martes, 9 de septiembre de 2014

Posibilidades infinitas

Actualmente en la escuela, el niño es el centro del aprendizaje, de manera que todo aquello que queremos que aprenda debe partir de su propio interés. Pero no basta sólo con esto. Creo que hay dos elementos más que tienen un factor decisivo en su aprendizaje: autonomía y metacognición (de la que hablaremos en el próximo post).

Autonomía no es independencia o abandono. Es la capacidad de uno mismo para resolver solo y con éxito cualquier circunstancia que se presente. Para edades tempranas podemos considerar distintas áreas en las que el niño puede ser autónomo, vayamos desgranándolas:

  • Motricidad: demos libertad de movimiento, "arriesgando" en el límite seguro. Que gatee, que suba, que baje, que salte, que haga equilibrio sobre los bordillos, que camine siguiendo una línea, que baile sin control, que haga puntería o se meta en la portería, que chute, que salte a la cuerda y a pata coja, que vaya en bici o en patinete... Además de inculcar un hábito saludable como es el deporte, ayudaremos a desarrollar la orientación espacio-temporal, la coordinación, atención, etc. 
  • Lenguaje: dejar hablar, preguntar y dejar responder, no interrumpir, no acabar las frases por ellos, corregir con delicadeza y con la conciencia de que el error y la repetición forman parte del aprendizaje. Enseñarle con el ejemplo a hablar correctamente, llamando a las cosas por su nombre.
  • Hábitos: asearse, vestirse, peinarse, controlar esfínteres, ponerse los zapatos, recoger su ropa, ordenar sus cosas, saber toser y estornudar con la mano en la boca, llevar los desperdicios a la basura, tener un encargo y cumplirlo, y... con la comida... de todo, sentado y sin necesidad de distracciones. Usar las normas de cortesía y mirar a los ojos de su interlocutor.
  • El chupete, los pañales y el salir de la cama antes de que suene el despertador deberan ir desapareciendo paulatinamente.

Creo que ya lo he comentado en otras entradas, pero me gusta recordar lo que decía Maria Montessori: 

"Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo"

El proceso del desarrollo de la autonomía no tiene un plazo determinado. En las situaciones cotidianas que irán sucediendo de manera natural podemos promoverla, explotando todo el potencial del niño. Si sabemos cómo hacerlo iremos viendo progresos en seguida.

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