lunes, 29 de septiembre de 2014

Once upon a time

La vida es un don, un regalo con el que nos encontramos, que nace de dos células microscópicas y que, si nos paramos a pensar, desde el primer minuto es un devenir de cosas extraordinarias. Desde la formación del feto hasta la muerte, no hay un día igual en la vida de las personas.




Es precioso ver como, sobre todo al principio, todo cambia tan rápido. Y así debe ser; no aferremos a nuestros niños a etapas que no les corresponden ni hagamos que corran más de lo que deben. Todo tiene su momento.

En los primeros años de vida todo es fascinante. Los cambios en el físico, en el intelecto y en la personalidad de los niños se producen de forma incesante. La dirección de estos cambios depende de las personas y el entorno que les rodea.

La vida es un camino que se recorre día a día. La felicidad está en el recorrido, no a su final. Llenemos la vida de los niños de momentos felices, atendiendo a lo que hemos ido viendo respecto a los hábitos, los valores, la coherencia educativa, las etiquetas, la autoestima... Es un puzzle de millones de piezas, pero al final, todas encajan.

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