Existe un "estudio" realizado por Telefónica cuyos resultados son del todo curiosos.
Si esto sucede entre adultos, imaginad la fuerza del vínculo que une a un niño con su referente más importante: sus padres. Para los niños no hay papá o mamá más fuerte, inteligente, guap@, valiente... que el suyo propio.
El caso es que hay dos factores a tener en cuenta: el primero es que la niñez no dura para siempre. El segundo es que esta red no es algo que surja de la noche a la mañana, ni como consecuencia de complacer y ceder a todos los caprichos materiales.
Este hilo invisible entre padres e hijos es algo que se cocina a fuego lento, un caldo en el que hay de todo. Os dejo una receta tradicional aunque ya sabéis que para gustos los colores:
El caso es que hay dos factores a tener en cuenta: el primero es que la niñez no dura para siempre. El segundo es que esta red no es algo que surja de la noche a la mañana, ni como consecuencia de complacer y ceder a todos los caprichos materiales.
Este hilo invisible entre padres e hijos es algo que se cocina a fuego lento, un caldo en el que hay de todo. Os dejo una receta tradicional aunque ya sabéis que para gustos los colores:
- 10 de paciencia,
- un par de porciones de exigencia,
- 3 kg de perseverancia,
- unas cuantas charlas y conversaciones,
- dos cucharadas de límites.
Mezclar los ingredientes, llevar a ebullición en un ambiente sano y estimulante, dejar reposar por años y servir con amabilidad y delicadeza.
Aderezar al gusto con toda la alegría y el tiempo que se pueda.
Si el día de mañana queremos ser el teléfono recordado al que llamarán nuestros hijos, debemos esforzarnos en darles seguridad y afecto. Con esta receta es difícil que lo olviden.
Todos disponemos de los ingredientes, ahora sólo hay que cocinarlos.
En unos años, recibiremos esa llamada. El guiso estará a punto.
En unos años, recibiremos esa llamada. El guiso estará a punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario