miércoles, 21 de noviembre de 2012

¡Pasapalabra!

El lenguaje es una de las funciones más importantes en el desarrollo del ser humano, causa y consecuencia del mismo.

Dos grandes figuras de la pedagogía postularon distintas opiniones al respecto: para Piaget, el lenguaje se desarrolla tras haber alcanzado la madurez de algunas áreas cognitivas. Para Vygotsky la función social del lenguaje permite el desarrollo de los procesos mentales. Otros autores hicieron grandes aportaciones en las que no profundizamos por no ser este tema el objeto de este post.

Los primeros sonidos, el laleo y el balbuceo desde los primeros meses de vida y hasta los 11 meses, se consideran prelenguaje, esto es, no existe intencionalidad en el mensaje pero sí en la necesidad comunicativa de todo ser humano. 


En torno a los 12 meses aparece la holofrase, donde la intencionalidad comunicativa es clara: nos dirá "parque" para decirnos "quiero ir al parque". A partir de este momento y dependiendo de las habilidades del niño, su carácter y la estimulación, la construcción del lenguaje se dará con mayor o menor facilidad.


Teniendo en cuenta estos datos y partiendo de la premisa que la imitación es una de las herramientas de aprendizaje infantil más utilizada, debemos procurar a los niños un ambiente rico en vocabulario y con construcciones gramaticales correctas, de manera que en sus áreas cerebrales del lenguaje y en su memoria fonológica se vayan creando las estructuras adecuadas.


Es importante reforzar la producción del lenguaje en los niños y evitar "reír las gracias" de aquellas palabras que no pronuncia bien y que a los adultos nos divierten. Hay que prestar especial atención a los verbos irregulares, los cuales convertirá en regulares cuando tenga que usar el participio ("morido" por muerto o "abrido" por abierto). También hay que ayudarle a denominar a las cosas por su nombre de manera que aunque el diga "aba" cada vez que quiere agua, nosotros le respondamos: "¿quieres agua?". Los perros no son "guauguaus", el chupete no es "tete"... ¿Me explico?

No se trata de corregirle diciendo "no se dice tal, se dice...". Se trata de usar sus mismas construcciones de manera correcta, repitiendo el mensaje que nos ha querido transmitir pero sin sus errores, que, por otro lado, son normales para su edad.



Si se detectan dificultades en el desarrollo del lenguaje, lo mejor es comentarlo al pediatra para que, si lo cree conveniente, nos derive a un logopeda. A los 6 años de edad los niños deberían ser capaces de pronunciar correctamente todas las letras (la más difícil es la /rr/), así como de construir oraciones y tener un alto nivel de comprensión oral.

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