miércoles, 26 de marzo de 2014

Brigada nocturna (I)

"Si por la noche lloras por no poder ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas" ( R. Tagore).

Así empieza el capítulo 3 el psiquiatra infantil Paulino Castells, en su libro "Nuestros hijos y sus problemas" (Ed. folio). Y es que hay niños que de noche, quisieran pasar el rato viendo estrellas porque el momento de dormir es para ellos un pequeño trauma diario.

Los trastornos en el sueño son una dificultad que afecta tanto al niño que los sufre como a la dinámica familiar. Cuando los niños son pequeños, noche significa soledad. Pierden de vista al adulto que les protege y les cuida y esto provoca una gran inseguridad en algunos de ellos.

Las causas de insomnio infantil son varias. Si se produce por motivos físicos, tienen una solución relativamente sencilla. Si el motivo es psicológico o emocional, la cosa se complica.

En cualquier caso, el primer paso preventivo para este tipo de trastornos es establecer un horario habitual para la rutina del sueño, y por supuesto, cumplirlo a raja tabla. Lo normal es que el niño se adapte. Está permitido en este ritual, sentarse al borde de la cama unos minutos (pocos) para hacer unas caricias o arropar al niño, leer un cuento breve o charlar sobre lo mejor del día pasado y antes de que el niño se duerma: los papás deben abandonar la habitación (como si de un Reality se tratara).

Cuando el niño cumple dos años surgen los primeros miedos, encabezando la lista el miedo a la oscuridad. Puede alargarse hasta los cinco años, a los seis se puede solapar con el miedo a la muerte (según afirma Castells, principalmente de la madre). En esta situación se pueden dejar luces encendidas y puertas abiertas para aliviar su ansiedad. 

Entre medio, los cuentos y las películas van haciendo mella en su memoria y el temor lo producen animales o personajes fantásticos que parece que vayan a invadir su cama. Las sombras, las cortinas, los huecos tras la puerta o bajo la cama y los ruidos suelen ser otro causante de insomnio.

Como son tan miedosos como listos, los niños tienen sus propias estrategias "anti-insomnio": llevar a la cama objetos preferidos que se convierten en sus protectores, realizar un ritual de adormecimiento al acostarse (movimientos repetitivos, monólogos, colocar objetos guardianes que van a vigilar por la noche...). Eso sí, lo que ellos quisieran por encima de todo es que mamá o papá se quedaran a su lado hasta que se durmieran definitivamente.

Los papás, como medida preventiva, pueden ahorrar a los niños imágenes violentas, sustos, cuentos terroríficos... 

Yo no recuerdo que fuera por miedo, pero mi ritual nocturno era pedirle a mi hermana que pusiera "la canción de dormir":


¡No fallaba!

En el próximo post seguiremos hablando del insomnio y sus efectos colaterales.

2 comentarios:

  1. Ostras!

    No me acordaba de "Sacrifice"!!
    Qué años...
    Trataré de probar con mis hijos el truco que funcionaba con mi querida hermana ;-)

    m.

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  2. Qué tiempos aquellos...!!!

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