miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Nos tomamos unos vinos?

El pasado 26 de febrero tuve la suerte de asistir a una charla ofrecida por Nuria Peró. Se trata de una madre de 9 hijos, abuela, licenciada en Historia del Arte, restauradora profesional y experta en orientación familiar. Colabora activamente desde la asociación FERT para ayudar a las familias a resolver todos aquellos problemas, cotidianos o no, con los que puedan encontrarse.

El tema de la sesión fue "Educar en la intimidad". En un tono ameno, alegre y sencillo, Nuria Peró dio unas pautas básicas para abordar este aspecto de la educación en los hogares. El quid de la cuestión está en el amor. La familia es un entramado cuya red está formada por el amor que se transmite bidireccionalmente entre los nexos que la definen. Con amor y por amor es, por lo que, según Nuria Peró, la educación de los niños llega a su máximo exponente.



Aunque el peso de la charla recayó sobre el aspecto sexual, la educación en la intimidad va más allá. El pudor, el respeto a uno mismo, la importancia de la autoestima, la fortaleza y la seguridad para tomar decisiones (principalmente en la adolescencia), la importancia de tener ideas claras y bases sólidas para saber decidir por uno mismo y no por lo que está de moda o por lo que hace todo el mundo, las relaciones afectivas padre-hij@/madre-hij@ de tú a tú, donde ambas partes reciben y dan algo de su intimidad al otro...

Usándose de la palabra VINO como acrónimo, nos explicó los cuatro pilares que sostienen una educación en la intimidad adecuada y que desembocan en un adulto responsable, libre y en definitiva feliz:

V de VERDAD: verdad al explicar las cosas, al responder a las preguntas que los niños hacen y en el momento que las hacen. Los niños son curiosos por naturaleza, pero a la vez tienen una capacidad de atención e interés limitada; cuando surge una pregunta, sea del tipo que sea, hay que abordarla.

I de INTIMIDAD: como "cosa de dos". Los padres o adultos tenemos que preservar nuestra intimidad a la vez que la compartimos con los niños, como vía para que ellos compartan la suya con nosotros. No se trata de montar una reunión en el salón, sentados los papás frente al niño para que abra su corazón, sino de aprovechar un momento cualquiera de compañía mutua para acercarse el uno al otro.

N de NATURALIDAD: se trata de no escandalizarnos, de abordar cualquier tema (y en especial el sexual) con naturalidad. Hay que llamar a las cosas por su nombre y explicarlas prescindiendo de los libros. ¿Quién mejor que un padre o una madre para resolver inquietudes o advertir de los riesgos?

de OPORTUNIDAD: cualquier momento, cualquier casualidad es buena para abordar un tema. No hace falta planificar un día y una hora para sentarnos en el salón con un guión sobre lo que hablar. Al contrario, en el momento de hacer la cena, en el coche, planchando, viendo un anuncio de la tele que, bien traído, puede servirnos para sacar ese tema que queremos tratar. 

Esto podría ser un principio... aunque ¡se puede mejorar!


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