martes, 13 de enero de 2015

Club de fans

Los niños son fanáticos. En el buen sentido, pero lo son. Organizan clubs de fans individuales, de los que siempre se sienten presidentes y más socios que nadie.

Son los mejores fans de sus papás y sus mamás. Incondicionales de las profesoras con las que empatizan o con las que se sienten seguros, queridos, valorados. Son fans de superhéroes y princesas, de futbolistas o incluso de alguna amiga o amigo con el que juegan en el patio. Tanto, que lo que éstos dicen va a misa, y no hay más que hablar.


Es sabido que el fanatismo no es bueno. Para evitarlo, debemos procurar que tomen sus propias decisiones siempre que sea posible. No se trata de que decidan el menú de la familia o adonde ir el fin de semana sino de pintar su dibujo con el color que consideren más adecuado, independientemente del que usa su hermano, de jugar a aquello que les apetezca, de razonar y rebatir sus opiniones y las de los demás.


En niños pequeños, cuya personalidad está en desarrollo, es complicado lograrlo pero es muy factible entrenarlo. De hecho, el vídeo muestra como desde muy pequeños, los niños son testarudos como para defender su argumento hasta el límite. Precisamente por eso, aquellos que tenemos cierto poder sobre los niños y sobre sus decisiones/actuaciones, somos los primeros responsables en inculcarles el espíritu de mejora y la huella personal que nos hace ser únicos y nos distingue a unos de otros.



Hoy Enrique Rojas ha publicado en su Facebook: "Educar es convertir a alguien en persona más libre e independiente, con más criterio. Ser individuo capaz de pilotar la propia vida con arreglo a unas normas humanísticas. Por eso toda educación positiva humaniza y libera al hombre, llenándolo de amor." 

Al final, si nos regimos por el criterio y el amor, todos seríamos mejores.

Contradiciendo todo lo anterior: soy MUY FAN de los niños.

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