martes, 4 de noviembre de 2014

No todo es lo que parece

Ser maestra te permite vivir en directo pequeños momentos de genialidad que no se almacenan ni en los mejores museos y que quizá, el día de mañana, me permitan haber formado parte de las vidas de grandes genios.

En general, los niños son ocurrentes, curiosos, están inquietos por descubrir y aprender. Si miráramos el mundo con los ojos de cuando eramos niños, veríamos las cosas tan distintas...

La creatividad y el pensamiento divergente suelen ir unidos de la mano. Ambas capacidades pueden ser innatas o aprendidas. Ambas son una herramienta muy potente para el éxito tanto a nivel académico como personal o profesional. Pero como con casi todo en esta vida, la falta de práctica o de ejercicio hace que ciertas habilidades se pierdan. Del mismo modo, su entrenamiento hace que mejoren y sean cada vez más poderosas.

Por poner un ejemplo: hoy en mi clase de P4 hemos presentado la letra M. Tras una breve conversación en la que todos han participado pensando palabras que empiezan o contienen la M; he realizado la grafía en la pizarra siguiendo la direccionalidad correcta con la pertinente cancioncilla: "Empezamos con el lápiz en la raya, hacemos un palito recto y alto...". Uno de los niños ha dicho que parecía una montaña, otro una corona, otra que era la de su nombre... Hemos pasado a trabajarla en la pizarra con tiza, luego enganchando pegatinas en su silueta en tamaño enorme... Hasta aquí todo normal.

Cuando ha llegado el momento del trabajo individual, uno de mis niños ha cogido su cartulina DIN A3, dispuesto a llenarla de "M" a toda velocidad, feliz por lo bien que le salían. Todas excepto una, que le ha quedado así:


Yo estaba sentada a su lado. Sin mirarme ni preocuparse por su "error", dice: ¡BAAATMAAAAN! 


Y acto seguido completa el dibujo. 


Y es que no todo es lo que parece. Este sí que puede ser un superhéroe si se lo propone.

De igual modo, Violeta Anguera (6 años), después de trabajar en el cole el desarrollo de dibujos a partir de una figura dada, hizo esta maravilla en su casa para que su mamá (también maestra) enseñara a sus alumnos más pequeños los números de una forma más atractiva:

 

Violeta ha recibido este entrenamiento en su colegio y lo ha puesto en práctica de forma autónoma y espontánea. El hecho de ser capaz de ver más allá del patrón dado, de los símiles y los ejemplos que se nos han mostrado siempre -el 2 es un patito, la S una serpiente y una espiral es un caracol-, es una habilidad que abre puertas como la de la creatividad, la imaginación y la abstracción. 

Hoy en día, las personas con estas habilidades llegan mucho más lejos en la vida que las que tienen muchos títulos universitarios. 

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