si le ponemos ritmo....


Se acerca Navidad, quizá necesitéis un poco de espacio...

¡Ánimo mamás y papás!

martes, 9 de diciembre de 2014

Háblame de ti

Sigo estudiando, para no perder el ritmo. En este tiempo formándome como maestra (primero de infantil, ahora de primaria) observo que hay elementos clave para el desarrollo cognitivo que se repiten en todas las etapas del desarrollo evolutivo del niño (y del no tan niño). Una de ellas es el habla.

Hablar supone muchas cosas.

Es una cualidad propia y exclusiva del ser humano, a diferencia de las otras especies.

Es un medio para comunicarnos: expresar necesidades, sentimientos, intenciones... Se puede hablar a través de la imagen o a través de las expresiones y los gestos (una mirada vale más que mil palabras).


Pero sobre todo, es un medio para consolidar aprendizajes. Y es éste último punto el que goza de menos fama. Un niño que es capaz de expresar un conocimiento, explicarlo con sus propias palabras lo ha adquirido a nivel cognitivo.


De ahí que las tendencias educativas huyan -deberían- del aprendizaje memorístico y apuesten por uno más constructivista y significativo que permita a los niños construir su propio aprendizaje uniendo sus experiencias previas a las nuevas para después poder explicar lo vivido y así interiorizarlo.

En este sentido es importante dejar espacios abiertos a la conversación, donde todo lo explicado por el niño -de interés- sea acogido, escuchado y cuestionado para ayudarle en esta construcción de conocimiento.

Apoyar el habla con la formulación de preguntas -inteligentes- o la generación de hipótesis por parte de los niños potenciará destrezas cognitivas relacionadas con la metacognición -aprender a aprender- y la iniciativa personal.


Y tú ¿qué me cuentas?

viernes, 5 de diciembre de 2014

Pequeñas cosas

Pequeñas cosas como una caricia o unas risas, una mirada de comprensión o de perdón, un gesto de desaprobación o de ánimo.

"Pequeñas cosas" como el ejemplo diario, como la constancia, la coherencia, la paciencia, la empatía y la capacidad de hacer borrón y cuenta nueva cada cinco minutos.


Todas estas pequeñas cosas educan más que los libros, los blogs, los proyectos, las actividades o las fichas. Porque educar no es solo facilitar contenidos a los niños o normas de comportamiento; educar es transmitir una manera de vivir que les ayude a ser buenas personas, felices, íntegras.


Todo esto no está reñido con la exigencia. Hay que saber encontrar la delgada línea roja, que separa lo correcto de lo incorrecto, lo que se debe hacer de lo que no. Esta línea es tan delgada que a veces es fácil sobrepasarla hacia cualquiera de los lados.

Obviamente, la subjetividad que lleva implícita la personalidad de cada uno, hará que a la hora de establecer la línea, ésta se sitúe a una altura u otra, de manera que lo que sea adecuado para una familia puede que no lo sea para otra. Ahora bien, es importante que el adulto sea el primero en respetarla -ya que es quien la ha establecido- y en demostrar con su actitud y su comportamiento esa manera de vivir que pretende transmitir.

El niño que sabe ubicar esa línea roja, que recibe las pequeñas cosas que comentábamos antes acompañadas de la exigencia y el límite, crece bajo un ambiente de seguridad y afecto que dará frutos en su desarrollo personal, académico, profesional... 


lunes, 1 de diciembre de 2014

Contar hasta 10

Cuenta la historia que...


Este breve relato que lleva por título " El mejor regalo", es de Javier Urra, está incluido en su libro "¿Qué se le puede pedir a la vida?". 

Quizá la historia esté un poco edulcorada y adornada con epítetos que ayudan a intensificar las emociones, pero quién no se ha arrepentido nunca de haber dado un grito inmerecido o de haber castigado injustamente.

Cuántas veces no escuchamos las explicaciones de los pequeños, siendo tan valiosas para ellos como las de los adultos. Cuántas veces les quitamos bruscamente las cosas "que no pueden tocar" pero que luego les pedimos que nos acerquen para no levantarnos...

Son tantas incoherencias, seguramente inconscientes, las que cometemos en el día a día que sin darnos cuenta hacemos dudar a los niños del límite entre el bien y el mal.


Cuando se trata de regañar, castigar o advertir a un niño, antes tendríamos que contar hasta diez y asegurarnos de lo que vamos a decir y cómo lo vamos a decir.  Esta vez el autocontrol no debemos exigírselo a ellos, sino a nosotros, los adultos.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Palabra de Sir

Cuando la naturalidad, la espontaneidad, la imaginación y la tranquilidad reinan nuestros actos y nuestras decisiones, qué cierto es aquello de "bendita inocencia".

Ser niño es casi lo mismo que ser creativo, sí, sí; profesional de la creatividad. Dice Sir Ken Robinson en una entrevista para La Vanguardia que " todo niño cree ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse... Hasta que el sistema les va enseñando poco a poco que el error existe y que deben avergonzarse de él. [...]. El único error en un colegio es penalizar el riesgo creativo."


El error causa vergüenza y la manera de evitarla es evitando los riesgos y la innovación. Si disfrutas con lo que haces, si te diviertes; no te importa equivocarte o arriesgar. Cuando el error se convierte en algo vergonzoso, la diversión desaparece y la creatividad lo hace con ella.

Muy próximo a las teorías de las inteligencias múltiples, el experto nos recuerda la importancia de ayudar a los niños a descubrir aquella inteligencia predominante para que el día de mañana sean adultos felices que trabajan en algo que les llena. Y dice más: "todos somos superdotados en algo. Se trata de descubrir en qué. Esa debería ser la principal función de la educación.[...] Se puede aprender creatividad incluso después de que el sistema nos la haya hecho desaprender".


Resulta que hay un punto de convergencia entre nuestros deseos y capacidades con la realidad, y lo que es mejor, todos tenemos la posibilidad de encontrar ese punto. Es lo que él llama el elemento. Un buen autoconocimiento es clave: conocerse a uno mismo y conocer la proyección del propio talento hacia los demás.

Una vez detectado el elemento, se trata de rodear al niño de personas que le ayuden a potenciarlo: un mentor y una tribu. Con ellos, la creatividad florece y se regenera constantemente. 


Mi deseo era ser maestra y trabajar con niños, tengo capacidades para serlo. Estaba abocada a la mediocridad y a la infelicidad, en una vida que no me llenaba, sentada en un despacho y frustrada por sueños incumplidos. Siempre resonó en mi interior esa vocación que, por suerte, se ha convertido en realidad.

domingo, 23 de noviembre de 2014

El límite

Hemos hablado muchas veces de autoridad. Bajo mi punto de vista, la figura del adulto debe compactar dos aspectos esenciales: autoridad y afecto. Esto da seguridad al niño y facilita su desarrollo. También considero que...


Hace poco leí un artículo en el Faro de Vigo el cual suscribo. Su autor, desconocido, dice que, teniendo los padres la máxima responsabilidad en la educación de los hijos, deben convertirse en un modelo y una referencia para éstos. Para ello, la exigencia y la firmeza deben formar parte del plan educativo familiar ya que no son barreras ni muros que se crean entre padres e hijos, sino puentes que les ayudan a construir la coherencia y la integridad del futuro adulto en que se van a convertir.

Cuando un niño sabe lo que se espera de él, se desenvuelve más seguro y contento que cuando desconoce qué quiere el adulto que haga. El hecho de dar a conocer ciertas normas de convivencia o de rutina y las consecuencias de no cumplirlas, invita al niño a desarrollar estrategias de actuación, a reflexionar sobre sus actos, a planificarse y organizarse... ganando autoestima y motivación. 

Dice Paulino Castells que "el pequeño tirano no nace, se hace". Cuando en el niño se van delegando las decisiones o se somete a su voluntad cualquier plan o momento familiar, éste va reteniendo las estrategias que ha tenido que emplear para lograrlo y las va perfeccionando para ampliar sus logros.

Limitar no frustra, y en cualquier caso, educar la frustración es sano -lejos de lo que muchos piensan- ya que es algo con lo que tarde o temprano todos nos encontramos.

Los educadores que dejan los límites en manos de los niños están abocados al fracaso hasta que vuelvan a tomar las riendas de la autoridad y se impongan -con firmeza y cariño- doblegando las normas antes impuestas por el menor.

Desde luego, antes de llegar a este extremo, habremos recorrido un camino juntos. En él, debemos enseñar los límites, son cartas que todos los jugadores deben conocer. Cuando papá y mamá están de acuerdo en lo que está bien y lo que está mal y se lo transmiten al niño, es más fácil que sea una partida limpia y sin trampas. Así, estaremos educando en lo correcto, en la responsabilidad, en la exigencia, en la coherencia, en la bondad, en el esfuerzo...



Creo que poner límites vale mucho la pena.

En mi tiempo como maestra he comprobado una cosa: los niños que más me quieren y más me demuestran su apego son aquellos que peor se portan y por lo tanto, a los que más "riño" o recuerdo los límites y las consecuencias de rebasarlos.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Te puedo robar un segundo?

Hoy me resulta un poco difícil escribir. Ha sido un día duro a nivel emocional, de esos que te hacen reflexionar sobre tu propia vida; así que el texto de hoy refleja lo que tengo más a flor de piel pero desde un punto de vista educativo.

El resumen es sencillo: no perdamos el tiempo. Vivimos en un mundo vanidoso y egoísta, que hace que las obligaciones y las propias expectativas no nos dejen ser del todo felices. No se trata de tener sino de ser. No se trata de resultados sino de procesos. El que disfruta de lo segundo, va a ser -probablemente- más feliz.

La vida de un niño cambia diariamente. Cada cosa nueva que aprende a hacer o a decir, es un poquito menos de niñez, de inocencia, de curiosidad por satisfacer. Y de repente, no te das cuenta y ya saben leer y escribir o ducharse solos, estudian, hacen deberes, van solos al cole, salen con amigos... También nos pasó a nosotros y es lo que tiene que ser.


Es aquello de que los árboles no te dejan ver el bosque, y el niño que hace nada era un bebé, ya no quiere los mimos y los abrazos porque ya "se ha hecho mayor".

A veces, el orden, el horario, el nivel de estudios, de idiomas (ojo, todo importante y sobre lo que considero que se debe trabajar) no nos permiten ceder, regalar una caricia o un te quiero, divertirnos, jugar, disfrutar del niño al que tenemos delante.

Estos pocos pero preciosos años que dura la niñez debemos entregárselos a los más pequeños. Pasan muy rápido. Ayudarles a crecer es una satisfacción y un orgullo. Ver como cada día ese niño va adquiriendo y desarrollando su personalidad es un privilegio pero además una responsabilidad, porque debemos conseguir que sea un adulto feliz y eso no se logra sólo con normas, estudios e idiomas, requiere también amor (de una madre, un padre, un abuelo, una maestra...).


Tengo la suerte de que me rodean grandes personas optimistas, fuertes, amables, sensatas, buenas, responsables, entregadas a los demás... que cada poco tiempo me hacen tocar de nuevo con los pies en el suelo y con una sonrisa o una palabra amable me ayudan a reordenar mis prioridades en la vida.

Yo no me he dado ni cuenta y ya paso de los 30... Qué cierto es aquello de: "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"...

domingo, 16 de noviembre de 2014

Lo lleva en la sangre

Todos los seres humanos somos talentosos en algo. Algunos sabemos en qué y otros no; pero cada uno de nosotros tenemos un don, una habilidad, una cualidad, que nos permite llevar a cabo una actividad o tarea mejor que el resto de tareas en las que nos tenemos que desenvolver a lo largo de nuestra vida.

Hay personas muy afortunadas que enseguida detectan en qué destacan o para qué tienen mayor facilidad y se esfuerzan en practicar y aprender para recorrer todo su potencial. 


Hay otras que tienen la suerte de toparse con alguien que ve ese brillo en ellas y les ayuda a potenciarlo desde muy pronto.


De hecho, hay talentos que son innatos y que tenemos la obligación de aprovecharlos ya que nos hacen grandes como personas porque en la mayoría de los casos implican esfuerzo, sacrificio, ilusión, satisfacción y sentido de la responsabilidad. 

Por otro lado, puede darse el caso de un niño que sea muy hábil para una actividad pero que ésta no le haga disfrutar o no le resulte atractiva. Si esto sucede, no podemos transformar esa habilidad en una carga o una obligación. El niño debe entrenarse y el adulto debe exigirle, pero ambos tendrán que seguir buscando aquel talento que lleva en la sangre y que le ayudará a ser feliz. 

Detectar los puntos fuertes y los puntos débiles de uno mismo requiere un entrenamiento del autoconocimiento. Saber cómo somos, qué nos hace sentir bien, qué nos exige más o menos esfuerzo, en qué somos buenos y en qué no tanto, en qué nuestro físico es una ayuda y en qué un límite... Todo esto nos ayuda a encontrar nuestro camino, nuestra vocación.

Y tú, ¿qué llevas en la sangre?

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Querid@s profesor@s:

Me sumo a ellos. 


Yo también quiero dar las gracias a mis profesores. A los buenos y a los no tan buenos. A los que me enseñaron a saber y sobre todo a los que me enseñaron a ser. Doy las gracias a las profesoras que me hicieron disfrutar de mi niñez y a las que exigieron tanto de mi que hasta me amargaron algún que otro día.

Recuerdo muchos nombres, pero hay tres que brillan más que los demás: la Madre Aruora, la Srta. Patricia, y la Srta. Viqui Mauri ocupan mi podio. Los demás están en mi recuerdo y forman parte de lo que soy. Casualmente, o no tanto; las tres me dieron clase antes de que yo cumpliera 10 años. O mejor, las tres me acompañaron de forma especial durante mi primer década.

He tenido buenos profesores en el resto de etapas de mi vida. Muy sabios, o muy cercanos, muy accesibles o muy metódicos. No todos han dejado el mismo rastro. 

Ya de mayor, viendo a otras maestras en ejercicio, pienso el gran recuerdo que se van a llevar los niños de ellas y del cual ellos aún no son conscientes. 



Montessori, como reza el subtítulo de este blog, dice que la mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: "Ahora los niños trabajan como si yo no existiera". Yo pongo cada día todo mi empeño en que mis alumnos aprendan conceptos, desarrollen su lenguaje o la pinza, me esfuerzo por que razonen y sepan resolverse en las situaciones más cotidianas, pero mi mayor esfuerzo se dirige a hacer de ellos buenas personas, educadas, responsables, cariñosas, sensatas, conscientes, agradecidas y felices. Si logro que lo reciban y un día lleguen a serlo, les acompañaré siempre en su recuerdo o en su proceder.

sábado, 8 de noviembre de 2014

El quid de la cuestión

La metacognición es la capacidad de comprender el propio proceso de aprendizaje, de saber como hemos construido un conocimiento que nos ha permitido alcanzar una meta. Ayuda mucho a los niños que les preguntemos "¿cómo lo has hecho?, ¿cómo lo has conseguido?". Más adelante, serán ellos mismos los que de manera consciente e inconsciente hagan este ejercicio de autoregulación del aprendizaje.

El razonamiento oral que debe hacer el niño al exponer un aprendizaje le obliga a hacer una reflexión cognitiva que favorece el desarrollo del pensamiento. Vamos a dejar que nos explique qué ha hecho y cómo y por qué y para qué... estirando al máximo esa conversación, favoreciendo también el pensamiento divergente

Un niño que sabe como piensa y es capaz de hacerlo sólo tiene muchas posibilidades de tener éxito en la vida.


Aprender a aprender es una de las competencias básicas que establecen los documentos curriculares que regulan la enseñanza de la educación infantil -también las superiores- y que hoy en día se hace esencial para reinventarse y adaptarse a una sociedad tan cambiante y tan exigente. Para ello, el maestro y los padres debemos enseñar a pensar a los niños.

Habituar a los niños a formularse preguntas y a indagar sobre el porqué de las cosas favorece la metacognición. Así mismo, podemos entrenar a un niño para que plantee hipótesis sobre aspectos de la vida cotidiana, resuelva problemas sencillos, tome decisiones o saque conclusiones. Un niño de 3 años con un buen nivel de razonamiento y de entrenamiento es capaz hacerlo. 


Todas estas operaciones son funciones superiores del pensamiento que se desarrollan gracias a su puesta en práctica. Y al contrario, al niño al que nadie le responde sus preguntas, dejará de hacerlas; al que nadie le ayude a validar una hipótesis, dejará de planteárselas, al que no le dejen tomar decisiones, no tendrá la necesidad de analizar, comparar, valorar..., al que no le pregunten por lo que ha aprendido tras un nuevo conocimiento, probablemente no lo asimile de forma significativa.

¿Me metaentiendes?

martes, 4 de noviembre de 2014

No todo es lo que parece

Ser maestra te permite vivir en directo pequeños momentos de genialidad que no se almacenan ni en los mejores museos y que quizá, el día de mañana, me permitan haber formado parte de las vidas de grandes genios.

En general, los niños son ocurrentes, curiosos, están inquietos por descubrir y aprender. Si miráramos el mundo con los ojos de cuando eramos niños, veríamos las cosas tan distintas...

La creatividad y el pensamiento divergente suelen ir unidos de la mano. Ambas capacidades pueden ser innatas o aprendidas. Ambas son una herramienta muy potente para el éxito tanto a nivel académico como personal o profesional. Pero como con casi todo en esta vida, la falta de práctica o de ejercicio hace que ciertas habilidades se pierdan. Del mismo modo, su entrenamiento hace que mejoren y sean cada vez más poderosas.

Por poner un ejemplo: hoy en mi clase de P4 hemos presentado la letra M. Tras una breve conversación en la que todos han participado pensando palabras que empiezan o contienen la M; he realizado la grafía en la pizarra siguiendo la direccionalidad correcta con la pertinente cancioncilla: "Empezamos con el lápiz en la raya, hacemos un palito recto y alto...". Uno de los niños ha dicho que parecía una montaña, otro una corona, otra que era la de su nombre... Hemos pasado a trabajarla en la pizarra con tiza, luego enganchando pegatinas en su silueta en tamaño enorme... Hasta aquí todo normal.

Cuando ha llegado el momento del trabajo individual, uno de mis niños ha cogido su cartulina DIN A3, dispuesto a llenarla de "M" a toda velocidad, feliz por lo bien que le salían. Todas excepto una, que le ha quedado así:


Yo estaba sentada a su lado. Sin mirarme ni preocuparse por su "error", dice: ¡BAAATMAAAAN! 


Y acto seguido completa el dibujo. 


Y es que no todo es lo que parece. Este sí que puede ser un superhéroe si se lo propone.

De igual modo, Violeta Anguera (6 años), después de trabajar en el cole el desarrollo de dibujos a partir de una figura dada, hizo esta maravilla en su casa para que su mamá (también maestra) enseñara a sus alumnos más pequeños los números de una forma más atractiva:

 

Violeta ha recibido este entrenamiento en su colegio y lo ha puesto en práctica de forma autónoma y espontánea. El hecho de ser capaz de ver más allá del patrón dado, de los símiles y los ejemplos que se nos han mostrado siempre -el 2 es un patito, la S una serpiente y una espiral es un caracol-, es una habilidad que abre puertas como la de la creatividad, la imaginación y la abstracción. 

Hoy en día, las personas con estas habilidades llegan mucho más lejos en la vida que las que tienen muchos títulos universitarios. 

sábado, 1 de noviembre de 2014

A través de sus ojos (II)

En el post anterior llegamos a la conclusión de que el TDAH es una disfunción que provoca una dificultad de aprendizaje, no una incapacidad.


Hoy os propongo unas breves anotaciones de la segunda parte de la conferencia -desde el minuto 44 hasta el final-, aunque os recomiendo que no os la perdáis. En especial, a los papás os diría que no dejéis de ver los últimos 10 minutos.

Para José Ramón Gamo, el papel del profesor no es el de "vomitar datos", para esto está Internet. La neurociencia dice que el procesamiento de información en el cerebro es más eficiente si esta información se capta desde canales multisensoriales y su aprendizaje será más significativo si está contextualizada.

La clase magistral no es una buena metodología para el proceso de E-A excepto si se dan estas peculiaridades:
- El maestro tiene un nivel de conocimiento extraordinario
- Nivel de motivación
- Capacidad de comunicación

Todos estos requisitos los cumplen los maestros finlandeses. Son gente con las mejores notas académicas, evaluadas a nivel pedagógico por un tribunal y formados en especializaciones y llevan a cabo prácticas durante un año con un maestro experto para que valide sus capacidades comunicativas. El método que se lleva a cabo en las aulas finlandesas es el mismo que el español: clases magistrales, competencias básicas, aprendizaje significativo... la diferencia es el nivel de preparación y exigencia de los docentes.

Hay un cuarto requisito que ya no depende del maestro: la motivación del alumnado para aprender.

Este experto también indica que los deberes no tienen ningún valor pedagógico, el cerebro aprende gracias al entrenamiento "horizontal" en el tiempo, durante 6-9 meses. La recomendación es dedicar a los deberes de cada materia el tiempo que la concentración del niño permite, a partir de ahí, pasar a otra tarea. Mejor que haga 20 minutos de deberes concentrado y cambie porque a partir de esos 20 minutos los deberes no tendrán ningún valor cognitivo. En este sentido, recomienda a los papás que "sean aliados" de sus hijos y los manden al cole habiendo hecho sólo aquellos que tienen valor.

Gamo explica la anécdota de un americano, Salman Khan, que hoy en día nutre, como fundación sin ánimo de lucro; de forma significativa el proceso de aprendizaje de millones de estudiantes. Hoy, khan Academy recibe el apoyo y reconocimiento de Bill Gates

Según Gamo, basado en Khan, los deberes deben ser vídeos seleccionados por el maestro para que el alumno se fije en determinada información y la procese y comprenda, comprobándolo en un debate en clase. 

La información es relevante en el proceso de enseñanza-aprendizaje como excusa, porque lo relevante son las operaciones mentales para procesar, razonar, comprender y personalizarla y poder ser almacenada en al memoria a largo plazo que permita poder contarla o generalizarla. Cuando soy capaz de explicar esa información es cuando se produce el conocimiento. 

Las operaciones mentales (razonar, inferir, elaborar hipótesis, analogías, silogísmos...) no se entrenan en las escuelas españolas no se entrenan los procesos cognitivos. Las funciones superiores del cerebro son las gnosias (sistema de captación estimula, sentidos), las praxias (sistema motor), el lenguaje y función ejecutiva deben ser entrenadas desde la escuela.

La función ejecutiva activa la memoria de trabajo y retiene la información el tiempo suficiente para que el alumno pueda hacer las operaciones mentales necesarias para resolver una tarea y aplicarla en otros contexto, pero si no hemos entrenado todo el proceso interno que sigue el sistema cognitivo, el niño va a memorizar el patrón de enunciado y resolverá siempre de la misma manera esos problemas o lo hará por prueba y error, sin ser capaz de razonar el porqué de las cosas. Para que exista el aprendizaje debe existir el razonamiento y para ello hay que entrenar las funciones mentales superiores y las operaciones mentales y utiliza la información como excusa para poder hacerlo.

Según dice Gamo, un descubrimiento reciente de la ciencia son las neuronas espejo, que tienen la capacidad de aprender por observación e imitación y el poder de prever las consecuencias de una acción. Para que se activen y colaboren en el proceso de aprendizaje, es necesario que exista un aprendizaje basado en la prueba-error y observación tanto individual como de grupo, es lo que se llama dinámicas de aprendizaje. Es decir, cuando agrupamos a los niños en las aulas o los hermanos juegan juntos en casa, las pruebas y errores que observamos en los demás forman parte del proceso de aprendizaje individual.

La reflexión sobre nuestro quehacer -padres y maestros- está servida.

martes, 28 de octubre de 2014

A través de sus ojos

José Ramón Gamo es especialista en audición y lenguaje y Máster en neuropsiquiatria infantil, director pedagógico del Centro de Atención a la Diversidad Educativa CADE. Es director técnico de la Fundación de Educación Activa y director psicopedagógico del Proyecto Lumen además de formador de profesionales de la educación en centros escolares. Y además de todo esto, tiene TDAH.

Dado lo ágil e interesante del tema me limitaré a hacer un breve comentario sobre la primera parte (hasta el minuto 45) en la que el experto nos define el TDAH.


El Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un síndrome, no una enfermedad y por lo tanto no conlleva -siempre- un trastorno de conducta, social o emocional. El problema es que, si este síndrome no se aborda de forma adecuada en los entornos más directos a los niños, esto sí puede provocar trastornos que en la mayoría de los casos terminan por requerir medicación para ser tratados.

En este sentido, es más conveniente y eficaz cambiar la metodología en casa y en el aula por un método integrador y globalizador. Debemos reflexionar sobre la metodología empleada en los colegios de manera que atienda a todos los factores, demostrables a nivel científico, que nos dicen cómo aprende un cerebro, de manera que no excluyamos a los que no tienen ese TDAH y que al mismo tiempo va a mejorar la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje. La reflexión sobre nuestras prácticas educativas está sobre la mesa, no perdamos más tiempo.

El ponente nos explica de forma muy gráfica, usando el símil informático, como funciona el cerebro en una persona sin y con TDAH para que comprendamos mejor cómo piensa una persona con este diagnóstico. 

Según cuenta en la primera parte de la conferencia, el cerebro límbico o emocional es el más primitivo y no es controlable: no se pueden controlar las emociones, sí la conducta que adoptamos ante una emoción. El cerebro pensante es el propio del Homo Sapiens Sapiens aunque nosotros solo somos conscientes de nuestro pensamiento cuando se activa el lóbulo frontal. Ante cualquier orden que emite el cerebro, el lóbulo frontal activa otros elementos como la memoria operativa, que puede despertar la inhibición de la orden, el autocontrol de las emociones y establecer metas conscientes ante una emoción. 



Al hablar de un TDAH este engranaje no funciona así. Su capacidad para hacer operaciones ejecutivas corresponde a la capacidad de un niño un 30% más joven debido a un espesor menor de la corteza prefrontal. Lo mismo pasa con la capacidad para inhibirse, para autorregularse, para activar la memoria a corto plazo, para perseverar y tener voluntad, (...), para concentrarse. La repetición de las órdenes, metas o instrucciones debe ser algo constante en su día a día.

Es interesante oír como Gamo explica las diferencias entre atención y concentración y lo complicado que es vivir con esta disfunción en el control de la concentración. Un niño con TDAH constantemente pierde (olvida) su foco de atención y lo reubica por otro corto periodo de tiempo en otra cosa, y así todo el día.

Ver el mundo a través de sus ojos nos ayuda a entenderlos mejor, a ayudarlos más eficazmente.