domingo, 9 de febrero de 2014

Al mal tiempo, buena cara

Normas, normas, normas y más normas. Recetas, consejos, rutinas y hábitos. Haz esto, no hagas aquello, esto se dice así, no comas asá, calla, dime, ven...

Educar es algo que realizamos casi siempre con la forma imperativa de los verbos. Os poropongo, por un momento, pasar al condicional del indicativo: podríamos, querrías, deberías... incluso hacer realidad el subjuntivo: ¡ojalá bailáramos bajo la lluvia!

De vez en cuando, sin abusar, es bueno romper esos esquemas tan sólidos del imperativo. Os recomiendo calzaros unas botas de agua y olvidar los paraguas en casa.



Las experiencias educan tanto o más que los grandes sermones y las grandes correcciones. Hay que encontrar un momento para todo. Ni mucho, ni poco; un termino medio. 

El barro, la lluvia, la arena, las manchas, los espectáculos, la espuma, el mar, los baños interminables, los collares de pasta, cocinar,... remueven los intereses de los niños, despiertan su curiosidad, alimentan su imaginación y enriquecen su espíritu. 


Simplemente ¡vive, sal, disfruta!

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