Hoy no escribo yo el post, lo firma Mario Bergoglio en calidad de Papa Francisco. Es obvio que no lo escribió para Pasito de Gigante, pero creo que no le falta razón en lo que dice y que sus palabras pueden sernos de gran ayuda. Independientemente de la fe o la opción espiritual que hayamos escogido, vale la pena que reflexionemos sobre esto.
Todo deriva de un tuit que escribió Su Santidad el día de San Valentín y culminó con el discurso que proclamó en la Plaza de San Pedro ese mismo dia. Para compartirlo con vosotros utilizaré una de las transcripciones que se han publicado online.
Hoy en nuestras familias, en nuestro mundo, a menudo violento y
arrogante, hace falta mucha más cortesía. Y esto puede comenzar en casa.
El amor verdadero no se impone
con dureza y agresividad, sino con cortesía.
Además, Francisco recordó a los jóvenes la necesidad de usar siempre
las palabras permiso, gracias y perdón.
“Pedir permiso -explicó- significa saber entrar con cortesía en la vida
de los otros. A veces en cambio se usan modos un poco pesados, como algunos
zapatos de montaña”.
Además la “gratitud”, afirmó, es “una flor que crece en tierra noble:
es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor”.
“Decirse gracias mutuamente, para cada cosa. No es una palabra amable
que hay que usar con los extraños, para ser educados. Hay que saber decirse
gracias, para avanzar bien juntos”, agregó Francisco.
El otro consejo es pedir siempre perdón, según el Sumo Pontífice.
“En general cada uno de nosotros está listo para acusar al otro y
justificarse a sí mismo. Es un instinto que está en el origen de muchos
desastres. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir disculpas”,
resaltó.
“También así -dijo- crece una familia cristiana. Sabemos todos que no
existe la familia perfecta, y ni siquiera el marido perfecto, o la esposa
perfecta. No hablemos de la suegra perfecta”, agregó el Papa con una sonrisa.
Francisco admitió que “es habitual pelear entre esposos” y puede
ocurrir también que “vuele algún plato”.
“Pero por favor recuerden esto, nunca terminen el día sin hacer las
paces. Este es un secreto, un secreto para conservar el amor”, sugirió.
“Si terminas el día sin hacer las paces -concluyó- lo que tienes dentro
al día siguiente es frío, es duro, es más difícil hacer las paces. Si
aprendemos a pedirnos perdón y a perdonarnos mutuamente el matrimonio durará e
irá hacia adelante”.
Ya habíamos hablado aquí de la importancia de tener siempre en nuestro
léxico activo palabras como gracias, te quiero o perdóname. Me alegra que Su
Santidad lo corrobore, estamos totalmente de acuerdo.
Ahora que disponemos de más tiempo de convivencia y de menos
obligaciones, acerquémonos lo máximo posible a la perfección familiar.
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