lunes, 3 de agosto de 2015

Cántame algo

Hoy el post corre a cargo de Núria Tamayo, compañera en Highlands Barcelona y artista. Núria es cantante, tiene su propio grupo de música y una voz preciosa. De la suma de sus dos vocaciones, la enseñanza y la canción, nació su interés por la musicoterapia y le pedí que la compartiera su experiencia con Pasito de Gigante. Esto es lo que nos cuenta:

La musicoterapia se basa en el uso de la música con finalidades terapéuticas. El objetivo que tiene el musicoterapeuta no es el de enseñar a cantar o a tocar un instrumento sino que va más allá: a través de la música y los elementos musicales esta disciplina ayuda a las personas a expresarse, vincularse, mejorar sus habilidades, recuperar su memoria, mejorar su estado de ánimo, etc. Abarca campos de la medicina muy amplios y en países como Estados Unidos hay Hospitales que tienen su propio departamento de musicoterapia. La implantación en España está siendo más lenta y su uso actualmente se da, sobre todo en personas mayores y en niños con necesidades educativas especiales. 
Estuve durante un tiempo en la  unidad neonatal del hospital de Terrassa donde mi trabajo como musicoterapeuta, además de la terapia musical, consistía en dar algunos consejos a todas aquellas que mamás que acababan de estrenar su maternidad. 

Cuando un bebé llega al mundo, todo es desconocido para él excepto la voz de su madre, que puede escuchar desde el cuarto mes de gestación. Así, esa voz que le resulta familiar va a tener un gran poder calmante sobre él. Si interactuamos con el recién nacido, usando nuestro tono de  voz más dulce, le recordaremos sus apacibles días en la barriga de mamá, cuando tenía  todas las necesidades cubiertas; por eso es tan importante la interacción madre-hijo desde el primer momento. Y qué mejor manera de evocar esos momentos utilizando el canto para conectar con el bebé.  
Desde tiempos inmemoriales las madres han cantado a sus bebés y la muestra es la cantidad de canciones de cuna que se transmiten de generación en generación, siendo un elemento universal ya que no hay ninguna cultura que carezca de ellas. Aunque los bebes no entiendan lo que decimos todavía, son perfectamente capaces de descifrar el lenguaje no verbal, detectando a través de nuestro tono de voz las emociones que queremos transmitirles a la vez que se activa el proceso de adquisición del lenguaje en la fascinante mente del recién nacido.
Parece que el canto materno está cayendo en desuso. Algunas mamás que acuden a mis sesiones comentan que eso de cantar no es lo suyo, que no saben, que no habían cantado antes, “yo prefiero poner un CD y que el niño escuche las canciones grabadas” me decía otra mamá. Y es que en nuestra sociedad parece que la música sea solo cosa de  profesionales y el resto ha de limitarse a ser espectador. ¡Gran error! El bebé está deseando escuchar a su mamá y su voz va a ser la que le dé mayor seguridad y afectividad. Otras mamás comentan que no saben qué cantar; yo les aconsejaba que preguntaran a sus madres, sus abuelas, sus tías por las canciones de su infancia. Qué bonito poder cantar las canciones que fueron sus nanas al recién llegado. Así, desde bien pequeñito y con algo tan sencillo y poderoso como una canción, se está transmitiendo al bebé un pedacito de la identidad cultural de su familia. Y si no se acuerdan de la letra, pues a tararear con sonidos vocálicos o cantar la canción utilizando el nombre del bebé… Inventar y dejarse llevar… Aquí os muestro un vídeo donde enseño a una mamá que está con su bebé en la unidad neonatal,  una pequeña melodía inventada usando el nombre de su recién nacido:

Por otro lado, hay que tener en cuenta los beneficios que obtenemos cuando cantamos: regula nuestra frecuencia respiratoria, libera endorfinas y oxitocina (la misma hormona que se libera cuando se amamanta al bebé), transmite al bebé las sensaciones que experimentamos cantando.
Animo a mamás y papás a cantar a sus bebés, ya que es algo que está al alcance de todos. ¡Vuestros pequeños os lo agradecerán y el vínculo con ellos crecerá todavía más!

Gracias Miss Núria por tus dulces y serenos consejos, son un vivo reflejo de ti. Ha sido un placer tenerte como experta en Pasito de Gigante. 

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