lunes, 30 de septiembre de 2013

Hay una carta para ti

Estoy inmersa en la lectura del libro "Qui mana aquí?" (¿Quién manda aquí?) de Victoria Cardona. Es un "manual" práctico y fácil de leer y aplicar sobre cómo los padres deben ganarse la autoridad en la educación de sus hijos. En próximos posts hablaremos de algunas de las ideas que la autora nos da y que pueden ser de gran utilidad para el día a día en nuestros hogares-aulas.

Y leyendo, leyendo... leí esta carta que ya había visto antes pero que no tenía presente. 


"Carta de un hijo a todos los padres del mundo":

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos. Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.
Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice, a veces, ni yo mismo lo sé.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti (aunque sea para sacarte de un apuro), haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal.
Cuando te equivoques en algo, admítelo. Mejorará mi opinión sobre ti y me enseñarás a admitir también mis errores.
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos. Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra).
Déjame valerme por mí mismo. Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.
No me des siempre órdenes. Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa posición.
Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.
Trata de comprenderme y ayudarme. Cuando te cuente un problema no me digas: “eso no tiene importancia…” porque para mí sí la tiene.
No me digas que haga algo que tú no haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
No me des todo lo que te pido. A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.
Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

Con respeto y amor, TU HIJO.

                            (Anónima)


Creo que resume con claridad cómo debe ser la actitud de los padres en lo que a la educación respecta. Al final todo se reduce a ser un buen modelo, un ejemplo y un referente en el que los niños se quieran ver reflejados y puedan imitar.


PD: Sólo me cuadra el título de esta canción, pero me encanta

Y recibida la carta, ¡tendremos que responder!

3 comentarios:

  1. Pienso que en lo que si comparamos la educación que recibimos nosotros con la que damos, o tratamos de dar a nuestros hijos, hay dos diferencias que yo destacaría sustancialmente:
    - hoy tratamos de llenar la vida de nuestros hijos para que las experiencias jueguen un rol importante en su educación: clases extraescolares, planes de fin de semana, salidas especiales y mil actividades. No obstante, esto puede tener la lectura negativa de que a veces es una manera de tenerlos ocupados mientras no podemos estar con ellos y corremos el peligro de saturarlos...llegando al extremo de que no saben "aburrirse" una tarde en casa;
    - la segunda diferencia que destacaría es que no hemos sabido ganarnos la autoridad que tenían nuestros padres. Nuestros hijos nos tratan como si fuéramos un "igual", negociando con nosotros sobre castigos o cuestiones de disciplina cuando la respuesta debiera limitarse a un "si mamá". No hemos sabido ganarnos el respeto que teníamos/tenemos a nuestros padres También se puede hacer la lectura negativa de que si tus padres no eran lo suficientemente avispados o perspicaces, esta autoridad podía convertirse en una barrera que marcaba una distancia que hacía imposible que en según que circunstancias o aspectos te sintieras cómodo o cercano a tus padres...lo cual no sucedió en mi caso.

    Hasta el próximo post.

    M. reina

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  2. Efectivamente hay muchas diferencias. Los tiempos han cambiado y no podemos hacer las cosas como se hacían antes en una sociedad tan distinta. No obstante, eso no quita que podamos mantener algunas de las "maneras de antes".
    Es cierto que los niños hoy no saben aburrirse y que están acostumbrados a que siempre les hagamos hacer algo. Todo en su justa medida es bueno, debe de haber tiempo para las extraescolares y también para la iniciativa y la creatividad.
    En cuanto a la autoridad, hemos de encontrar ese equilibrio tan difícil entre normas, límites, saber decir NO y mucho afecto.

    Gracias por tus aportaciones!

    Ana MR

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  3. Podéis ver más info al respecto en http://pasitodegigante.blogspot.com.es/2013/09/y-tu-de-quien-eres.html

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