martes, 21 de junio de 2016

Batería baja

Se ha acabado el curso y no me he dado ni cuenta.

Hace unos nueve meses me estrenaba como tutora de P5. "El reto de este curso es el aprendizaje de la lecto-escritura", me decía. Y lo es. Pero en absoluto es el único. Este curso ha venido cargado de retos: la autonomía, las virtudes, las responsabilidades, las amistades, el trabajo cooperativo, la espontaneidad, la oratoria, el razonamiento lógico, la creatividad... Y no sólo para los niños, también para mí. 


P5 es un curso fascinante por muchas cosas. una de ellas es la complicidad que se genera entre alumnos y maestros. Ya hay bromas compartidas, miradas cómplices, sonrisas de permiso,... El cariño  que te regalan los niños no se debe solo a la seguridad que les da la figura de la señorita como referente; ahora es un afecto sincero que busca la correspondencia. 

Los castores, así se llama P5 en mi cole, han sido unos alumnos fantásticos, no tanto por lo bien que han trabajado y lo mucho que han aprendido, que también; sino por lo mucho que han crecido, convirtiéndose en niños mayores por dentro y por fuera.

Nos hemos reído tanto y en tantas ocasiones...Se me agolpan recuerdos en la cabeza que me sacan una sonrisa  Guardaré anécdotas por muchos años. Y esto también es un reto, que el cole sea divertido y que con la señu se lo pasen bien es algo en lo que tienes que poner mucho empeño.


Después, están los desafíos que cada colegio lanza a sus docentes. Desde luego, en el mío, la adrenalina está siempre a tope. La apuesta por la excelencia académica nos empuja a estar cada día adaptando nuestros quehaceres a las necesidades y realidades de los alumnos. Es exigente, a veces agotador, pero muy gratificante. Los alumnos te devuelven a su manera todo el esfuerzo con el que te entregas al trabajo y esto se percibe también en el trato con las familias. 

El otro día le decía a mi madre que la gente ajena a la profesión (así como los profesionales del gremio sin vocación) no es consciente del inmenso trabajo que hay en cada una de las aulas de un colegio y lo digo con conocimiento de causa, ya que sé lo que es trabajar en auditoria.La docencia, verdaderamente es un trabajo que te absorbe y que te deja la batería baja, más al llegar estas fechas. Pero como los móviles, las baterías se cargan con las vacaciones, con el cariño de los niños, con la ilusión de saber dónde estarás el año siguiente y la sorpresa de unos nuevos alumnos.


Ser maestro ya es un reto en sí porque los padres nos confiáis lo más valioso que tenéis en vuestras vidas: vuestros hijos. Por eso quiero dar las gracias a los papás por ese voto de confianza.


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