lunes, 20 de julio de 2015

Atender su atención

Tal y como dijimos en el post anterior, la atención, se puede trabajar en los niños desde sus primeros años de vida. Al principio, los periodos atencionales son cortos y cambian rápidamente; en cuanto aparece un nuevo estímulo que despierta mayor interés que el anterior, eso sí, durante ese tiempo la atención es focalizada y exclusiva: cuando algo despierta su curiosidad, les atrapa al 100%.


Según van creciendo, podemos empezar a apreciar la aparición de la capacidad de atender de un niño fijándonos en el rato que es capaz de jugar a un mismo juego, de manera que, con 3-4 años pueden permanecer entre 30 y 50 minutos jugando a aquello que les gusta y entre los 5-6 años ese tiempo se prolonga hasta 1h 30 minutos. Al final de la etapa de infantil, un niño es capaz de relatar con mayor lujo de detalles lo que ha observado en una lámina o un cuento que se le ha explicado, demostrando cómo de atento ha estado observando y escuchando.

En esta etapa, la atención va dejando de ser de tipo involuntaria para ir convirtiéndose en voluntaria, por lo que es activa y exige un esfuerzo por parte del niño. No obstante, no se trata de un proceso milagroso ni completamente automático, sino que se va consolidando a medida que el niño va participando en nuevas actividades que el adulto le propone. Este logro es más eficaz cuanto mayor sea el grado de automatización de procesos y acciones sea posible, ya que esto les permite dedicar toda su atención a aquellas actividades de mayor complejidad. 

Otro factor que influye e impulsa el desarrollo de la atención es la aparición de la función planificadora del lenguaje que, junto con la atención voluntaria, permite a los niños iniciarse en el control de la orientación de su atención.

Para entrenar la atención es recomendable hacer actividades cortas de unos 10-15 minutos, que se vayan alargando según el niño vaya madurando en este aspecto. También es bueno que exijan un alto grado de participación del niño, siendo a su vez muy motivadoras y atractivas, de manera que este se dedique en cuerpo y alma a aquello que está haciendo. Los juegos que activan la percepción visual y la memoria tienen un beneficio directo sobre la atención, por eso cuando ya han cumplido 4 años, los juegos como el dominó, el memory, el veo veo, el ¿Quién es quién?, el Lince, juegos con los dados y las cartas, así como aquellos que implican la alternancia de turnos son muy recomendables para desarrollar la capacidad de atender. 



Lejos de lo que pueda parecer, las nuevas tecnologías no son una herramienta adecuada para trabajar la atención. Es cierto que absorben a los niños y se concentran durante un largo periodo de tiempo pero eso no implica que se estén trabajando las funciones superiores del cerebro. Es recomendable limitar y controlar el uso de tabletas y móviles en edades tempranas ya que un abuso puede, no sólo no beneficiar al desarrollo de capacidades como la atención, sino que puede ser perjudicial.

Y es que prestando atención es más fácil aprender cualquier cosa.

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