miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Te suena?

Hace ya casi dos años compartí en un par de posts unas reflexiones sobre TDAH tras haber visto un vídeo sobre una charla de José Ramón Gamo. A raíz de unas dudas de una mamá con la que estuve hablando, le recomendé echar un vistazo al vídeo que creía que podía ayudarla a resolver sus inquietudes. 



Rescatando parte de sus palaras, podríamos destacar cinco puntos importantes:

En general entendemos mal la impulsividad en los niños TDAH ya que pensamos que esa impulsividad es el constante movimiento, la falta de razonamiento en la respuesta u la imposibilidad de concentrarse pero curiosamente, la impulsividad que sufre un niño con TDAH se debe a que los neurotransmisores que inundan el lóbulo frontal para activarlo se liberan de forma carencial o excesiva provocando ese mismo fallo. 

La medicación que habitualmente se receta ante este síndrome es la que se encarga de regular dichas irregularidades, valga la redundancia, en la liberación de neurotransmisores.


La impulsividad provoca a los niños una gran cantidad de problemas tanto en el aprendizaje como en las relaciones sociales ya que, al perder esos "filtros" que proporciona el lóbulo prefontal, el niño no es capaz de reflexionar a través de su memoria operativa sobre los datos o informaciones que recibe del exterior. Esto provoca que no pueda autorregular sus necesidades de contestar o interpretar esa información; permitiendo que el cerebro cognitivo trabaje sin filtrar: no se activa su memoria operativa en tiempo real recordándole que relacione los datos que tiene almacenados, con lo cual actúa en base al primer pensamiento de su cerebro cognitivo.

Además, para un niño diagnosticado de TDAH le resulta complicado ponerse una meta y lograrla, sobre todo si no hay recompensa, pero incluso cuando la haya porque ante una "tentación mayor", por su incapacidad de controlar el sistema ejecutivo del cerebro, toda recompensa quedará en el olvido para obtener el aquí y ahora más placentero que les tienta en ese momento. 

Por último, se da un efecto paradigmático en la memoria operativa: sólo recuerda lo que "le interesa" pero desactiva aquellas órdenes o informaciones que no le son significativas cada vez que entra otra.



"Hay que repetírselo mil veces, nunca termina lo que empieza,... pierde los juguetes, no comparte nada,... nos distrae,... se despista con cualquier cosa... no está quieto ningún minuto..." 

Lo más importante es tener un buen diagnóstico lo antes posible. ¡Una vez que todos entendemos qué le pasa, podemos ayudarle!

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