lunes, 15 de febrero de 2016

Postureo

No es sólo lo que digo sino cómo lo digo. Y este cómo incluye varios aspectos: la voz, la postura, los gestos, la respiración y las emociones. Eso nos comentaron Quim Casas y Sergi Font, fundadores de la empresa Blauter Produccions, que ofrece cursos de formación especializada para la mejora de la comunicación personal a través del control de nuestro cuerpo y el dominio de la voz.

Y es que resulta que nuestro cuerpo, nuestros silencios, nuestra respiración, gestos, expresiones, tono de voz, incluso las emociones que hemos ido acumulando determinan la intensidad y la eficacia del mensaje que vamos a expresar. Es lo que conocemos como comunicación no verbal.


El sábado tuve la suerte de asistir a una formación para profesores organizada por el colegio en la que Blauter nos resumió todo el programa de oratoria y eficacia comunicativa que están implantando en Primaria y ESO dando soporte a las técnicas y herramientas que aquí ya utilizan los alumnos.

Toda esta información fluye en la comunicación oral sin que seamos conscientes de los mensajes subliminales que emitimos o recibimos al hablar. Hay varios aspectos que un profesor debe tener en cuenta a la hora de comunicarse con sus alumnos y que son aplicables a todo ámbito comunicativo:



  1. La postura al hablar en público ha de ser nuestra aliada, nos ha de dar seguridad. Los pies bien plantados en el suelo y la sensación de que un hilo te estira desde arriba muestra seguridad al resto y nos llena de confianza.
  2. Nuestro tono, volumen y velocidad de voz pueden inclinar la balanza hacia nuestro favor o en nuestra contra. Debemos adecuarlo al público y a las dimensiones y características del lugar. La monotonía es la mayor de las enemigas de dicha balanza, para inclinarla hacia el éxito es importante que juguemos con las pausas, los cambios entre agudos y graves, ritmo rápido y lento... Y los peores cuidados para la voz: la tos y los lácteos.
  3. Por imposible que parezca, la respiración es contagiosa. Si el profesor (papá o mamá) tienen una respiración agitada el niño, solidariamente la asumirá y en consecuencia se agitará. Lograr una respiración abdominal permite el control de las emociones y mejora el uso del aparato fonador.
  4. Las emociones inundan nuestro interior. La respiración nos ayuda a dominarlas y esto hace que el discurso en público sea más seguro y convincente. Las emociones las evocan los gestos de los demás, los recuerdos, lo visto, lo oído, lo olido, lo saboreado, lo tocado,...

A través de distintas dinámicas aprendimos la manera de llevar toda esta teoría a la práctica. Empezamos por la corrección postural tanto de pie como sentados, quien nos habría dicho lo que puede llegar a cambiar un discurso nuestra posición al darlo. A continuación hicimos juegos realmente complicados para modular la voz, como por ejemplo lanzar una pelota y que su trayectoria diga lo mismo que tu mensaje en tono, volumen e intención. Aprendimos a respirar "hinchando" la barriga y no el pecho y a relajarnos a través del masaje entre compañeros. La relajación por parejas implicaba un segundo estadio: la confianza. La practicamos con el juego del péndulo: estás relajado y confias en mi; déjate caer con los ojos cerrados y yo te sostendré. Impresionante. Por último un juego de estatuas y otro de rolplaying para trabajar la contención y la expresión de las propias emociones.



Y es que esto del postureo es todo un arte.

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