martes, 15 de marzo de 2016

Quien mucho abarca...

El dicho completo es "quien mucho abarca, poco aprieta" pero desde que soy maestra los niños me lo hacen poner en tela de juicio por varios motivos.

En primer lugar por su capacidad de aprendizaje. Son absorbentes. Capaces de comprender y retener todo aquello que les despierta interés. Está claro que depende de lo que se ponga a su alcance. Pasa como con una buena campaña de marketing: si no generas la necesidad en el consumidor final, nadie comprará tu producto. La cosa más aburrida puede convertirse en la mayor de las diversiones.


En segundo lugar, también he observado que mi tiempo es de mayor duración. Parece casi un milagro. Las horas cunden y sin que te des cuenta eres capaz de enseñar, evaluar, acompañar, reconocer, reñir, distraer, reconducir, sacar el programa adelante, preparar el material, buscar momentos para divertirnos, inculcar valores y hábitos... y además, tener tu vida fuera del colegio.



Esta semana de final de trimestre está siendo intensa. Se concentran las ganas y la motivación de los niños por "estar ocupados" haciendo actividades que les desafíen junto con toda la "parafernalia" que supone cerrar una evaluación. 

Pero como ya he dicho en otras ocasiones, sarna con gusto no pica. Creo que ser maestra de infantil es una de las profesiones más gratificantes que existen. Durante el día son los propios niños los que alimentan mis energías convirtiéndolas casi en inagotables pero, cuando llegas a casa... te sientes en modo "batería baja". Eso sí, satisfecha y plena por todo lo que has almacenado en tu propia SIM. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario