jueves, 1 de noviembre de 2012

Leer para soñar

Los cuentos son una herramienta de aprendizaje fascinante: desarrollan la imaginación, la creatividad, el lenguaje, la orientación espacio-temporal, el autoconocimiento,... además de ser una diversión para los niños. También son un chantaje ideal para conseguir que un niño se vaya a dormir. 

La literatura infantil es muy variada tanto en formatos (cuento, abecedario, libros de imágenes, álbumes ilustrados) como en género (rimas, poemas, canciones, diálogos, narraciones...). Hay que saber escoger el adecuado para cada edad y cada momento.

Os dejo un cuento de tradición popular muy divertido para los más mayores. El hecho de jugar con la historia formando una cadena de elementos dependientes les engancha:

"Pues señor, era un granjero tenía una gallina que no quería ponerle un huevo. Entonces va y le dice: 

—Pon un huevo o ya verás. 

Y la gallina que nada, que no quería. Va el señor y le dice al gato: 

—Gato, araña a la gallina, que no quiere poner un huevo. 

Pero el gato dijo que no, que no quería. Y el granjero le dice al perro: 



—Perro, muerde al gato, el gato que no quiere arañar a la gallina, la gallina que no quiere poner un huevo para mí. 



Pero el perro dijo que no, que no quería. Y el granjero le dice al palo: 

—Palo, pega al perro, el perro que no quiere morder al gato, el gato que no quiere arañar a la gallina, la gallina que no quiere poner un huevo para mí. 

Pero el palo dijo que no, que no quería. Y el granjero va y le dice al fuego: 

—Fuego, quema al palo, el palo que no quiere pegar al perro, el perro que no quiere morder al gato, el gato que no quiere arañar a la gallina, la gallina que no quiere poner un huevo para mí. 

Pero el fuego dijo que no, que no quería. Y el granjero salió afuera y llovía mucho, y entonces le dice a un co de agua: 

—Agua, moja al fuego, el fuego que no quiere quemar el palo, el palo que no quiere pegar al perro, el perro que no quiere morder al gato, el gato que no quiere arañar a la gallina, la gallina que no quiere poner un huevo para mí. 

Pero el agua se quedó quieta como un espejo, que no quería. Y el granjero entonces le dijo a la vaca: 

—Vaca, vaquita, bebe el agua, el agua que no quiere mojar el fuego, el fuego que no quiere quemar el palo, el palo que no quiere pegar al perro, el perro que no quiere morder al gato, el gato que no quiere arañar a la gallina, la gallina que no quiere poner un huevo para mí. 

La vaca le miró con esos ojos que tienen las vacas, y como no le había entendido nada, se puso a beber. Y el agua, al sentirse bebida, saltó encima del fuego y lo mojó, y el fuego quemó el palo, y el palo pegó al perro, y el perro mordió al gato, y el gato arañó a la gallina, y la gallina hizo “clo, clo, cló” y puso un huevo chiquito chiquito chiquito, y este cuento se acabó."


Esta otra historia, en cambio, invita a la reflexión. Está editada en formato de álbum ilustrado y tanto sus imágenes como la distribución de las palabras en el soporte hacen que su lectura resulte atractivo. La ilustradora, Rebecca Dautremare tiene un estilo bastante inconfundible, donde predomina el rojo y las figuras poco proporcionadas.

"La gran fábrica de las palabras", texto de Agnès de Lestrade e ilustración de Rebecca Dautremer.


"...A Diego sólo le queda una palabra. La encontró hace mucho tiempo en un contenedor de basura en medio de cientos de cacas de cabra y huesos de pollo. Le tiene mucho cariño a esta palabra. La guardó para cuando llegara un gran día. Y ese día ha llegado..."

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