lunes, 18 de julio de 2016

Es algo más

Mi sobrino está a punto de nacer. No es el primero (y quizá tampoco el último en la familia) pero la llegada de un bebé siempre parece novedosa, especial, única.

En Finlandia lo tienen claro. La paternidad ha de ser logísticamente fácil ya que en sí misma ya conlleva muchas responsabilidades y cambios en la vida familiar. 


El hecho de crear un vínculo familiar fuerte es esencial para ayudar a los niños en su desarrollo. Cuando en el ambiente que hay en casa se percibe armonía y acuerdo entre papá y mamá es mucho más fácil para el niño crecer con seguridad y una fuerte autoestima. 

Crear ese vínculo exige trabajo constante, diario, minuto a minuto y supone saber combinar la rutina con la diversión, los límites con la flexibilidad, el afecto con la exigencia... Y todo ello basado en los valores que cada uno queremos transmitir y de los que debemos ser ejemplo.



Es cierto que la familia no la elegimos, nos "tocan" unos padres, hermanos e hijos que están unidos a nosotros por la sangre y por la convivencia. Así como a los amigos los escogemos y los cambiamos a lo largo de los años, la familia nos "viene dada". El caso es que en las amistades somos selectivos, alejamos de nosotros a aquellas personas que nos fallan o que no piensan igual que nosotros pero entre los miembros de una familia, la paciencia, la aceptación, el perdón, el cariño... son más generosos. Los vínculos familiares son más difíciles de romper cuanto más sólidas son las bases sobre las que se cimienta un hogar. Porque la familia es algo más.


Y mientras mi familia en España recibe y conoce al bebé yo sigo en Woodlands Academy viendo como mi inglés y el de las niñas mejora, a la vez que descubro Irlanda. De hecho, ayer fuimos a conocer el Japanese Garden en Kildare y me gustaría compartir la historia con vosotros ya que también es un reflejo de lo importante que es la familia a lo largo de la vida de una persona.

En momentos especiales como el de hoy, en el que un nuevo miembro llega a la estirpe familiar y yo estoy tan lejos de ellos, es cuando más consciente soy de lo importante que es mi familia para mí. Pero como les digo a mis alumnos en Barcelona: "lo que toca, toca y ¡con alegría!"

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