domingo, 10 de agosto de 2014

Lágrimas negras

Llantos sin sentido, sin razón justificable, porque no saben que les pasa o porque no quieren que les pase lo que les está a punto de suceder.

Los niños lloran con o sin causa porque es un medio más de expresar sensaciones, sentimientos o necesidades que a veces no son capaces de transformar en palabras.

No sabría decir si esta niña llora porque realmente siente lo que dice o porque ha tenido "un día duro" y es hora de irse a la cama, en cualquier caso su discurso me parece precioso:



No todos los llantos deben ser atendidos de la misma manera. Los que comentábamos al principio deben acogerse con ternura y paciencia y tienen que servir para ayudar al niño a desarrollar sus habilidades comunicativas, establecer vínculos afectivos...

Luego hay otro tipo de llantos: las pataletas, los celos, la falta de autocontrol, la baja tolerancia a la frustración. En estos casos hemos de llevar más cuidado con nuestra actuación. El cariño y el afecto no deben faltar acompañando a la autoridad y a la coherencia.

Si el niño coge un berrinche porque no le hemos comprado algo, explicándole plácidamente que no se puede tener siempre todo lo que se quiere podemos dejarle llorar tranquilamente hasta que se le pase el disgusto. Si en cambio llora porque su hermano le ha quitado esto o lo otro, vamos a intentar que entre ellos solucionen el problema, sin lágrimas ni peleas.

Si las lágrimas son por causa de una reprimenda que a su vez es consecuencia de su desobediencia, no debemos consolarlo. Tiene que entender que no estamos rectificando. Tenía que obedecer y no lo ha hecho, lo adecuado es corregir su conducta para ayudarle a mejorar.

¡Cuántas lágrimas negras se derraman de niño! Pero qué pocas de éstas recordamos cuando ya somos adultos

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