lunes, 9 de noviembre de 2015

Con-sentido

Un espacio, una pausa, un guión... pueden suponer una gran diferencia: por que no es lo mismo con  sentido que consentido. Ya está el humor español para encontrar el chiste fácil :p

Ahora bien, ambas, con sentido y consentido, tienen una relación inversamente proporcional. Cuanto más consentido está un niño, con menos sentido lo educan sus padres. Cuanto más sentido común tiene un niño, más exigentes han sido con él, más decisiones ha tenido que tomar y más consecuencias ha asumido. Obviamente, adecuadas a su nivel y a su edad.


Los padres con sentido, ponen límites a sus hijos y les dicen "no" cuando es necesario. Sus hijos se sienten seguros porque saben qué se espera de ellos, qué está bien y qué está mal, cómo deben comportarse en cada situación...

Los niños consentidos suelen ser déspotas, poco colaboradores, comodones, faltos de hábitos de conducta y ajenos al concepto de responsabilidad. El verdadero problema no es este, si no que de no tomarse medidas a tiempo, nos encontraremos con una generación de adultos incompetentes, acostumbrados a tenerlo todo fácil, hecho, logrado sin el más mínimo esfuerzo. Evitar que realicen sus tareas diarias no los hará mejores, ni más buenos. No guardarán mejor recuerdo de su infancia. Les hará indefensos en el futuro.


En un artículo publicado en La Vanguardia en 2009, desde la Fundación Pere Tarrés, su entonces director general advertía: 
Se trata de transmitir tres valores -orden, esfuerzo, respeto- enseñando al pequeño a recoger los juguetes y por cansado que esté, exigirle que lo haga cada día. Así interiorizará ese comportamiento. Y como eso, todo. Nunca eximirle porque estudia mucho (o porque es pequeño, aportación personal).
El egocentrismo propio de la primera edad acompañado de la indiferencia, la indulgencia, o la condescendencia de los padres... es una mala combinación para una dar a los niños una buena educación. Desemboca en falta de autocontrol y de inseguridad durante la infancia que, para cuando llega la adolescencia ya es, quizá, demasiado tarde tratar de corregir.


Es importante transmitirles el sentido de responsabilidad y la cultura del esfuerzo con tareas concretas ya adaptadas a su edad de manera que con normas, pautas, límites, cariño, ejemplo y alegría hagan por sí mismo las cosas con-sentido.

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