lunes, 11 de julio de 2016

Inmersión

Aquí seguimos, en Woodlands Academy, preparadas para empezar una nueva semana de inmersión. 


En el último post comentábamos la importancia de los idiomas para el desarrollo personal y profesional de los niños. Desde un punto de vista más antropológico, podemos decir que las lenguas son el instrumento principal de comunicación. Al mismo tiempo, el ser humano es esencialmente social, necesita de la interacción con su entorno para desarrollarse y crecer individualmente. Visto así, cuantos más idiomas habla una persona, más capacidad tiene para comunicarse y por lo tanto, más satisfactorio y pleno va a ser su desarrollo personal.

Visto desde la psico-pedagogía, el aprendizaje de distintas lenguas se produce con mayor facilidad cuanto antes se inicia. De hecho, en la etapa del gorjeo y del balbuceo, los bebés, más que palabras entienden entonaciones y expresiones faciales aunque hay autores que aseguran que los bebés son capaces de distinguir idiomas a partir de los 6 meses.

Es un ejercicio agotador el hecho de hablar todo el día, cada día, en un idioma que no es el propio. De hecho, nuestro cerebro trabaja y se desarrolla durante estos procesos comunicativos. Es más, el bilingüismo ayuda a nuestro cerebro a estar más sano, desarrollando conexiones neuronales más complejas que retrasan la aparición de enfermedades como el Alzheimer, y a participar más activamente del resto de actividades de aprendizaje. La adquisición de otras lenguas ayuda a desarrollar la corteza pre-frontal que es la parte del cerebro responsable de las funciones ejecutivas (resolución de problemas, concentración, atención selectiva,...).


Nunca es tarde para aprender, el cerebro adulto también cambia con el aprendizaje. Lo que está claro es que la plasticidad del cerebro infantil permite adquirir una segunda lengua usando las mismas herramientas que para el aprendizaje de la anterior, y lo que es más importante, usando ambos hemisferios del cerebro. A este tipo de bilingüismo se le llama "compuesto". En cambio, un adolescente que se inicia en el aprendizaje de un idioma, ha perdido gran parte de esa plasticidad, sin embargo es capaz de "coordinar" en su cerebro ambas lenguas y de separarlas en distintas situaciones. Para un adulto, dominar una segunda lengua es más complicado. Se denomina "bilingüismo subordinado" a aquel que se aprende a través de las estructuras cerebrales de la lengua materna, y esto es lo que lo hace más dificultoso. En estos casos, el hemisferio que nuestro cerebro utiliza suele ser el izquierdo y por lo tanto el aprendizaje es menos holístico. En las tres situaciones se puede alcanzar un dominio de ambos idiomas, lo que cambia es la dedicación y el esfuerzo que requiere aprenderlos.


Lo que está claro es que el aprendizaje de otras lenguas es siempre beneficioso tanto para nuestro desarrollo intelectual como para el social. 

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