lunes, 8 de febrero de 2016

Comodín de la llamada

Existe un "estudio" realizado por Telefónica cuyos resultados son del todo curiosos.


Si esto sucede entre adultos, imaginad la fuerza del vínculo que une a un niño con su referente más importante: sus padres. Para los niños no hay papá o mamá más fuerte, inteligente, guap@, valiente... que el suyo propio. 



El caso es que hay dos factores a tener en cuenta: el primero es que la niñez no dura para siempre. El segundo es que esta red no es algo que surja de la noche a la mañana, ni como consecuencia de complacer y ceder a todos los caprichos materiales. 

Este hilo invisible entre padres e hijos es algo que se cocina a fuego lento, un caldo en el que hay de todo. Os dejo una receta tradicional aunque ya sabéis que para gustos los colores:

- 2 litros de amor,
- 10 de paciencia,
- un par de porciones de exigencia,
- 3 kg de perseverancia,
- unas cuantas charlas y conversaciones,
- dos cucharadas de límites.

Mezclar los ingredientes, llevar a ebullición en un ambiente sano y estimulante, dejar reposar por años y servir con amabilidad y delicadeza.

Aderezar al gusto con toda la alegría y el tiempo que se pueda.

Si el día de mañana queremos ser el teléfono recordado al que llamarán nuestros hijos, debemos esforzarnos en darles seguridad y afecto. Con esta receta es difícil que lo olviden.

Todos disponemos de los ingredientes, ahora sólo hay que cocinarlos. 

En unos años, recibiremos esa llamada. El guiso estará a punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario